Gobernanza de las IFI

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Defectuoso el trabajo en salud del Banco Mundial

Todavía siguen empujando la privatización de los servicios

27 julio 2009

Una reciente evaluación del trabajo en salud del Banco Mundial lo condena criticando su acercamiento de prestamista especialmente en África. Al mismo tiempo el Banco continúa empujando la privatización de los servicios públicos tales como el agua, la educación y el agua, a pesar de la fiera oposición.

Un informe del Grupo de Evaluación Independiente del Banco Mundial (IEG – Independent Evaluation Group) reporta sobre casi $18.000 millones invertidos en proyectos en la salud, la nutrición y la población desde 1997 a 2008 a través del Grupo del Banco Mundial. El informe evaluó y calificó 220 proyectos de acuerdo con lo bien que cumplieron sus objetivos declarados, no importa qué tan buenos fueran estos. De resultados muy satisfactorios casi nunca se había oído, y solo las dos terceras partes de los proyectos tuvieron resultados más o menos satisfactorios o un poco mejor. Los proyectos en África fueron ‘particularmente débiles’ ya que solo el 27 por ciento logró resultados satisfactorios. En general, solo el 29 por ciento de los proyectos independientes de VIH tuvieron resultados satisfactorios, cayendo al 18 por ciento en África.

El IEG, repitiendo la consistente crítica de informes pasados, encontró que el monitoreo y la evaluación «seguían siendo débiles», y que «la evaluación prácticamente casi nunca se hacía.» Solo un 27 por ciento de los proyectos tuvo un monitoreo «bueno o superior» y evaluación de las estructuras. Esto condujo a «objetivos irrelevantes, diseños de proyecto inapropiados, metas no realistas, e incapacidad de medir la efectividad de las intervenciones.»

Incluso los proyectos que cumplieron con sus objetivos «pueden estar funcionando a niveles sustanciales más bajos de lo que los resultados sugieren.» Por ejemplo, una evaluación de campo de un programa hindú mostró que «más de la mitad de las piezas del equipo para el proyecto no habían sido entregadas o instaladas,» mientras que se encontraron «serias deficiencias de construcción» en el Proyecto de Desarrollo de Sistemas de Salud en Orissa, en edificios que habían sido reportados como completados y funcionando de acuerdo con las especificaciones.» El informe también encontró que los proyectos a favor de las personas pobres eran solo la mitad del total, y que solo el 13 por ciento de los proyectos tenía un objetivo específico para la reducción de la pobreza.

Una revisión de marzo de 2009, sobre la implementación de la nueva estrategia del sector de salud, que había sido aprobada a mediados de 2007 (ver Boletín 56), también tubo malas noticias para el Banco Mundial. A pesar de las afirmaciones del Banco al IEG en respuesta a su informe, de que el Banco reconoció los problemas de desempeño del proyecto de salud en 2007, la revisión informa que en los datos de los resultados para los primeros 20 meses de la nueva estrategia solo encontró resultados satisfactorios en el 52 por ciento de los proyectos del Banco Mundial en todo el mundo.

El Subsahara Africano tiene la mayoría de los proyectos, pero una marcación lamentable de proyectos satisfactorios de solo un 25 por ciento. La mayoría de los proyectos habían empezado antes de que se hubiera adoptado la nueva estrategia, y los resultados muestran la falta de voluntad e interés para adaptarla a los proyectos existentes con base en las lecciones aprendidas. Crucialmente, la revisión admite que la gerencia del Banco no dedicó suficientes fondos para implementar la nueva estrategia sino hasta un año después de haberla finalizado.

Las ONGs han comparado claramente los resultados de la evaluación IEG con la evaluación del impacto hecha por el Fondo Global en la Lucha contra el SIDA, Tuberculosis y Malaria, de la cual algunos activistas de campañas consideran es más efectiva. La evaluación de los resultados encontró que por lo general el 75 por ciento del portafolio recibió marcaciones altas, al tiempo que solo el 5 por ciento mostró «un desempeño inaceptable». En África el 69 por ciento de los programas recibió las más altas marcaciones mientras que solo el 6 por ciento mostró «un desempeño inaceptable.»

