Con un número en aumento de comentadores preguntando sí, y cómo, el Banco Mundial puede continuar siendo relevante, el Economista jefe François Bourguignon revela el borrador de una visión general de un ‘ejercicio estratégico a largo plazo’, y el IEG publicó una evaluación del trabajo del Banco en los países de medianos ingresos.
A principios de 2007, Bourguignon empezó a poner la base analítica para una revisión a largo plazo del Banco (de 10 a 20 años) liderada por el entonces Presidente, Paul Wolfowitz. El proyecto quedó a la espera por la renuncia de Wolfowitz (ver Boletín 56). Sin embargo, ahora Bourguignon está empujando el cronograma debido a su retiro forzado a finales de octubre de 2007. El documento identifica tres prioridades para el Banco: Apalancar (leverage) fondos para los países más pobres con atención especial a los estados frágiles; renovar y expandir servicios en los países de medianos ingresos; y jugar un mayor papel en los bienes públicos globales.
El documento Bourguignon repite lo que ha sido el mantra del Banco en la rueda actual de financiación de la Asociación Internacional de Desarrollo (IDA – International Development Association) [ver Boletín 55], o sea, que el Banco debe ser el ‘pegante’ en una arquitectura internacional de la ayuda marcada por la proliferación de donantes y de fondos restringidos. Para jugar este papel el Banco está pidiendo un aumento del 20% de la financiación del IDA, más allá de lo que se necesita para asegurarse de que los compromisos del alivio a la deuda estÚn debidamente financiados. Sin embargo, no es para nada cierto que el Banco consiga lo que pide según los rumores de que los países nórdicos están considerando la reducción de sus contribuciones, y de que Francia, Japón y Estados Unidos están luchando con limitaciones de presupuesto, y/o devaluaciones de la moneda. Se programó una reunión adicional de los diputados de la IDA para finales de octubre de 2007 en Washington DC, antes de las reuniones programadas en Irlanda en noviembre y en Alemania en diciembre.
El IEG cuestiona al Banco por dar más atención a la lucha contra la corrupción que a la reducción de la inequidad y a la protección del medio ambiente
En su reunión más reciente en Maputo a finales de junio de 2007, los diputados de la IDA discutieron el asunto de responder a los estados frágiles, consintiendo con prolongar los periodos de la reducción progresiva de asignaciones excepcionales para los países que están emergiendo del conflicto. Una evaluación de 2006 del Grupo Independiente de Evaluación (IEG – Independent Evaluation Group) sobre el trabajo del Banco en los países frágiles (ver Boletín 53), formuló serias preguntas, tanto sobre la forma como el Banco está organizado internamente para trabajar con los estados frágiles, como sobre el sistema que utiliza para asignar los recursos. A pesar de lo anterior, los diputados de la IDA convinieron que el sistema de asignación del Banco «estaba trabajando bien en lo general.» El documento Bourguignon sugiere que en países que no tengan gobiernos funcionales, el Banco deberá trabajar para mejorar mecanismos de supervisión al incluir no solo a representantes del gobierno, sino tambiÚn a la sociedad civil y a los donantes.
Siguiendo a Wall Street
En su lucha compitiendo con otros prestamistas, el documento Bourguignon propone que el Banco se vuelva más flexible y que simplifique sus procedimientos con los países de medianos ingresos. Los abordajes mencionados incluyen: cobrar por los servicios de análisis y de consejería separadamente de los prÚstamos; hacer las reglas menos estrictas para que el Banco preste más a países de medianos ingresos menos dignos de crÚdito; y el desarrollo de instrumentos para responder a las demandas subnacionales (provinciales) y supranacionales (regionales).
Algunas de estas sugerencias son una forma de respuesta a las críticas de la evaluación de IEG en septiembre de 2007, sobre los resultados de desarrollo en países de medianos ingresos. El IEG encontró que los clientes ven los procesos del Banco como ‘abrumadores’. El uso de salvaguardas de país en vez de las específicas del Banco ha sido demasiado lento (ver At issue – artículo abierto). Al tiempo que los clientes consideran el trabajo analítico y de consejería del Banco como de una «alta calidad técnica,» el Banco «fracasó al no tomar de la propia capacidad de los países.» La cooperación interna entre el Banco, el FMI y MIGA ha sido ‘bastante pobre’. Finalmente, el IEG cuestiona al Banco por dar más atención a la lucha contra la corrupción que a la reducción de la inequidad y a la protección del medio ambiente.
