Al tiempo que los miembros del FMI continúan debatiendo la decisión sobre el aumento de los Votos Básicos y la reforma de la fórmula de la cuota, surgen nuevas preguntas sobre el abordaje de la gerencia del FMI y de los mayores actores.
Los miembros del FMI se comprometieron en Singapur en septiembre del 2006, a concertar un acuerdo sobre el aumento de los ‘Votos Básicos’ (los votos que cada país tiene por ser miembro del FMI) para las reuniones anuales del 2007 (ver Boletín 53). Sin embargo, las fuentes internas indican que los países no están dispuestos a comprometerse a un aumento específico de los votos básicos sin saber antes los resultados de las deliberaciones sobre el cambio de la fórmula de la cuota, la cual guía la determinación de los derechos del voto en el FMI.
Una fuerte crítica al debate sobre la fórmula de la cuota llega del iraní Abbas Mirakhor, el más antiguo Director Ejecutivo del FMI. Con Iqbal Zaidi, ellos argumentan que cualquier reforma a la cuota debería ser juzgada sobre si es ‘justa’, y dicen que las propuestas actuales no pasan este examen. Ellos encontraron fallas con la dirección y el personal del FMI por crear “un error aún mayor al empujar la discusión hacia una conclusión inexorable y errada, de permanecer apegados a fórmulas imperfectas.” Mirakhor y Zaidi proponen nuevas variables para considerar la fórmula de la cuota y además apoyan las demandas tradicionales de los países G24 de que el PIB (producto interno bruto) se mida de acuerdo con la paridad del poder de compra, que la zona comercial interna de divisas sea excluida de los cálculos, y que se mida la variabilidad de los pagos de las cuentas corrientes de acuerdo con el PIB. Ellos también dicen que la fórmula de la cuota debe ser desligada de las decisiones sobre el acceso a los recursos del FMI.
Un documento G24 por David Woodward de la Fundación para la Nueva Economía, del Reino Unido (New Economics Foundation), explora el uso de la población para calcular las cuotas. Él dice que “los estándares aplicados deberían ser aquellos usualmente aceptados en los procesos democráticos de los países” y concluye diciendo que los derechos de los votos deberían ser determinados “exclusivamente de acuerdo con los principios democráticos.”
El Proyecto Bretton Woods y One World Trust (ONGs británicas), han tratado de sortear el debate divisorio sobre la asignación de las cuotas al proponer la implementación de un sistema de mayoría doble sobre la toma de decisiones. Esto requeriría "tener dos mayorías separadas – una basada en un voto por país y la otra en las cuotas según el peso económico – para cualquier decisión que se vaya a tomar.” Este intento de mejorar las decisiones por consenso ha sido apoyado por un número de académicos, incluyendo al antiguo investigador del Banco Mundial, Joseph Stiglitz.
Los académicos Richard Cooper y Edwin Truman reciclaron las conclusiones del Informe del 2003 del Grupo de Revisión sobre la Fórmula de la Cuota, cuyo Presidente fue el mismo Cooper, a pesar de las críticas de que esto desempoderaría a los países de bajos ingresos. El enfoque de utilizar el PIB en la fórmula de la cuota, movería los votos hacia los países más industrializados, así que Cooper y Truman ahora sugieren que las naciones ricas limiten sus cuotas en forma voluntaria. Esto movería los votos en la dirección de los mercados emergentes a costa de los países de bajos ingresos.
Los Estados Unidos y la Unión Europea favorecen algo parecido al abordaje de Cooper. Mientras se pelean sobre las variables exactas, sus preferencias empujaron a la gerencia del Fondo a formular propuestas justo en la forma que Mirakhor y Zaidi critican.
Todo el alboroto sobre las cuotas ha oscurecido otros asuntos problemáticos en el gobierno del FMI. Un panel de alto nivel sobre la reforma de la Junta Ejecutiva del FMI ha recomendado una mejor revisión de cuentas. Notablemente pidió la publicación de las transcripciones de las reuniones de la Junta, de las notas directrices de las operaciones del FMI y los borradores de los documentos de la política. El panel insistió en una mejor rendición de cuentas de la Junta Ejecutiva y de la directiva para los accionistas y los actores principales.