Desde 2003 ha habido dos intentos de empezar un diálogo entre el Banco Mundial y la sociedad civil sobre asuntos relacionados con el agua. Sin embargo, ambos intentos no llegaron muy lejos.
El primero fue liderado por las organizaciones de la sociedad civil (OSCs) con sede en Washington. Se llegó a tener algunas reuniones en Washington y a formular propuestas sobre cómo involucrar a las organizaciones de la sociedad civil del Sur que trabajan en los movimientos en contra de la privatización. El segundo intento fue dirigido por las OSCs con sede en Londres, centrado en el suministro del agua y los servicios sanitarios. Este intento involucrió a movimientos sociales del Sur y a ONGs trabajando en servicio de entrega, pero solo llegó hasta un programa convenido de investigaciones conjuntas y al acuerdo de ejecutar miás trabajo sobre ciómo recobrar los costos en los servicios del agua urbana. Muchos de los líderes de los movimientos sociales de antiprivatización invitados al segundo intento lo boicotearon.
En Washington desde la explosión de las demostraciones antiprivatización en todo el mundo, ha existido una presión interna sobre los funcionarios del agua del Banco para empezar diálogos con la sociedad civil. El movimiento antiprivatización no solo estaba frenando la inversión en el sector (y por lo tanto bloqueando los préstamos del Banco al sector), sino también paralizando las reformas más necesarias en servicios públicos de suministro de agua para las personas más pobres.
Así pues, ¿por qué fallaron los diálogos? En la primera ronda, se vio claro que los funcionarios del agua del Banco no tenían clara la dirección del diálogo, aparte de que era un intercambio de palabras y tal vez un acuerdo de estar en desacuerdo. En el Banco en ese tiempo, algunos gerentes de tarea querían expandir el diálogo a aquellas OSCs con experiencia directa en la entrega de los servicios del agua, para mantener así los diálogos en terreno práctico. Sin embargo, antes de que esto pudiera suceder las charlas se vieron interrumpidas por los mismos funcionarios del agua del Banco.
El Banco empezó la segunda ronda con más compromiso de parte de sus empleados. El diálogo en esta ocasión se centró en el suministro del agua y de los servicios sanitarios urbanos – la privatización era solo uno de los aspectos. El compromiso llevado a cabo con actividades para implementar los acuerdos fueron: El Banco circulaba la información sobre proyectos en curso y los gerentes de tarea actuaban como anfitriones de las OSCs al comienzo del diálogo sobre la recuperación de costos.
Este compromiso surgió de la necesidad de atenuar dos riesgos. El Banco iba a aumentar sus inversiones anuales en la infraestructura del agua de tres maneras e invirtiendo estos fondos en servicios públicos y en el sector doméstico privado, donde el pasado desempeño había sido lamentable. Ellos necesitaban asegurarse de que las preocupaciones de las OSCs se escucharan en un ciclo temprano del proceso, antes de la evaluación del proyecto. Y segundo, ellos también necesitaban asegurarse de que su inversión en los servicios públicos produjera lo que se esperaba: un mejor desempeño de los servicios pu´blicos. Las actividades de las OSCs podían asegurarse de que hubiera rendición de cuentas de los servicios puúblicos y de los funcionarios gubernamentales responsables por ellos.
Siendo así, ¿por qué falló el segundo diálogo? Con un programa de actividades que cumplir, la coordinación se les fue de las manos a las OSCs en la mitad del diálogo, pues no tuvieron la suficiente capacidad para ir más allá de la capacidad individual de cada organización. Más que todo, debido a la naturaleza del segundo diálogo, en su gran mayoría las OSCs participantes no habían trabajado antes en conjunto y tampoco tenín un procedimiento común para el diálogo interno y para repartirse las tareas.
Una forma de solucionar esto es conectarse con las redes internacionales del agua existentes como la Red Acción Agua Fresca (FAN – Freshwater Action Network) para compartir las responsabilidades organizativas. Los miembros de la FAN incluyen activistas y OSCs de desarrollo en África y Centro América y están organizados para comunicarse y movilizar a sus miembros para actividades comunes.
Las diferencias entre las OSCs de movimiento/activismo social y las de entrega de servicios y desarrollo también contribuyeron a la parálisis. En este caso, la actuación local parece ser la mejor forma de salir adelante. Las redes de las OSCs del agua ahora existen en muchos países y es más factible que tengan una mezcla de antecedentes de membresía de organizaciones con un movimiento social, al igual que de servicio/desarrollo. Los diálogos deben llevarse a cabo a nivel local si es que el Banco y las OSCs van a conseguir lo que ambos dicen querer: Un mejor desempeño con rendición de cuentas de los servicios públicos y una mejor entrega de servicios sostenibles y asequibles para las personas pobres urbanas.
Belinda Calaguas /a> Belinda Calaguas, Gerente de Abogacia de WaterAid