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El Banco bloquea las negociaciones de la ayuda en Accra

7 octubre 2008

La influencia del Banco Mundial se sintió en Accra cuando los países en desarrollo y los donantes se reunieron en un centro de conferencias resplandeciente para el reciente Foro de Alto Nivel sobre la Efectividad de la Ayuda. El Banco Mundial junto con la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD) y el gobierno de Ghana fueron los organizadores de este evento con 1.200 participantes, incluyendo a 80 representantes de la sociedad civil.

Los negociadores del Banco (quienes según fue reportado sucumbieron a la presión de su mayor accionista) se unieron a Estados Unidos y Japón para bloquear el acuerdo sobre cualquier punto ambicioso en los asuntos clave. Como advirtió Yao Graham, de la Red Africana para el Tercer Mundo (Third World Network Africa), "Una vez más vemos las relaciones globales de poder siendo reforzadas, y los reclamos de la sociedad civil y de los gobiernos de los países en desarrollo puestos de lado".

Afortunadamente se salvó la reunión de Accra de ser un total fracaso en las negociaciones de último momento con la llegada de los ministros, quienes finalmente convinieron la Agenda de Acción de Accra. Aunque no incluye nada revolucionario, sí podría mejorar la transparencia en la ayuda, la rendición de cuentas, la previsión y aumentar el uso de los sistemas de los países, si los donantes cumplen con sus compromisos.

Sin embargo, la condicionalidad, el punto negro de la asistencia para el desarrollo del Banco Mundial según la sociedad civil (ver Boletín 53, 58, 60), sobrevivió intacta, a pesar de los esfuerzos determinados de los gobiernos de los países en desarrollo y de las organizaciones de la sociedad civil para conseguir un acuerdo de reforma. Una concesión menor fue el acuerdo de que "los donantes y los países en desarrollo publicarán abierta y periódicamente todas las condiciones vinculadas con los desembolsos".

La publicidad negativa sobre la posición de condicionalidad del Banco Mundial fue parcialmente desviada por su apoyo a la liberación de la ayuda alimentaria en una declaración de prensa, publicada justo antes de que comenzaran las negociaciones. El Banco no se verá afectado por lo anterior, aunque la ayuda alimentaria era una prioridad para los países en desarrollo, y también para los europeos. En realidad el asunto ya había sido puesto de lado aun antes de que comenzara el juego. A pesar de los argumentos de los países en desarrollo y de los europeos, las palabras "ayuda alimentaria" ni siquiera aparecen en el texto final.

El apoyo del Banco durante las negociaciones para la posición de EUA de no fortalecer los compromisos del uso de los sistemas financieros de gestión y compra de los países en desarrollo, es indicativo de la influencia que el mayor accionista del Banco Mundial ejerce. Este es un asunto que el Banco lógicamente debió haber estado apoyando. El Banco está en el tope de la liga de donantes en la canalización de más de la mitad de la ayuda a través de tales sistemas (ver Boletín 60).

Controversialmente, el Banco es el juez de la calidad de los sistemas públicos de la gestión financiera, y es un principal jugador en promover la compra abierta y competitiva. Muchos afirman que lo hace a expensas de la habilidad de los países en desarrollo para proteger sus industrias nacionales nacientes. Estados Unidos está casi en la base de la tabla y canaliza el 5 por ciento de su ayuda a través de los sistemas de los países en desarrollo, y es muy protector del control de sus compras.

La Encuesta de Monitoreo 2008 de OECD sobre la Efectividad de la Ayuda fue publicada en agosto de 2008, con una medición del desempeño de los donantes y los países en desarrollo en relación con doce indicadores. La marcación del Banco Mundial es relativamente buena en relación con la mayoría de los indicadores, y ha progresado especialmente en la reducción del número de unidades de implementación paralelas. Sin embargo, el proceso del monitoreo está plagado de problemas. El texto del informe anota que los indicadores sobre el aumento de la ayuda con base en el programa y sobre la mejora de la asistencia técnica son extremadamente poco fiables. Al mismo tiempo, el Banco Mundial continúa siendo el juez y el jurado de tres de esos indicadores: la gestión financiera pública, el sentido de pertenencia y los resultados, contradiciendo así su compromiso hacia la "rendición de cuentas mutua".

La Agenda de Acción de Accra reconoce algunos de los problemas con los indicadores y con el proceso del monitoreo, diciendo que estos necesitarán ser revisados. Sin embargo el principal y mayor problema que la Cumbre de Accra mostró claramente es muy grave. Es decir, un sistema de ayuda basado en el sentido de pertenencia y en la rendición de cuentas necesita un nuevo hogar. Un proceso de gestión manejado por OECD y por el Banco Mundial simplemente es una forma muy poco eficiente de negociar la reforma.