Durante el año pasado, particularmente después de que el Informe Stern hizo aparecer a países tropicales como Indonesia y Brasil como villanos del clima, el Banco Mundial aceleró sus esfuerzos para expandir el negocio del carbono. Animado por las ONGs del medio ambiente y por gobiernos del Norte (la mayoría países con compromisos de reducir las emisiones de gas invernadero bajo el Protocolo de Kyoto), el Banco desarrolló su campaña para ‘combatir’ el cambio climático a través de la reducción de las emisiones de carbono provenientes de la deforestación en países tropicales.
Sin embargo, ningún oficial del Banco incluyendo al Presidente, Robert Zoellick, ha dado una respuesta adecuada sobre las fallas del Banco Mundial en el sector forestal desde la década de los 80. Hay mucha evidencia para demostrar que las políticas generales del Banco para ‘ayudar’ a los países en desarrollo, de hecho atraparon a esos países en crisis de deudas, casi hasta la bancarrota para algunos de ellos. Esto se debe a la misma receta del desarrollo: la exportación de materias primas en crudo: minerales, petróleo, gas, y por supuesto madera.
Por lo tanto, fue un poco absurdo el lanzamiento por parte del Banco de su nueva iniciativa de correduría del carbono forestal el Fondo para Reducir las Emisiones de Carbono de los Bosques (FCPF – Forest Carbon Partnership Facility) en Bali, en diciembre del 2007. La gente pudo haber pensado que el Banco tenía una muy buena propuesta tanto para las personas como para los negocios. Sin embargo, nadie se dio cuenta de que el Banco a través de sus políticas de préstamo y desarrollo había estado promoviendo la deforestación en países tropicales como Indonesia.
En el mismo año en el que el Banco estaba preparando la iniciativa del carbono forestal a través de la Estrategia Forestal Indonesa, él también promovió la llamada Partnership Plantations y la priorización del apoyo al programa de plantación del Departamento Forestal. Esta iniciativa actualmente está alineada con el programa del FMI del Gobierno de Indonesia de 1998, que abrió la exportación de las industrias del aceite de palma, de la pulpa y del papel (incluyendo la plantación de árboles) para que Indonesia pudiera pagar sus deudas.
Por lo tanto, está claro que en vista de estas dos iniciativas contradictorias, el Banco no tiene ninguna intención de reducir ni la pobreza ni las crisis ambientales o climáticas. La única intención del Banco es conseguir tantas ganancias como sean posibles tanto de los gobiernos del Norte como del Sur. Al mismo tiempo el Banco nunca ha presentado una disculpa, ni ha cancelado deudas por las fallas en las pasadas operaciones que crearon las crisis y la pobreza en los países del Sur. El Banco todavía está recibiendo dinero de los préstamos anteriores aunque fracasó, y perjudicó tanto a las personas como al medio ambiente al tiempo que se preparaba para recolectar más ganancias de la iniciativa del carbono forestal. El Banco está preparándose para expandir los préstamos a través de la transferencia tecnológica, creando más y más deudas, y consiguiendo más y más ganancias.
Otro comportamiento hipócrita del Banco, es que siempre ha evitado hablar sobre las operaciones dañinas de la Corporación Financiera Internacional en muchas partes del mundo. La CIF continúa vertiendo dinero en los proyectos generadores de emisiones de carbono, como los proyectos de petróleo, gas, minería, y en las plantaciones y los ranchos de ganado invadiendo el espacio de las selvas tropicales.
¿Es el Banco Mundial el héroe del planeta en este momento? ¿Continuará el mundo dando esa oportunidad al Banco a pesar de que éste continúa siendo parte del problema al continuar destruyendo los ambientes locales y el clima?
Torry Kuswardono, Coordinador de la Campana sobre el Cambio Climático, WAHLI (Indonesian Forum for Environment) torry@walhi.or.id