Desde el comienzo del Proceso de Oslo en 1994, el Banco Mundial ha participado activamente en los proyectos de desarrollo de la Autoridad Nacional Palestina (PNA – Palestinian National Authority) en Cisjordania y en la Franja de Gaza. Después del triunfo electoral, la victoria militar de los Hamas, y el derrocamiento de las fuerzas fieles al presidente de la PNA, Abu Mazen de Gaza, la financiación y los proyectos de desarrollo se han enfocado más en Cisjordania. El nombramiento del antiguo empleado del Banco, Salam Fayyad, como Primer Ministro en 2007 fortaleció la influencia del Banco Mundial en las políticas económicas y de desarrollo de la PNA.
El gobierno de Fayyad creó cuatro diferentes "grupos estratégicos" y trece subgrupos de trabajo. Cada uno tiene como copresidente a un donante, o a un oficial de la IFI además de un ministro de la PNA. Estos grupos son responsables de planificar, implementar y monitorear la política gubernamental, además de asignar el presupuesto. Esta estructura crea un gobierno acompañante o paralelo ilegítimo, junto con un gobierno no elegido, anulando así cualquier posibilidad de una independiente toma de decisiones y de la existencia de la democracia.
A lo anterior se añade un segundo nivel de restricciones porque la mayor parte de la financiación de la PNA pasa por fideicomisos controlados internacionalmente. El fideicomiso del Banco desembolsa el dinero sólo después de que se hayan hecho tres auditorías para asegurarse de que la PNA no se está desviando del marco del Plan de Desarrollo y Reforma Palestino 2008 – 2010 (PRDP – Palestinian Development and Reform Plan 2008 – 2010). El PRDP fue elaborado por la agencia de desarrollo británica DFID, presentado en la conferencia de donantes de París en diciembre de 2007, y adoptado por el gobierno de Fayyad. Por lo tanto, no hay que sorprenderse de que el PRDP no sea diferente del marco general de desarrollo de Cisjordania.
El acercamiento del Banco de Desarrollo en Palestina gira alrededor de la aceptación del estatus quo, o sea, la ocupación continuada, los asentamientos, y la muralla, tanto como sobre los proyectos que requieren de la cooperación entre el PNA e Israel, generalmente con un tercer socio internacional. Políticamente estos proyectos amenazan con legitimar las afirmaciones de Israel sobre la muralla, Jerusalén, la anexión de la tierra y los asentamientos que han causado la fragmentación y los guetos de Cisjordania y de la Franja de Gaza. El único otro aspecto nuevo, es que además de los proyectos industriales de talleres de trabajo esclavo, el Banco Mundial ahora planea incluir zonas industriales en la frontera, agronegocios en el Valle del Jordania (ver Boletín 58), y turismo.
El proyecto de turismo propuesto para Belén muestra los riesgos y problemas del desarrollo bajo la ocupación. El gobierno de Fayyad, el Banco Mundial y el gobierno francés están respaldando un proyecto cuyo objetivo es vigorizar el destrozado sector del turismo palestino animando el turismo extranjero, pero esto de hecho, legitimaría la ocupación israelí y su control de las fronteras palestinas.
El enfoque, al facilitar el viaje a Cisjordania a través de Israel, dista mucho de ser inofensivo ya que reconoce los críticos reclamos de Israel alrededor de Belén. El proyecto creará "controles militares amistosos con el turismo" con carriles adicionales para quienes tengan pasaportes extranjeros. Esto institucionalizará aún más los controles militares israelíes, los cuales junto con la muralla y los asentamientos, han convertido el distrito de Belén en un gueto fragmentado y aislado. La separación de los turistas de los palestinos asegura que los visitantes no sean testigos o experimenten el tratamiento degradante reservado a los palestinos. El reconocimiento del Este de Jerusalén como parte de Israel, los controles militares y la muralla como un borde legítimo, comprometen abiertamente los derechos de Palestina a su capital.
Además el proyecto de Belén deja el sector del turismo vulnerable a los mismos problemas que destruyeron la industria anteriormente: la ocupación, el robo de la tierra y las restricciones de viaje. El enfoque en el turismo extranjero apoya el sistema de gueto impuesto en Cisjordania, y excluye el turismo doméstico (el eje central de cualquier sector turístico fuerte), el cual ha sido aplastado. La Agencia de Estadísticas de Palestina indica que el 64.5 por ciento de las familias de Cisjordania no pudieron viajar en su país en 2007. Al final, los intentos de trabajar con y alrededor de la ocupación terminan legitimándola, mientras fallan en la dirección de las principales preocupaciones turísticas.
Los problemas no están restringidos al área de Belén, pero sí son indicativos de los grandes retos que enfrenta Palestina. En la raíz de los problemas de desarrollo palestino está la ocupación israelí. El equilibrio de poder existente se asegura de que los términos del desarrollo sean dictados por los políticos y planeadores israelíes, y por lo tanto, son un anatema para la libertad económica y la liberación de Palestina.
Dawood Hammoudeh, Stop the Wall, Palestine global@stopthewall.org