El propósito del Programa de Comparación Internacional liderado por el Banco Mundial (ICP – World Bank-led International Comparison Program) es el de proveer los datos más correctos del análisis del crecimiento económico basados en el poder adquisitivo. La medición de las economías de la India o de México en US$ según las tasas de mercado existentes dará un muy bajo estimativo de su ‘valor’. Para capturar esta diferencia, se hicieron encuestas de precio de una amplia y equivalente cantidad de bienes y servicios que se puedan adquirir en cada país, para calcular así el verdadero poder adquisitivo de una unidad de cambio. Esto se usa para calcular la tasa de cambio paridad del poder adquisitivo (PPP – purchasing power parity exchange rate) para convertir la producción económica en una medida convencional (US$).
La primera de estas encuestas se realizó en 1970, y la última y más importante en 1993. El gobierno Chino declinó participar en cualquiera de ellas hasta el 2005. El gobierno de la India participó en 1985, pero declinó hacerlo posteriormente hasta el 2005. Consecuentemente, en los datos pasados de las importantes economías de la India y de China hubo un gran elemento de conjetura que confundía el cuadro global.
La encuesta del 2005 para China utilizó datos de la Junta Nacional de Estadísticas de China, que reunió datos del precio de once grandes y en su mayoría prósperas ciudades de China. El personal de la encuesta seleccionó datos de bienes y servicios en línea con la prescripción del ICP de que fueran «internacionalmente comparables». Se investigaron los precios en las áreas rurales en la periferia de las once ciudades, pero esto no incluyó las zonas rurales propiamente dichas, donde viven las tres cuartas partes de la población de China.
no pueden ser considerados 'actualizados' o 'más precisos', sino diferentemente distorsionados
Como era de esperarse, la encuesta encontró que los precios ‘en China’ eran mucho mayores de lo que previamente se había estimado, y por consiguiente, el poder adquisitivo del yuan era mucho menor. Por lo tanto, el Banco disminuyó su estimativo de la producción de China en el 2005 (en términos de la PPP) por un notable 40% – reduciéndolo del estimativo de $8,8 billones a $5,3 billones. Cálculos similares para la India resultaron en una revisión del estimado de la producción de la India en el 2005 de reduciéndolo de $3,4 billones a $2,3 billones.
Eswar Prasad, Jefe anterior de División de China en el FMI y ahora en la Universidad de Cornell, advirtió: «La noción de que China es súbitamente una parte menor de la economía mundial debería ser tomada con un alto grado de precaución». Algunos analistas han anotado que es en el interés político de China, que su tasa de cambio sea estimada por debajo de su valor real y su economía se vea menor de lo que es.
Fred Vogel, quien supervisó el ICP para el Banco, dijo que el cálculo de China «depende del supuesto básico de que los precios de las zonas rurales de las once zonas administrativas sean los representativos de la China rural», y defiende esto anotando que la medición de los precios en la mayor parte de los países se hace principalmente en las zonas urbanas.
Si bien los titulares de la prensa se han obsesionado con el significado de los nuevos cálculos sobre el tamaño de las economías de China y de la India en relación con Estados Unidos y Japón, la historia del desarrollo radica en lo que estos números significarán para valorar los esfuerzos del Banco en la reducción de la pobreza.
Varios economistas han criticado repetidamente el abordaje del Banco en la forma como mide el poder adquisitivo de la pobreza (ver Boletín 29). Sanjay Reddy, Economista de la Universidad de Columbia argumenta que el uso por parte del Banco de la línea de la pobreza internacional de un $1 por día no es significativo porque «no corresponde al costo real de alcanzar los requisitos humanos básicos». Reddy concluye por consiguiente, que los nuevos estimados de la pobreza para la India y China «no pueden ser considerados ‘actualizados’ o ‘más precisos’, sino diferentemente distorsionados».
Reddy y Thomas Pogge, su compañero investigador en Columbia, han propuesto una metodología alternativa: el uso de una serie de criterios comunes relativos a la posesión de recursos locales suficientes para adquirir los requisitos humanos básicos. Ellos dicen que este abordaje continúa sin ser puesto a prueba «a pesar de ser totalmente factible».
El mismo Banco dice en el informe que las PPPs «pueden no reflejar los patrones de gasto de las personas pobres». Un segundo informe que debería terminar en febrero del 2008 mostrará cifras más detalladas para la alimentación, el vestuario, la salud y otros ítems, aunque Vogel «no está esperando ninguna revisión significativa resultante del análisis nuevo». Un ejercicio separado para estimar los niveles de pobreza se publicará «en una fecha posterior a determinar».
¿Por qué es esto tan importante? Simplemente, porque esto determina la cantidad de personas que están bajo el umbral de la pobreza y por consiguiente, la ‘efectividad’ de las políticas para aliviar la pobreza. El Banco basado en esta cifra se pronuncia sobre el acierto o el fracaso de la primera meta para el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio de «reducir a la mitad la proporción de las personas viviendo con menos de un dólar por día».
De acuerdo con los estimados previos del Banco, el número global de las personas pobres bajó en aproximadamente 150 millones entre 1990 y 1999 (la proporción bajó del 28 al 22%). Esto se debió a que unos 150 millones de personas supuestamente dejaron los rangos de la pobreza en China. Fuera de China, las reducciones en el número de los pobres en otras naciones del Asia se vieron compensadas por los aumentos en Europa Oriental, Asia Central, América Latina y especialmente el Subsahara Africano. Por lo tanto, cualquier cambio mayor en la estadística china puede cambiar una estadística neta positiva a una negativa.
La evaluación liderada por Angus Deaton, de la Universidad de Princeton (ver Boletín 54), genera dudas sobre la independencia y confiabilidad de las investigaciones del Banco y recomienda mayor atenció al trabajo estadíco básico. La atención generada por la controversia del ICP debería aclarar que es tiempo de desarrollar una forma de medir la pobreza extrema basándose en el costo real de atender las necesidades humanas básicas. Hasta entonces, se continuará en la incertidumbre sobre si los esfuerzos de la reducción de la pobreza están mejorando o empeorando.