En diciembre del 2006, el organismo de evaluación del Banco Mundial publicó un informe mostrando que las estrategias de crecimiento no habían hecho lo suficiente para ayudar a las personas viviendo en la pobreza, y que el Banco había fallado al no evaluar bien los impactos de distribución de sus recomendaciones políticas.
El Examen Anual de la Eficacia en Términos de Desarrollo 2006, ARDE (sigla en inglés) conducida por el Grupo de Evaluación Independiente (IEG), examina la eficacia del apoyo del Banco a los países en desarrollo para reducir la pobreza. Los autores del informe anotan una mejora continuada en las calificaciones de las operaciones financiadas por el Banco, con un poco más de las tres cuartas partes de las operaciones evaluadas por el IEG, entre el 2001 y el 2005 calificadas como moderadamente satisfactorias y mejoras en los resultados de los proyectos en 8 de 14 sectores. Los sectores que se han quedado atrás incluyen: la salud, la nutrición y población; el desarrollo del sector privado y el desarrollo social. El desempeño africano fue relativamente bajo, con solo un 63 por ciento de resultados satisfactorios, comparado con casi un 80 por ciento en Europa Oriental, Latinoamérica y Asia.
Sin embargo, para una institución cuyo mandato es la reducción de la pobreza, el principal mensaje del informe es de gran seriedad: “La asistencia del Banco ha ayudado a muchos países a ponerse en el camino del crecimiento a través de un mejor manejo económico, pero las estrategias del crecimiento no siempre han ayudado lo suficiente a mejorar las oportunidades laborales y las condiciones de vida de las personas pobres.” El IEG urge al Banco que mejore su comprensión sobre los obstáculos que tienen las personas pobres para participar en el crecimiento, y sobre los obstáculos que tiene el crecimiento para llegar a las regiones y sectores donde están concentradas las personas pobres.
El abordaje del Banco es particularmente problemático en los países ricos en recursos. En Georgia, por ejemplo, la asistencia del Banco “contribuyó al crecimiento en el sector del transporte del petróleo, pero tuvo menos éxito en ayudar a remover los obstáculos para un crecimiento más generalizado.”
Otra área problemática es la asistencia del Banco a las áreas rurales. En la mitad de los países evaluados por IEG durante los últimos cuatro años, la asistencia del Banco a las áreas rurales no ha tenido resultados satisfactorios. En vez de ello, dice el IEG, la estrategia del Banco ha estado “basada en la premisa de que el motor del crecimiento necesita iniciarse en las áreas urbanas.” En su respuesta a este informe, la gerencia del Banco señaló el aumento a los préstamos para el desarrollo rural y la escogencia de la agricultura para el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2008, como evidencia de que comparte las preocupaciones del IEG sobre la pobreza rural.
Los autores del informe llaman la atención al Banco por no haber analizado el impacto de las reformas propuestas sobre los más vulnerables:
- En el comercio, el Banco “frecuentemente no realizó suficientes análisis para informar su asesoría política y de préstamos sobre los efectos de las reformas sobre el empleo y la pobreza”;
- En muchas de las economías en transición, “la liberalización de los precios y de la tasa de cambio no estuvo acompañada de las medidas compensatorias necesarias para proteger la seguridad alimentaria y proveer redes de seguridad social”; en la reforma de pensiones, el Banco “frecuentemente dejó de tratar el objetivo principal del sistema de pensiones, o sea la reducción de la pobreza”; y
- La promoción de la participación del sector privado en el sector de la energía necesitó de “más enfoque sobre cómo asegurar el acceso de las personas pobres a la energía.”
Estos resultados hacen eco a los de un informe de la ONG belga Eurodad, la cual encontró que “las evaluaciones sobre la pobreza y el impacto social hasta la fecha han tenido un enfoque erróneo, no han sido difundidas adecuadamente y no han tenido un efecto claro sobre el proceso de toma de decisiones.” En respuesta a estas críticas, la gerencia del Banco aseguró que estaba tomando “seriamente” en cuenta los impactos de la distribución, estaba aumentado su trabajo sobre la pobreza y la evaluación del impacto social, e implementando las recomendaciones del Informe sobre el Desarrollo Mundial 2006 sobre la equidad (ver Boletín 48).
