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Agroindustria vs. Seguridad alimentaria

La crisis alimentaria y las IFIs

1 julio 2008

En el momento las causas y los remedios de la crisis alimentaria están siendo apasionadamente debatidos. La forma como se resuelva el ‘estatus quo’ de esta ruptura tendrá implicaciones decisivas para el papel de las IFIs, para la seguridad alimentaria global, y para la sostenibilidad ecológica .

Según los estimativos de la ONU, el aumento reciente del precio de los alimentos añade 100 millones a la cifra de más de 850 millones de personas a quienes ya les estaban faltando los alimentos. Las IFIs rastrean un 15 por ciento del aumento al mayor costo de la energía y de los fertilizantes, asociado con el precio del elevado aumento del petróleo, y otro 15 al 30 por ciento al impacto de los biocombustibles. Han estado callados sobre el rol del capital financiero especulativo, que Peter Rosset, investigador del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano, dice es «una de las causas más importantes» a corto plazo. Otros factores de corto plazo incluyen las bajas reservas alimenticias y los eventos severos del clima, tales como la sequía australiana del año pasado.

Las/los comentadores están de acuerdo en que la producción agrícola, especialmente en muchos países en desarrollo, no ha mantenido el paso con la demanda rápidamente en aumento. Un factor al que se le adjudica esta falla es el declive general durante las dos últimas décadas para apoyar la inversión en la productividad agrícola. La ayuda multilateral para la agricultura Africana, por ejemplo, cayó del 32 por ciento de la ayuda total en 1981, a un 7 por ciento en 2001, como fue señalado por la Unidad de Evaluación del Banco (ver Boletín 58).

Éste es uno de muchos factores en la crisis alimentaria actual por la cual el FMI es directamente responsable

Según numerosas ONGs, académicos, y gobiernos del Sur, los subsidios agrícolas de Estados Unidos y del Reino Unido combinados con la presión de la Organización Mundial del Trabajo y de las IFIs para la liberalización de las importaciones, son responsables por perjudicar las habilidades de los países para alimentarse a sí mismos. Henk Hobbelink de la ONG GRAIN dijo «muchos países se volvieron dependientes de la importación de alimentos, ya que las/los granjeros locales no pudieron competir con los productos subsidiados del Norte. Éste es uno de muchos factores en la crisis alimentaria actual por la cual el FMI es directamente responsable.»

El Embajador de la ONU en la India, Nirupam Sen, culpa el consejo de la IFI animando a los países a cambiar los cultivos domésticos por los alimentos para la importación. En un documento del Instituto Nordic África, la investigadora Deborah Bryceson de la Universidad de Oxford, describe el abordaje de las IFIs como una de ‘eliminación de campesinos’ (de-peasantization) -desalojando un medio de producción para que el campo sea un lugar más receptivo para la intensa acumulación del capital.

El Economista de Harvard, Dani Rodrik, responde diciendo que la retención de las restricciones a las importaciones habría reducido el suministro global de alimentos, en vez de aumentarlo. Él conjetura que la protección a las importaciones habría hecho que la producción global fuera reasignada «de exportadores eficientes a importadores ineficientes». Concluye diciendo que «si se es autosuficiente, se debe estar dispuesto a vivir con precios altos».

Esto refleja la complejidad de la relación entre los precios de los alimentos, la naturaleza del desarrollo, y los esfuerzos de la reducción de la pobreza. La reciente investigación de Maros y Will del Banco Mundial da una imagen contradictoria: «los impactos de corta duración de los precios más caros de los alimentos de primera necesidad sobre la pobreza difieren considerablemente por artículo y por país, pero los aumentos de la pobreza son más frecuentes y más grandes que las reducciones de la pobreza.» Otros analistas creen que a largo plazo, los precios más altos podrían empezar a beneficiar a las/los productores rurales, retardar el éxodo de las/los granjeros de las áreas rurales, y mejorar la sostenibilidad del medio ambiente

El Banco Mundial rápidamente aprovechó la crisis para extender su mandato creando una ‘Facilidad de Rápida Financiación’ de $1,2 mil millones para responder a las necesidades inmediatas, incluyendo $200 millones en subsidios para los países más pobres (las operaciones de subsidios fueron aprobadas para Haití, Djibouti y Liberia; y se están procesando operaciones para Togo, Tajikistán y Yemen). Esta no es nueva financiación, sino que fue reasignada de los presupuestos existentes.

