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La transparencia voluntaria no es suficiente en las operaciones extractivas de las IFIs

7 octubre 2008

Por Heike Mainhardt-Gibbs, Centro de Información del Banco

El Banco Mundial y el FMI abogan por una transparencia de la renta pública especialmente a través de la promoción de la Iniciativa de la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI), un programa voluntario con la participación del público que reporta los pagos de la renta pública gubernamental (ver Boletín 35). La evaluación conducida por el Centro de Información del Banco y por Testigo Global, concluyó que las instituciones no han implementado un programa exhaustivo y consistente en todas sus operaciones, para asegurar los ingresos y la transparencia del contrato en todas las actividades extractivas.

Sobre el Banco Mundial, el estudio encontró que a pesar de que se menciona frecuentemente la transparencia en los documentos de los proyectos, sólo en pocas ocasiones hay un programa de marcación de indicativos anexado a la financiación futura. Sobre el FMI, la transparencia de los ingresos tuvo una marcación del 60 por ciento en los países ricos en recursos con programas activos de préstamos, pero rara vez tuvo indicativos/marcaciones en los programas nacionales sin préstamos del FMI. Además, la divulgación de contratos entre los gobiernos y la industria, lo cual es crítico para verificar los ingresos y lo recomendado por las IFIs, no fue realizado en el 90 por ciento de las operaciones.

El estudio recomienda que las dos instituciones deben: Ser consistentes en todos los países y establecer indicadores claros de progreso en la transparencia del uso de la renta de la industria extractiva; hacer revelación de los contratos; y asegurar la participación significativa de la sociedad civil.

En una nota positiva, hay indicaciones de que el Banco está escuchando los llamados por una mayor transparencia. En 2007, el brazo del sector privado del Banco, la CIF, empezó a exigir a todos los proyectos extractivos que divulgaran públicamente las rentas pagadas a los gobiernos. En respuesta a los pedidos de la coalición Publique lo que Paga (Publish What You Pay), la CIF ahora tiene una página web con vínculos a los pagos de las compañías prestatarias a los gobiernos. En abril de 2008, el Banco anunció su plan EITI++, para promover la transparencia junto con toda la cadena de valores incluyendo los contratos y los presupuestos. El enfoque actual de EITI++ está en África, con Guinea y Mauritania como los dos casos piloto.

Sin embargo, estos dos pasos positivos no dejan de producir preocupación. A mediados de agosto de 2008, la página web de la CIF sólo tenía la información de ingresos de seis de los nueve proyectos aplicables y no incluía los 16 proyectos que convinieron voluntariamente en revelar sus ingresos antes del requisito de 2007. Los datos varían mucho entre las compañías, no son claros y son difíciles de encontrar. Estas discrepancias reflejan la falta de claridad de la política de la CIF.

El EITI++ está enfocado en los "países que deseen participar" y por lo tanto puede no ser aplicado ampliamente. A pesar de que el Banco declara que tendrá un comité de asesoría de actores para guiar la iniciativa, es poco probable que los gobiernos estén listos a discutir todos los asuntos de la cadena de valores en una situación que incluya la completa participación de la sociedad civil.

Chad como caso de prueba

El Banco Mundial finalmente se retiró del oleoducto Chad-Camerún en septiembre, después de un largo tiempo de tensiones con el gobierno sobre los compromisos fallidos, al no haber gastado éste las ganancias del petróleo en programas para las personas pobres y en vez de ello canalizó los recursos en gastos militares (ver Boletín 53, 56, 60). El oleoducto fue una de las mayores inversiones en África del Banco Mundial, y se muestra como un caso de estudio sobre cómo los requisitos de los préstamos pueden asegurar que la riqueza petrolera de África beneficie a las personas pobres y sea utilizada en forma adecuada y transparente.

El Banco se rindió tratando de asegurar que las personas pobres en Chad se beneficiaran de las ganancias petroleras, pero sí se aseguró de que le pagaran el balance de su préstamo de $140 millones antes de terminar. Las ONGs criticaron el plan del Banco desde el principio, diciendo que los mecanismos para asegurar la transparencia de los ingresos tenían poca oportunidad de éxito, dado que Chad tenía un gobierno autoritario y una historia de guerra civil.