En junio de 2006, el Banco Mundial reveló por primera vez los detalles de sus Evaluaciones Institucionales y de Políticas Nacionales (CPIA – Country Policy and Institutional Assessments) pero los análisis del Proyecto Bretton Woods sugieren que este ejercicio tan costoso e influyente, es tan solo otra forma de forzar a los países prestatarios a adoptar el modelo de desarrollo económico apoyado por el Banco.
La CPIA está formada por 16 indicativos que cubren 4 segmentos: manejo económico, políticas estructurales, políticas para la inclusión social y manejo del sector público y de las instituciones (ver Boletín 43). A cada criterio se le da una marcación de acuerdo a una escala de uno a seis. Las marcaciones que se llevaron a cabo desde 1997, son preparadas anualmente en todos los países por equipos nacionales del Banco y luego sujetas al proceso de revisión interna. En 2000, el Banco empezó a mostrar las clasificaciones, pero solo en un formato agregado – los países fueron clasificados y colocados en uno de los cinco grupos llamados ‘quintiles’. En 2004, por petición tanto de la Junta como de un panel externo de revisión, la gerencia del Banco convino en mostrar las marcaciones detalladas en la clasificación de 2005 para los países de bajos ingresos. La clasificación es particularmente importante para estos países, ya que juega un papel central en la concesión de becas y préstamos con bajo interés.
Los análisis del Proyecto Bretton Woods compararon las marcaciones detalladas CPIA 2005 y las tendencias con marcaciones agregadas previas, con indicadores pertinentes producidos por otras agencies de la sociedad civil o de la ONU. Esta comparación reveló un número de discrepancias. Sin embargo, es importante tener en cuenta al interpretar estas discrepancias, que los esfuerzos de comparación fueron restringidos por la disponibilidad de los datos.
La comparación entre la marcación general CPIA y el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el mismo año mostró que muchos CPIAs de ejecutantes pobres están aumentando más rápidamente que los países que obtuvieron una buena marcación CPIA. Junto con la economía productora de petróleo de Angola y la más rápida en crecimiento del mundo, otras economías como la de la República Democrática del Congo, Etiopía, Sudán, Mozambique, Sierra Leona, Níger, Cambodia, Uzbekistán y Laos, todas tienen crecimientos del PIB más altos que Tanzania, Bhután, Cabo Verde, Senegal, Sri Lanka, Ghana, Uganda, Indonesia y otros países que tienen una mayor marcación CPIA.
La tenue relación entre la calidad de las políticas y las instituciones, según clasificadas por la CPIA, y el crecimiento, también se observa al examinar las tendencias a largo plazo utilizando datos agregados. Samoa y Honduras, por ejemplo – que habían sido colocados en la primera quintilla de toda la marcación CPIA desde 2002 – mostraron un crecimiento promedio en el período 2001-2005 que es mucho más bajo que la rata de crecimiento PIB entre otros países agrupados en la primera quintilla. Se ven las mismas discrepancias entre el crecimiento promedio entre quintillas y el crecimiento promedio de los países para el período 2001-2005 para Bolivia, Granada, Benín y Kenya en la segunda quintilla; Madagascar, Moldavia, Mozambique, Etiopía, Tayikistán, Níger en la tercera quintilla; Mauritania, Nigeria, Sierra Leona, Cambodia y Laos en la cuarta quintilla; y Chad, la República Democrática del Congo, Sudán y Angola en la quinta quintilla.
La comparación entre las marcaciones generales CPIA 2005 con el Índice de la Pobreza Humana (HPI, sigla en inglés), del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) revela varias discrepancias sobresalientes. Sudán, país de baja ejecución CPIA está clasificado en una posición mucho más alta en el HPI que Senegal, Burkina Faso y Tanzania – todos con marcaciones más altas que Sudán en la CPIA. En contraste, Burkina Faso, Mali, Lesotho y Mozambique – todos los cuales tuvieron una alta marcación en el Índice CPIA — tuvieron una pobre marcación en el HPI. Benín, Haití, Eritrea, Nigeria y Togo también mostraron grandes diferencias en las marcaciones obtenidas en los dos indicadores.
También se vieron discrepancias entre ‘la transparencia, la rendición de cuentas y la corrupción’ del Índice CPIA y el Índice de Percepción de Corrupción 2005 (CPI, sigla en inglés) elaborado por la ONG Transparencia Internacional (TI, sigla en inglés). Georgia por ejemplo, tuvo una muy buena marcación tanto en marcación general CPIA como en el Índice específico de transparencia y rendición de cuentas. Sin embargo, en el CPI producido por TI, Georgia figura entre los países más bajos después de Mongolia, Nepal, Sierra Leona, Eritrea y Gambia (todos los cuales tuvieron marcaciones más pobres que Georgia en el índice sobre corrupción de CPIA). La mejora más importante de Georgia, según el reporte del Banco Mundial 2006 Haciendo Negocios, de la cual se ufanó el Banco, estuvo relacionada con la reciente introducción de grandes reformas a la ley laboral del país, las cuales removieron las restricciones a las horas de trabajo y a los procedimientos de despido, y por lo tanto, redujeron los costos de despido de los que ya eran uno de los más bajos del mundo.
Auque estas comparaciones preliminares ciertamente son insuficientes para dejar de tomar en cuenta las marcaciones CPIA, ellas sin embargo arrojan serias dudas sobre la metodología de las evaluaciones y sobre la confianza en su utilización como base para decisiones de asignación de ayuda vital. La publicación de toda la clasificación ha sido un paso bien recibido hacia una mayor transparencia, pero se necesita más. Hasta que haya más acceso a la información detallada sobre cómo se llega a cada marcación, existirán sospechas de que la marcación CPIA está basada más en la implementación de ciertas políticas que en la evaluación imparcial de la economía, las políticas y las instituciones.