El Banco también está trabajando con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO – Food and Agriculture Organisation), para suministrar semillas y fertilizantes a los países en desarrollo cuyos, para que las/los pequeños granjeros puedan mejorar la producción para esta estación. El Banco dice que aumentará su apoyo general para la agricultura, incluyendo los préstamos, los subsidios y la asistencia técnica, de $4 mil millones a $6 mil millones para el año entrante. También prometió lanzar nuevas herramientas de manejo de riesgos y el seguro para los cultivos.

Por su parte, el FMI duplicó los préstamos a cuatro países de bajos ingresos (Burkina Faso, la República Kirguiz, Malí y Níger), y está negociando aumentos con otros once países. La Junta del Fondo estará revisando una propuesta, en junio de 2008, para mejorar le eficacia de la Facilidad de las Reservas Exógenas (Exogenous Shocks Facility), un fondo de bajo interés a corto plazo para los países de bajos ingresos que sufren los dolorosos impactos de eventos más allá de su control (ver Boletín 49). Al igual que con el Banco, será crítico monitorear las condiciones que acompañan estos fondos y el aumento de los niveles de deudas que implican.

Al mismo tiempo, las IFIs publicaron una lista de cosas para hacer y para no hacer, relacionadas con la forma como los gobiernos de los países en desarrollo respondan a la crisis. Para hacer: Escalar las redes de seguridad social; eliminar las tarifas sobre los artículos alimenticios; y usar subsidios temporales para los artículos alimenticios de primera necesidad vitales para las personas pobres, además de recursos como los fertilizantes. Esta última recomendación representa un giro del 180 por ciento de los esfuerzos previos para erradicar el uso de tales subsidios en países tales como Malawi. Para no hacer: no controlar las exportaciones, no controlar los precios ni los subsidios generales.

Las IFIs propusieron un paquete de medidas a mediano término incluyendo:

  • Duplicar la inversión de la investigación y el desarrollo durante los próximos cinco años (teniendo en cuenta las insuficiencias de la red global de los Centros de Investigación del Grupo Consultor)
  • Invertir un 1 por ciento de los activos de los Fondos Soberanos de la Riqueza a través del SubSahara Africano, algunos de los cuales pueden utilizarse en la productividad agrícola. (ver Boletín 57)
  • Aligerar los subsidios a los biocombustibles.
  • Completar la Ronda Comercial de Doha, y
  • Realizar una ‘revolución verde’ para África – El Banco está considerando unirse a la Alianza para la Revolución Verde en África (de donantes privados).

Al tiempo que la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil estarían de acuerdo tanto en la necesidad para el aumento de la inversión en la investigación, como en la necesidad de terminar los subsidios para los biocombustibles, ahí terminan los puntos en común.

La ONG, Instituto para la Agricultura y la Política Comercial (Institute for Agriculture and Trade Policy) insiste en que la Ronda de Doha llevará al crecimiento de la dependencia de los países en desarrollo sobre las importaciones de alimentos, y al aumento de la volatilidad del precio de los alimentos.

Existe un enorme escepticismo sobre los beneficios del presente modelo de agroindustria. La Evaluación Internacional del Conocimiento Agrícola, la Ciencia y la Tecnología para el Desarrollo (IAASTD – The International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development), una iniciativa de alto nivel de tres años, se vio ‘enormemente presionada’ (según afirmó un empleado senior) para ajustarse a los resultados del Informe de Desarrollo sobre la Agricultura del Banco Mundial – WDR (ver Boletín 58). En contraste con el WDR, la IAASTD enfatiza la seguridad alimentaria, la sostenibilidad del medio ambiente, y los conocimientos tradicionales, también critica la liberalización del mercado y enfatiza la necesidad de «proteger la flexibilidad política nacional.»

La Vía Campesina, un movimiento internacional de campesinas y campesinos, propone reemplazar el modelo actual con uno basado en la noción de la soberanía de los alimentos, o sea, el derecho de los países para determinar su producción y el consumo de alimentos, y de la excepción de la agricultura de los regímenes comerciales globales. Este movimiento es uno de los signatarios de la Declaración de la Sociedad Civil Mundial sobre la Emergencia Mundial de Alimentos. Ésta pide al Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y a la Corte Internacional de Justicia que investigue: la contribución del agronegocio a las violaciones de los derechos por los alimentos; el establecimiento de una Comisión de la ONU sobre la producción de Alimentos, Consumo y Comercio, y la reestructuración de organizaciones multilaterales envueltas en la ayuda alimentaria y la agricultura, incluyendo al Banco Mundial.