El Banco Mundial acaba de finalizar consultas sobre su nuevo marco estratégico para el trabajo en materia de cambio climático, el cual presenta un denominador común: un papel inmensamente mayor a ser desempeñado por el Banco. Sin embargo, es poca la reflexión en torno a las razones por las que el historial del Banco en esta área es tan deficiente, según lo detallado por cierta cantidad de informes recientes.
El período de consultas para el nuevo marco estratégico del Banco: «Desarrollo y Cambio Climático: un marco estratégico para el Grupo del Banco Mundial» finalizó el 15 de setiembre. El documento de 90 páginas incluye numerosas propuestas nuevas orientadas a expandir el rol del Banco Mundial, bajo seis grandes encabezados:
- apoyar acciones climáticas en procesos de desarrollo impulsados a nivel nacional;
- movilizar financiamiento concesional e innovador;
- facilitar el desarrollo de mecanismos innovadores de mercado;
- apalancamiento del financiamiento al sector privado;
- incrementar el apoyo a la aceleración tecnológica; y
- aumentar la investigación en materia de políticas, conocimiento, y construcción de capacidades.
El documento no indica ninguna prioridad específica a partir de este exhaustivo listado. Bajo la extensa rúbrica de que «su rol primordial y fortaleza comparativa [se encuentra] en ayudar a los países miembros en desarrollo a lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio y desarrollar sus economías bajo limitaciones climáticas», el Banco no descarta casi nada. El apoyo del Banco a los países en desarrollo podría «relacionarse tanto con la adaptación como con la mitigación – en términos de energía, transporte, industria, desarrollo urbano, agua, agricultura, silvicultura, biodiversidad, gestión económica y desarrollo humano y social». También se propone una lista exhaustiva de áreas de investigación.
el Banco Mundial ha financiado en la última década más de 26 gigatoneladas de emisiones de CO2
El marco pretende cubrir todas las áreas del Banco, incluyendo la Corporación Financiera Internacional (CFI), con la intención de «apoyar – y no sustituir – las estrategias operativas de las entidades [del Grupo del Banco Mundial]. El mismo fue presentado ante el directorio ejecutivo a fines de setiembre y será discutido en el Comité para el Desarrollo durante la reunión anual de la institución en el mes de octubre.
¿Quién es el líder?
Al tomar conciencia de las críticas que dicen que el Banco está intentando usurparle el liderazgo a la ONU en materia de acción climática (ver Boletín 60), el documento distancia al Banco de las negociaciones climáticas internacionales de acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés). Establece que el Banco habrá de «apoyar el proceso de negociación e implementación de las acciones acordadas al tiempo que no interferirá con el trabajo del Secretariado [de la UNFCCC] y se mantendrá neutral frente a cualquier posición particular en la negociación».
Sin embargo, también propone una «cooperación» mucho mayor con las agencias de la ONU en toda una serie de temas, incluyendo el financiamiento con respecto al cambio climático, el manejo del riesgo climático y la construcción de capacidades. Otras secciones del documento se encuentran dedicadas a ampliar el trabajo del Banco con: gobiernos de países en desarrollo, que constituyen el principal objetivo del trabajo de incidencia propuesto por el Banco; donantes bilaterales y multilaterales; sociedad civil; el sector privado; y las instituciones de investigación.
Alineamiento de los críticos
Un grupo de directores ejecutivos de países en desarrollo y de mediano ingreso presentaron una declaración sobre el borrador del documento marco a inicios de agosto ante un comité del directorio del Banco. Esta declaración calificó al borrador de «asimétrico en su tratamiento de los países». Los países en desarrollo y de mediano ingreso se mostraron molestos porque al tiempo que el marco incluye una serie de prescripciones para los países en desarrollo, no llega a reconocer que los países desarrollados deberían mantener su responsabilidad en lo referente a tener el protagonismo en la lucha contra el cambio climático, mediante la reducción de sus emisiones.
Las organizaciones de la sociedad civil se han mostrado igualmente escépticas. El documento presentado por ActionAid sostiene: «O el Banco Mundial habla en serio acerca de ser parte de la solución – en cuyo caso debe cambiar radicalmente sus políticas energéticas – o de no ser este el caso, continuará siendo parte del problema».
Irónicamente, el marco preliminar afirma que el Banco «hará un esfuerzo consciente por apoyar las inversiones ‘sin remordimientos'», al mismo tiempo que cierto número de estudios sugieren que el Banco tiene bastante por lo que sentir remordimientos. Una investigación reciente de WWF-UK muestra que «debido a su continuo financiamiento de los proyectos relacionados con combustibles fósiles, el Banco Mundial ha financiado en la última década más de 26 gigatoneladas de emisiones de CO2. Esto equivale aproximadamente a 45 veces las actuales emisiones anuales de CO2 del Reino Unido». De acuerdo con el informe, solo el financiamiento relacionado con el gas y el petróleo del Banco Mundial ascendió en los últimos tres años a más de US$3.000 millones.
Entretanto, un informe presentado en junio por el Instituto Mundial de Recursos reveló que «casi el 50 por ciento de los préstamos [otorgados por el Banco Mundial] al sector [energético] fueron realizados sin prestar atención alguna al cambio climático» (ver Boletín 61). Un informe anterior del Instituto para Estudios de Políticas (IPS) manifestó que el Banco «continúa perpetuando irresponsable e imprudentemente la dependencia mundial de los combustibles fósiles que alteran el clima mientras se beneficia del comercio del carbono» (ver Boletín 58).
El marco preliminar no dice casi nada acerca de las operaciones existentes, pero el Banco afirma estar «predicando con el ejemplo», haciendo que todos sus oficinas sean neutrales en carbono, lo cual se logrará en gran medida a través de la polémica práctica de comprar compensaciones en lugar de reducir emisiones.
¿Cambiará el Banco?
El marco preliminar no dice nada en lo que respecta a modificar los incentivos, los procedimientos y las políticas del Banco: algo que resulta esencial si se pretende alcanzar la visión que tiene el Banco de sí mismo como «banco del medio ambiente» y silenciar las críticas. Se propone también algún tipo de exploración – pero solo para «proyectos de energía e infraestructura específica (transporte, agua, urbanismo) en lo que respecta a oportunidades [relacionadas con la eficiencia energética] a partir del año 2009». Con excepción de lo anterior, la estrategia del Banco en cuanto a reforma interna parece consistir en una mejor capacitación para el personal.
El marco preliminar del Banco respalda el impulso de la sociedad civil para que se otorguen «mayores recursos financieros además de los actuales niveles de asistencia extranjera al desarrollo» con el fin de ayudar a los países pobres a adaptarse. No obstante, las prioridades del Banco quedan luego más claras: «Antes que nada, el [Grupo del Banco Mundial] trabajará para lograr avances en la AIF-15 (Asociación Internacional de Fomento) y mayores niveles de reposición de la AIF». Por lo tanto, algunos se podrían preguntar si no se trata realmente de una estrategia diseñada primordialmente para llenar las arcas del Banco.