El desempeño del Banco es tan bajo que algunas de las recomendaciones IEG reiteran lo obvio: «llevar a cabo un análisis institucional minucioso, incluyendo una evaluación de las alternativas, para que sea un diseño de proyecto más realista»; «supervisión en el terreno por el Banco y el prestatario para asegurarse de que el trabajo civil, el equipo y otros insumos sean entregados según especificaciones, de que estén funcionando, y sean mantenidos»; y «monitorear la salud, la nutrición y los resultados de población para las personas pobres como quieran que se hayan definido.» Adicionalmente la revisión pide proyectos menos complejos, reformas en fases, una mejor evaluación de las decisiones para dedicar fondos para enfermedades específicas, y también incentivos para el personal en su trabajo de monitoreo y evaluación.

A pesar de las preocupaciones de la sociedad civil, el IEG recomendó que la CIF «apoyara las asociaciones público-privadas con su servicio de asesoría a gobiernos e industria y con sus inversiones, con la expansión de éstas en el seguro de salud.» Sin embargo, el IEG también sugirió una contribución más innovativa que la CIF podría hacer para las personas pobres: «expansión de las inversiones en medicamentos y tecnologías de bajo costo que respondieran a los problemas de las personas pobres.»

La gerencia básicamente aceptó todas las recomendaciones IEG, y en la revisión de la implementación de la estrategia admitió «todavía falta mucho por hacer durante la próxima fase de la implementación de la estrategia.» Con ello se produce una plétora de metas de reforma para el año fiscal 2010.

Emma Seery, Jefe de Servicios Esenciales en la ONG Oxfam dijo que el informe IEG «cuestiona las decisiones del gobierno británico de utilizar al Banco Mundial como una parte central de sus esfuerzos para mejorar los servicios de salud en los países pobres.»

Todavía empujando la salud privada

A finales de abril de 2009, justo después de la publicación de la evaluación, el Banco Mundial dijo que estaba triplicando su apoyo al sector de la salud, y que planeaba gastar $3.100 millones. Sin embargo, la sociedad civil continúa escéptica del enfoque del Banco sobre el rol del sector privado como proveedor de los servicios de la salud (ver Boletín 65).

El brazo para el sector privado del Banco Mundial, la CIF – Corporación Internacional Financiera (IFC – International Finance Corporation), decidió a principios de junio de 2009, invertir $20 millones en el Fondo Africano de Salud, un fondo de equidad privado que se enfoca en el seguro de salud del sector privado. Este Fondo será manejado por Aureos Capital, organización con base en Londres. Sin embargo, el uso de un Fondo de Equidad Privado significa que la CIF no puede dirigir las inversiones o garantizar la aplicación de las salvaguardas o de los estándares de cumplimiento, y menos aun realizar evaluaciones de desarrollo sobre los resultados de los proyectos finales.

Un documento de la coalición de ONGs de mayo de 2008 deplora el interés pasajero de la escogencia de las inversiones en los seguros privados de salud, diciendo que hay poca evidencia de su efectividad. Se anota que el seguro de salud privado «es conocido por ser poco equitativo a menos de que las personas pobres tengan un subsidio. Como se puede ver en Estados Unidos, [seguro privado de salud], sin la intervención de un gobierno fuerte esta modalidad puede llevar al alza en los costos y a un acceso poco equitativo [de los servicios].»

Un documento reciente sobre la provisión de la terapia antirretroviral (ART – anti-retroviral therapy) en India ha echado leña al fuego del debate sobre cuál es la mejor provisión de la salud: la pública o la privada. El Dr. Mead Over, un economista senior en el grupo de pensadores del Centro Global para el Desarrollo en EE.UU., encontró que el cuidado de baja calidad de la salud tiene efectos negativos más allá del paciente que recibe la atención, y concluye diciendo: «la entrega del ART por el sector público puede ser justificada no solo porque protege a los pacientes pobres con SIDA de gastos de salud catastróficos, sino también porque puede diferencialmente ‘dejar a un lado’ (crowd out) el tratamiento para el SIDA más barato (y seguramente el peor) que provee el sector privado. Si este ‘dejar a un lado’ reduce o pospone el desarrollo y contagio del VIH resistente al medicamento, ésta es una razón importante para preferir la entrega del sector público sobre el privado.»

