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El Banco Mundial maniobra para influenciar los debates de la financiación climática

5 diciembre 2011

En vísperas de la próxima ronda de negociaciones sobre el cambio climático, el Banco Mundial aboga por la utilización de los fondos del sector privado para la adaptación y mitigación del cambio climático, y propone a los bancos multilaterales de desarrollo como mecanismos de prestación.

Un informe a principios de octubre de 2011 sobre la movilización de la financiación climática fue coordinado y producido por el Banco Mundial para el G20 en el período previo de las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que comenzará a finales de noviembre en Durban, Sudáfrica. El informe, sobre la movilización del financiamiento del clima, pone de relieve la importancia de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y la aplicación de un impuesto sobre el carbono a la aviación y el transporte marítimo, lo que ha sido solicitado durante mucho tiempo por los grupos de la sociedad civil. También defiende las controvertidas medidas para impulsar los debilitados mercados de carbono (ver Boletín 78).

Sostiene que lograr los objetivos acordados en el marco de la CMNUCC de movilizar US$100 mil millones al año para la financiación del clima, no será factible a través de las asignaciones presupuestarias públicas. Afirma que "los grandes flujos financieros requeridos para la estabilización del clima y la adaptación, a la larga, serán fundamentalmente de composición privada."

una píldora amarga para los países en desarrollo

Sin embargo, una nota de la ONU a finales de agosto de 2011 critica el informe. En la recomendación que no fue seguida dice, "se puede mejorar el documento del G20 dando la importancia debida a las contribuciones directas del presupuesto, así como… a un impuesto a las transacciones financieras".

Ingreso de la financiación privada

La discusión del informe sobre la financiación climática pública se centra en su uso en la movilización de grandes cantidades de préstamos del sector privado, con toda una sección parcialmente creada por la Corporación Financiera Internacional (CFI) [el brazo del sector privado del Banco Mundial]. El informe destaca la función que los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) pueden desempeñar en este proceso y utiliza el ejemplo de los Fondos de Inversión Climática (CIFs en inglés) hospedados en el Banco, para ilustrar el potencial de los arreglos financieros agrupados operados por los BMDs para apalancar el financiamiento privado. La CFI desempeña un papel prominente en los CIFs ejecutando una serie de proyectos del sector privado, a menudo a través de intermediarios financieros (ver Boletines 77,76, 75, 73, 68).

Sin embargo, un informe de septiembre de 2011 de la ONG suiza, la Declaración de Berna, sostiene que el apalancamiento potencial de los CIFs ha sido sobreestimado. El informe al examinar el programa en Turquía del Fondo de Tecnología Limpia (FTL, uno de los CIFs), encontró que en el sector de eficiencia energética el FTL había alcanzado en gran medida sus objetivos oficiales de estimular la inversión privada. Sin embargo, hay dudas sobre la repercusión de las centrales hidroeléctricas, que ya han "sido comercializadas, pero no hemos encontrado pruebas de que la proporción comparativamente alta del dinero FTL invertido en la energía hidroeléctrica haya tenido efectos positivos y haya movilizado las inversiones".

El Fondo Verde para el Clima

El documento de diseño del nuevo Fondo Verde para el Clima (GCF – Green Climate Fund) (ver Boletines 77, 76, 75), puesto en marcha por un comité de transición de 40 países, será presentado en Durban para su aprobación aunque no todos los miembros del comité hayan aprobado el plan final. Estados Unidos se negó a respaldar el documento aduciendo preocupaciones sobre muchas cuestiones, entre ellas la propuesta de que el GCF debe tener su propia personalidad jurídica. Liane Schalatek, de la fundación política alemana Heinrich Böll, anota que esta postura se basa en "la implicación de que, en definitiva, el estatus necesario podría ser conseguido a través de una entidad internacional existente como el Banco Mundial; con lo cual los países en desarrollo estarían en total desacuerdo."

Ya se anunció que el Banco será el administrador interino del GCF, pero los países en desarrollo y los grupos de la sociedad civil están resistiendo activamente cualquier expansión en este sentido. Laurente Graf de la Comisión Europea, dijo a la prensa en noviembre de 2011 que "la cuestión es si realmente se va a permitir que el Fondo Verde realice sus propios proyectos sin tener que recurrir al Banco Mundial. Esto todavía está siendo debatido.

Muchos países en desarrollo también expresaron sus dudas sobre la inclusión de una propuesta para el Fondo Verde que incluyera un instrumento del sector privado. Varios países desarrollados en las negociaciones del Comité hicieron hincapié en la posibilidad de que semejante instrumento podría apalancar grandes cantidades de fondos privados. Como Schalatek observa, ésta es "una píldora amarga para la mayoría de esos países", muchos de los cuales han mantenido que el Fondo Verde debe ser financiado principalmente a través de aportes públicos nuevos y adicionales de los países desarrollados.

Los grupos de la sociedad civil también han venido advirtiendo sobre los peligros de un mecanismo basado en la financiación privada. Lidy Nacpil de la red internacional Justicia Climática ¡Ahora! dijo en septiembre de 2011 que "el exceso de énfasis en el apalancamiento de las inversiones privadas podría conducir a un Fondo que depende en gran medida de los intermediarios financieros. Como fue demostrado por la CFI, el deseo del sector financiero por una opaca transparencia, menos información y menos responsabilidad relacionadas con la rendición de cuentas sobre los resultados ambientales y sociales, planteará un reto importante para los esfuerzos mundiales en la promoción del desarrollo sostenible y la estabilización del clima".