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‘Limpiar’ la energía

29 junio 2006

Grupos de desarrollo y del medio ambiente critican fuertemente el plan del Banco Mundial, Energía Limpia y Desarrollo: hacia un Marco de Inversión, por su perversa definición de la energía limpia, por permitir que los países que más crean contaminación en el Norte no presenten cuentas, y por su negligencia con las necesidades de los habitantes pobres de las áreas rurales.

Hay dudas y preguntas sobre la relación de este marco de trabajo con el régimen internacional establecido bajo el Marco de Trabajo de la Convención sobre Cambio Climático de la ONU, sobre su énfasis en los abordajes basados en el mercado para solucionar el cambio climático y el acceso a la energía, y sobre si sus recomendaciones serán transformadas en políticas del Banco y en condiciones para préstamos.

Este marco de trabajo llega como respuesta a las llamadas a los G8 en la cumbre de julio de 2005 de crear «un nuevo marco de trabajo para la energía limpia y el desarrollo» (ver Boletín 47). La primera fase, que debe ser completada en las reuniones anuales de Banco y el FMI en Singapur en septiembre de 2006, incluirá un análisis de la eficacia de los instrumentos existentes de las IFIs para dirigir: las necesidades a largo plazo de los países en desarrollo; la mitigación de las emisiones de gas del efecto invernadero; y las necesidades de adaptación de los países en desarrollo. Se deberá completar un programa a largo plazo sobre las actividades a nivel nacional y una investigación global, a ser realizada por la cumbre del G8 en Japón, en 2008. Las opciones de implementación incluyen: el uso de ‘instrumentos innovativos financieros’; las finanzas públicas como el principal impulsador de la adaptación; un papel más amplio para la Facilidad Global Ambiental (Global Environment Facility) al dar fondos para la adaptación; y las finanzas privadas como el mecanismo dominante para el suministro de energía.

A pesar de que el marco de trabajo tiene el mandato de invertir en energía limpia, éste incluye propuestas de tecnologías de carbón sin probar, poder nuclear y grandes hidroeléctricas como soluciones al calentamiento global. Aunque identifica fuentes de energía descentralizada y renovable, tales como el viento, las mini-hidroeléctricas, el fotovoltaico solar y el biogás, así como también las soluciones de bajo costo para el cambio climático, solo da una prioridad mínima a tales soluciones en el portafolio actual de préstamos del Banco. El marco de trabajo, en cambio, se enfoca en redes eléctricas de suministro centralizadas descuidando el hecho de que casi 1.6 billones de personas viven en comunidades que no están conectadas a estas redes de suministro. Andrew Pendleton de la ONG británica Christian Aid, declaró estar muy sorprendido por «la increíble falta de referencia a las personas viviendo en la pobreza, para quienes la mayor parte de este marco de trabajo será completamente irrelevante.»

No hay ninguna indicación por parte del Banco Mundial de si los préstamos para la energía vayan a ser reorientados para reflejar las recomendaciones del marco de trabajo. Robert Watson, científico jefe del Banco Mundial declaró que dar cifras al respecto sería «prematuro.»

El marco de trabajo dice «tomar una perspectiva global no basada en el punto de vista del Banco», sin embargo falla al no enfatizar la contribución del Norte a las emisiones de bióxido de carbono global, y tampoco pide que haya una reducción más grande de las emisiones bajo el segundo período de compromisos del Protocolo de Kyoto.

ONGs ambientalistas afirman que por su alta inversión en combustibles fósiles, el Banco no es la institución adecuada para orientar los problemas «del clima, la energía y el desarrollo.» En su lugar, debería crearse un régimen eficaz multilateral bajo la Convención sobre el Cambio Climático de la ONU, manejado por organismos de la ONU como la Comisión de Desarrollo Sostenible. «La política de combustibles fósiles del Banco nulifica los efectos de la solución climática que pretende ofrecer» dice Larry Lohmann miembro de The Corner House, un comité de expertos (think-tank) británico.

El Instituto de Estudios Políticos (IPS – The Institute for Policy Studies) en Washington, estipula que el Banco todavía necesita llevar a cabo una evaluación completa del impacto climático de todos sus préstamos. IPS afirma que los proyectos de petróleo, gas y carbón financiados por el Banco Mundial desde 1992, liberarán durante su existencia más de 43 billones de toneladas de bióxido de carbono. El Banco también ignoró su propia revisión de las Industrias Extractivas de 2004, la cual recomendó que la institución suspendiera todas las inversiones en petróleo y carbón para el año 2008, con base en que son dañinas para las personas más pobres.

Carbón limpio y grandes hidroeléctricas

Watson dice que era realista dar prioridad al carbón sobre el viento y la energía solar, dado que esta última solo representa un tres por ciento de la producción de energía en el mundo. «No creo que haya necesidad de disculparse al decir que se puede usar carbón, si se transforma éste para que sea amable con el medio ambiente.»

A pesar de los hallazgos de la Comisión Mundial de Represas, las grandes hidroeléctricas son centrales en este marco de trabajo, especialmente para Brasil, India y el Sub-Sahara africano. Esto no tiene en cuenta los devastadores impactos sociales y ambientales y las emisiones de gas productoras del efecto invernadero de las grandes represas en las regiones tropicales. En el año fiscal 2005, 60 por ciento del apoyo del Banco a «la energía renovable y eficiente» se concentró en solo cinco grandes proyectos hidroeléctricos.