El IEG encontró que casi la mitad de todas las Estrategias de Asistencia Nacional del Banco, que habían sido revisadas durante los últimos cuatro años, eran “demasiado ambiciosas.” Éstas, bien eran listas de las deseadas reformas, o estaban basadas en una capacidad institucional y situación política poco realistas. Los ejemplos prominentes incluyen a Malawi, donde “el programa del Banco cubrió más áreas e instituciones de las que podían ser manejadas eficazmente, tanto por parte del Banco como por parte del país.”
También se encontró que el Banco había concedido préstamos “debido a la presión externa para ayudar a prevenir la omisión (default), perpetuando situaciones fiscales insostenibles sin tratar las causas. En Pakistán, el IEG señala dos préstamos basados en la política, que “tuvieron poco impacto sostenible sobre las reformas estructurales, a pesar del gran volumen de la financiación para evitar la omisión.” Objetivos poco realistas también pueden ser encontrados en operaciones de préstamos individuales. Por ejemplo, muchos préstamos financieros de sector para países en crisis tenían “objetivos innecesariamente ambiciosos, empujados por la sobreestimación del compromiso del gobierno hacia la reforma y por la necesidad de justificar grandes préstamos.”
Los esfuerzos anticorrupción deben hacerse comprendiendo la economía política
La evaluación encontró que las iniciativas del sector privado financiadas por el Banco, incluyendo los esfuerzos de anticorrupción, no se habían alineado con las realidades políticas, habían enfatizado los marcos de trabajo legales y regulatorios a costa de la capacidad de hacerlos cumplir, y no se habían dirigido a la intersección entre el público y el sector privado. En Malawi, el Banco apoyó el establecimiento de una Oficina gubernamental Anticorrupción, pero ha habido pocas condenas porque se necesita la cooperación de una “oficina altamente política” para poder proceder con los casos. En la mayoría de los países donde los programas del Banco incluyen reformas del sector público, los indicadores de percepción gubernamental han cambiado poco desde la mitad de los 90.
El IEG alaba el apoyo del Banco hacia una mayor transparencia y control comunal. Sin embargo nota que el desarrollo orientado hacia la comunidad puede “fortalecer o socavar la capacidad de las instituciones locales.” En algunos casos, los programas del Banco han establecido estructuras paralelas diluyendo así los esfuerzos hacia la descentralización y una mejor rendición de cuentas.
El IEG recomienda: La publicación en todo el país y en todas las industrias, de los ingresos gubernamentales provenientes de las industrias extractivas y de los acuerdos relacionados con éstas; el uso sistemático de la reforma regulatoria específica del sector; y un abordaje incremental que permita cobrar impulso para las reformas cuando falta el apoyo general político, además de esforzarse en apoyar la demanda local por la rendición de cuentas.
En su respuesta, la gerencia del Banco afirmó que su apoyo reciente se ha movido teniendo en cuenta las recomendaciones del IEG, enfocándose en “abordajes basados en los servicios para mejorar el gobierno” tales como las revisiones del gasto público, la descentralización y los abordajes basados en a la comunidad hacia la infraestructura del desarrollo.
¿Logrando resultados? ver para creer
A principios de diciembre del 2006, el IEG también publicó su Informe Anual sobre la Eficacia Operacional (AROE, sigla en inglés), el cual examina la habilidad del Banco para monitorear y evaluar sus logros respecto a los resultados del desarrollo. Los resultados del informe incluyen:
- Mientras que el Banco ha hecho grandes progresos implementando sistemas para conseguir resultados, esto no se ha reflejado en una mejora de las prácticas a nivel operacional;
- A pesar de las fuertes críticas en su AROE 2004 (ver Boletín 45), todavía se necesita un esfuerzo mayor en las áreas sectoriales del programa tales como la infraestructura y la salud, y en las iniciativas regionales y globales, tales como la educación y el medio ambiente.
- Una tercera parte de las CASs (Estrategias de Asistencia a los Países / Country Assistance Strategies) tuvieron débiles marcos de trabajo para resultados, y por lo tanto fue “imposible ver la relación entre las metas, los resultados y las actividades del Banco.”
- Hay una falta de conexión entre los resultados satisfactorios de los proyectos y la valoración general de programas nacionales que no hayan tenido éxito.
El reto clave, dice el IEG, consiste en el cambio de la cultura organizacional por parte del Banco que sirva para quitarle incentivos a la gerencia basándose en los resultados.