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¿Mucha capacitación para nada?

Piden a las IFIs que entreguen las riendas del fortalecimiento de capacidades

11 abril 2008

El Grupo de Evaluación Independiente del Banco Mundial (IEG – Independent Evaluation Group) reveló serias fallas en la aplicación del trabajo de capacitación del Banco. El Grupo publicó su Informe en febrero del 2008, sobre los programas centrales de capacitación del Banco basados en los proyectos, los cuales supuestamente deben fortalecer las capacidades para el desarrollo. El Banco ha gastado unos $720 millones anuales en programas de capacitación durante los últimos diez años, aunque la capacitación es solo una parte de toda la Asistencia Técnica (AT) general del trabajo del Banco.

El IEG realizó investigaciones en seis países y estudios de terreno en otros cuatro sobre las capacitaciones, todo lo cual reveló que «solo la mitad produjo cambios sustanciales en la conducta del sitio de trabajo o mejoró la capacidad de desarrollo.» El Informe encontró que había una falta de atención en la aplicación del conocimiento recientemente adquirido y una falla en la preparación de la capacitación al no enfocarse mejor en las necesidades de las/los participantes.

Además los incentivos eran bajos para que las/los participantes aplicaran su conocimiento, y también para las/los empleadores el depender de nuevos conocimiento. El IEG encontró que «el Banco no le da un monitoreo adecuado o evalúa los resultados de la capacitación.» También notó que al Instituto del Banco Mundial le falta habilidad para evaluar los vacíos en las capacidades y que no consulta directamente con los clientes para averiguar sus necesidades.

El IEG hizo tres recomendaciones: 1) Desarrollar lineamientos más claros y estándares de calidad para los programas de capacitación. 2) Tener disponibles expertos en capacitación para que el personal y los países receptores puedan pedir ayuda para el diseño de los programas. 3) Clarificar el mandato de capacitación del Instituto del Banco Mundial. La directiva se comprometió con elaborar un borrador de directrices para el diseño de la capacitación y con circular una lista de expertos en la capacitación antes de julio del 2008. Sin embargo la directiva no dio ninguna indicación de cómo se aseguraría la aplicación de las nuevas directrices. El Informe demoró las consideraciones de la reforma del Instituto del Banco Mundial hasta que el Banco terminara de desarrollar el componente del conocimiento en su estrategia a largo plazo (Ver Boletín 60).

La ONG ActionAid International hizo una crítica detallada de la Asistencia Técnica (AT – Technical Assistance) diciendo que al tiempo que representa entre un cuarto y la mitad de la ayuda, ha sido ineficaz en su mayor parte, demasiado cara, impulsada por los donantes y basada en un modelo obsoleto de desarrollo. Elvira Groll de la ONG británica ActionAid dijo: «Nosotros repetidamente hemos pedido una fuerte alineación de los programas de fortalecimiento de las capacidades para satisfacer las necesidades y prioridades nacionales y locales para que los programas tengan algún impacto. Como lo muestra esta evaluación, el Banco Mundial está verdaderamente fracasando en la entrega.»

Esas mismas críticas están siendo dirigidas al Fondo Monetario Internacional (FMI – International Monetary Fund), el cual anunció planes de empezar a cobrar por su trabajo de la AT (ver Boletín 59). Peter Gakunu, el nuevo Director Ejecutivo del FMI que representa al África anglófona escribió, «El posible resultado podría tratarse de ver entre la financiación del gasto social crítico y el pago de la AT. Para los países que no pueden pagar por la AT, esto afectaría adversamente sus esfuerzos de desarrollar sus capacidades institucionales y humanas. Al tiempo que la propuesta de depender de la financiación de los donantes para la AT pueda aliviar el peso financiero, eso también implicaría que el Fondo estaría compitiendo con sus miembros por los recursos de los donantes.»

Mientras Gakunu pide que el Fondo continúe suministrando la AT en forma gratuita a los países de bajos ingresos, algunas organizaciones de la sociedad civil han pedido un abordaje con más sentido de pertenencia de los recipientes que permita a los países escoger cómo utilizar sus recursos de la ayuda. En evidencia presentada a una investigación del Parlamento Británico sobre la efectividad de la ayuda, el Proyecto Bretton Woods recomendó que la «financiación para pagar por la AT debería pasar por los sistemas de aprovisionamiento de los países. Los países receptores deberían tener la libertad de escoger los proyectos AT que deseen y también quiénes los implementarán.»