Empujando la educación privada…

Un reciente informe del Banco ha proclamado las asociaciones público privadas (PPPs – public-private partnerships) como la mejor forma de entregar la educación en los países en desarrollo. El informe afirma que «La evidencia existente en todo el mundo muestra que la correlación entre la provisión privada de la educación y los indicadores de la calidad de la educación es positiva, lo cual sugiere que el sector privado puede entregar altos niveles de educación a bajo costo.»

La Campaña Global para la Educación, sin embargo, señaló que lo anterior entra en directa contradicción con los resultados del Informe de Monitoreo Global de Educación para Todos de la UNESCO, el cual afirma: «las asociaciones público privadas tienen un record ambivalente y modesto de logros de aprendizaje y equidad. Además las escuelas privadas con bajas matrículas son un síntoma de la falla en la provisión pública y no una solución al problema. La lección: Trasferir la responsabilidad a las comunidades, a las/los padres y proveedores privados no es un sustituto para la corrección de los sistemas del sector de la educación público privada.»

… Y también empujando el agua privada

La CIF también está planeando aumentar sus inversiones en Veolia Voda, una de las principales compañías de suministro de agua en el mundo, con lo cual de nuevo se hacen las preguntas sobre el dudoso impacto para el desarrollo de las instituciones públicas al proveer financiación a grandes compañías occidentales para operar en los países en desarrollo. Los propuestos 50 millones de euros ($70 millones) serán utilizados para expandir las operaciones de la compañía en agua y saneamiento en las regiones menos desarrolladas de Ucrania y Rusia.

El Banco también está planeando prestar más dinero al gobierno senegalés para proyectos de agua, incluyendo un contrato con una subsidiaria de la multinacional francesa Bouygues. Los $50 millones serán utilizados extendiendo el contrato al proveedor privado en las áreas rurales, tanto como en la expansión de la participación del sector privado en las áreas rurales. Hawa Ba, de la oficina senegalesa de la ONG Fahamu anotó, «El proceso de privatización dejó el derecho al acceso al agua relegado… a un nivel más bajo de prioridad.»

También se produce el espectro del «vacío de inversión». Un documento de trabajo por Hulya Dagdeviren y Simon Robertson, del Centro Internacional de la Pobreza de PNUD, encontró que la inversión en el sector del agua por los actores privados no reemplazaba el declive en la inversión pública en las barriadas de África. El documento arroja «serias dudas sobre las potenciales ganancias de la red de privatización de los servicios en los países donde los problemas de planeación y desarrollo continúan. También continúan las preocupaciones sobre los precios y la calidad de los servicios provistos por los vendedores del agua en pequeña escala. En últimas, estas preocupaciones pueden ser resueltas invirtiendo en la expansión de la red de servicios públicos del agua y el saneamiento.»

Otro documento de trabajo en el mismo Centro escrito por Kate Bayliss, refuerza este argumento. Ella dice que la participación del sector privado fue teóricamente para trasferir el riesgo y la responsabilidad al sector privado. Sin embargo, las iniciativas del Banco Mundial, de la CIF y de los donantes significan que «como resultado, están en oferta para el sector privado los aspectos menos retadores y más lucrativos de la entrega, los cuales están firmemente delimitados y protegidos por garantías. Los riesgos no han sido reducidos sino trasferidos. Como consecuencia, los gobiernos africanos, los contribuyentes pagadores de impuestos y las/los usuarios al final de la cadena cargan con los niveles de riesgo para acomodar las prioridades de los inversionistas.» Bayliss reconoce que los marcos de trabajo para la privatización han cambiado y ahora son más flexibles, pero todavía no enfrentan o resuelven los problemas subyacentes. «Los esfuerzos realizados para atraer el sector privado potencialmente menoscaban el desarrollo de políticas integradas y cohesivas gubernamentales a largo plazo. Los sectores necesitan una estrategia coherente en vez de ad hoc intentos de privatización.»