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Nueva cabeza del FMI: Continúa el problema de la legitimidad

26 octubre 2007

El autoproclamado «socialista del mercado libre», el francés Dominique Strauss-Kahn, fue seleccionado para ocupar el cargo de Director General del FMI, a pesar de la oposición al sistema antidemocrático que lo seleccionó, y de la dirección estratégica del Fondo.

El anuncio del temprano retiro de Rodrigo de Rato a finales de junio de 2007, provocó inmediatas demandas de la sociedad civil y de los países en desarrollo para que el proceso de selección fuera abierto, transparente y con base en los méritos (no en la nacionalidad) de los candidatos. Sin embargo, desde los primeros días del anuncio los funcionarios europeos pusieron su reclamo al cargo para Europa.

Para mediados de julio de 2007, la Junta del FMI ya había fijado un criterio detallado para la elección del candidato y un cronograma para el proceso de selección, y los Ministros de Finanzas de la Unión Europea, impulsados por el nuevo Presidente francés Nicolas Sarkozy, ya habían seleccionado a Strauss-Kahn. Sin embargo, el Reino Unido manifestó públicamente su desaprobación con el secuestro del proceso de selección por parte de la Unión Europea, y se rehusó firmemente a apoyar la candidatura de Strauss-Kahn demandando un proceso abierto.

Strauss-Kahn llega en medio de una ola de desagrado

Strauss-Kahn tiene un Ph.D. en Economía, ocupó por un corto tiempo el cargo de Ministro de Finanzas francés, y su tour global de simpatía consiguiendo apoyo y pagado por el Ministerio de Finanzas francÚs, le permitió buscar apoyo en los países en desarrollo empezando por el África francesa hablante. El Secretario de la Tesorería de Estados Unidos, Hank Paulson, declaró tempranamente, que no estaba en la posición de cambiar el acuerdo escrito de que el cargo del FMI fuera para los europeos, al tiempo que un estadounidense ocupaba el cargo de Presidente del Banco Mundial. Amar Bhattacharya, el representante del Grupo G24 de los países en desarrollo, dijo que al anunciar la candidatura de Strauss-Kahn, Europa había utilizado su ‘ventaja del primer movimiento’ para concertar la nominación.

A pesar de los rumores provenientes de los países en desarrollo a mediados del verano, el único otro candidato que emergió fue la nominación rusa del checo Joseph Tosovský, la cabeza del Instituto de Estabilidad Financiera en el Banco para Acuerdos Internacionales (Bank for International Settlements) en Suiza. Al tiempo que Brasil, Sur África y Australia como Presidentes del G20 (un grupo de las más grandes economías mundiales) hicieron declaraciones públicas lamentando la naturaleza antidemocrática de la selección, ninguno de ellos propuso un candidato alternativo. Las/los analistas consideran que fue debido a que era una conclusión ya sabida que Strauss-Kahn sería seleccionado, que pocos candidatos de los países en desarrollo quisieron poner sus nombres en la línea.

A la cabeza, hasta el anuncio oficial de su nombramiento por la Junta del FMI a finales de septiembre, Strauss-Kahn, se las arreglo para conseguir el apoyo de Estados Unidos, Argentina y también el voto de mala gana británico. Strauss-Kahn y varios Ministros de Finanzas europeos declararon que Ústa era la última vez que se iba a presumir que un europeo fuera el nominado. Pero David Woodward del grupo de pensadores británico New Economics Foundation se mostró dudoso, «Esta no es la primera vez que el FMI y los europeos han dicho que la posición de Director General ya no es un regalo para los gobiernos europeos – ellos dijeron lo mismo en las dos últimas elecciones, en el 2000 y en el 2004. En cada una de estas ocasiones seleccionaron a candidatos europeos. Necesitamos una demostración muy clara de que este cargo no es simplemente un cargo europeo.»

¿Candidato de la reforma?

En un ‘op-ed’ publicado en el Wall Street Journal, Strauss-Kahn se autodenominó el «candidato de la reforma». En esta declaración a la Junta del FMI, su admisión de que «la mayoría de los países emergentes, los desarrollados y los menos desarrollados cuestionan la legitimidad del Fondo», aunque obvio para un observador externo, es una de las declaraciones más francas que muchos de los funcionarios europeos haya hecho en mucho tiempo.

El desagrado aumenta en los países en desarrollo, no solo sobre la forma como los europeos manejaron el proceso de selección, sino también por el continuado estancamiento de la reforma de los derechos de votación (ver Boletín 55). Estos son los puntos de vista del nuevo Director General: «¿Quién puede creer que un cambio en algunos puntos del porcentaje será suficiente para reconstruir la legitimidad del Fondo? La reforma no se puede limitar a un cambio en las cuotas. La voz y la representación de la mayoría de los países en un mundo cambiante deben ser más tenidas en cuenta por la Junta, y tambiÚn por el personal, cuya diversidad tiene que mejorar, al igual que la de la directiva.» Su retórica complacerá al mundo en desarrollo, pero no está claro si él será capaz de forzar las reformas.

Un aspecto de su plan de reforma, es primero implementar informalmente un sistema de toma de decisiones de la mayoría doble para decisiones seleccionadas en la Junta, aceptando una recomendación hecha por las ONGs del Reino Unido One World Trust y el Proyecto Bretton Woods. Esto requeriría que las decisiones de la Junta llevaran no solo el peso requerido de la mayoría de los votos, sino también el apoyo de la mayoría de los miembros del Fondo. Strauss-Kahn todavía debe revelar públicamente los detalles de la implementación. Tal cambio mejoraría mucho la habilidad de los países en desarrollo de representar sus intereses en la Junta.

Aparte del asunto de la legitimidad, Strauss-Kahn enfrenta lo que él llama ‘preguntas de relevancia’, manejando el desagrado sobre la forma como el Fondo ha realizado sus negocios. No está claro cómo responderá a las dificultades que está enfrentando el Fondo en relación con su papel en países de bajos ingresos, donde ha sido culpado de bloquear aumentos en los gastos sociales. Él reconfirmo que quiere que el Fondo está involucrado.

La cuestión es si Strauss-Kahn va a poder empujar la reforma del gobierno y del papel, después de haber sido nombrado a través de la dominación europea en el proceso de selección. Enfrenta una prensa de negocios del Norte hostil, movimientos continuados de los países Latinoamericanos y de Asia para apartarse de la Institución, y el potencial de una fusión económica global. Tal vez pueda llegar a desear haberse quedado en Francia.