En una de las primeras señas sobre la dirección en que el nuevo Presidente Robert Zoellick intenta llevar el Banco, Goldman Sachs, el antiguo Vicepresidente indicó en agosto de 2007, que la institución extenderá sus productos financieros de Wall Street a los países en desarrollo. Los ejemplos citados incluyen el seguro contra los desastres naturales, la protección contra el rápido cambio del valor de las divisas, y los fondos de inversión libre (hedge funds) para asegurarse ante las caídas en los precios de las materias primas. La reacción a las propuestas ha sido mixta, con muchas preguntas sobre sí el Banco debe animar a los países en desarrollo a invertir en instrumentos financieros inculpados por la actual volatilidad en los mercados globales.
La carrera hacia los nuevos productos ignora algunos hechos claros – los prÚstamos del Banco no son tan baratos como lo han sido, y el Banco todavía les pone demasiadas condiciones. Zoellick anunció en septiembre de 2007 un corte de 25 puntos básicos en la tasa de interÚs para los países emergentes (el primer corte en nueve años), a cambio de una mayor contribución de las ganancias del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) para la canasta de la Asociación Internacional de Fomento (IDA), de $1.500 millones en la ronda de financiación previa hasta $3.500 millones).
«Un mayor papel» en los bienes públicos globales
El documento Bourguignon arguye que el Banco podría tomar un «mayor papel» en los llamados ‘bienes públicos globales’, específicamente la sostenibilidad del medio ambiente, asegurándose de que los marcos de trabajo globales para el comercio y las finanzas benefician a los países en desarrollo, y creando y distribuyendo el conocimiento de desarrollo.
Mientras que muchos accionistas se sienten tentados de pasar más y más de los problemas del mundo a los hombros del Banco, existen muy buenas razones para ser cautelosos. Una evaluación del IEG sobre el apoyo del Banco a los programas regionales publicados en abril de 2007 (ver Boletín 56), encontró que mientras la mayoría de los programas alcanzaban sus objetivos, estos frecuentemente no tenían en cuenta las reformas políticas subyacentes, había una carencia de incentivos y procedimientos que animaran la cooperación regional, y además tenían vínculos dÚbiles con las estrategias de asistencia. En una evaluación de 2005 sobre el abordaje del Banco a los programas globales (ver Boletín 44), el IEG fue cáustico en relación con la selección del Banco de los programas para ayudar y de su habilidad para medir el valor agregado, la dirección y el desempeño.
Las críticas fundamentales cuestionan si el Banco es la institución correcta para ocupar un papel central en la provisión de bienes públicos globales. Robin Broad de American University, en su evaluación de la función de conocimiento del Banco (ver Boletín 53), encontró que el Banco estaba sesgado hacia una «ideología neoliberal del mercado libre,» y mientras el Banco comisiona una revisión de su propia investigación dirigida por Agnus Beatón de Princeton University (ver Boletín 54), ella cuestiona los incentivos estructurales que hacen que la política del Banco dirija la investigación en vez de lo contrario, o sea que la investigación dirija la política del Banco.
Parece haber un consenso entre los accionista del Banco, de que la discusión sobre el tipo de Banco que quiere el mundo debe preceder al debate de cómo debe ser gobernado. Un informe de South Centre y del Proyecto Bretton Woods afirma que Úste es el momento para que los países en desarrollo exijan reformas de fondo sobre el gobierno de las IFIs.
Bourguignon tuvo una serie de reuniones informales para discutir el borrador en ciudades alrededor del mundo a mediados de agosto y principios de septiembre de 2007. La Junta discutió el documento en septiembre, después de lo cual se harán revisiones antes de ser presentado a la Junta de Gobernadores en las reuniones anuales de octubre de 2007. La relación del ‘ejercicio’ de una reforma a largo plazo, con una estrategia a largo plazo, y el alcance de cualquier consulta será decidido por el Presidente Zoellick.