Un libro esperado, comisionado por el Banco Mundial sobre las grandes hidroeléctricas, enfatiza los supuestos beneficios económicos, al tiempo que no trata en forma adecuada los serios costos sociales y ambientales. Este libro es otro indicador claro de la preferencia del Banco por las grandes represas.
El libro titulado Impactos económicos indirectos de las represas: Casos de estudio de India, Egipto y Brasil – evalúa lo que los autores piensan es un componente generalmente olvidado de los proyectos de las empresas, o sea sus impactos económicos indirectos. Lo hace utilizando casos de estudio prácticos que miden el total de los efectos económicos de las represas en relación con sus efectos directos observables, evaluando la reducción y la distribución de su impacto en la pobreza.
Puntos ciegos
Con sólo cuatro casos de estudio, el libro es mucho más limitado en su alcance que el Informe 2000 de la Comisión Mundial <WCD> sobre Represas y Desarrollo , el cual incluye 10 casos de estudio y 100 estudios técnicos de 125 represas (ver Boletines 47, 27 y 20).
Desafortunadamente lo que le falta en alcance no es compensado por su profundidad. Al sólo dirigir los beneficios económicos de las represas, no hace una evaluación completa de sus costos sociales y ambientales. Además, las represas son celebradas como el factor causante primario en casos donde los resultados positivos pueden ser explicados de otra manera. Por ejemplo, el crecimiento de los resultados agrícolas alrededor de Bhakra en India, puede ser explicado por la industrialización del área. Al mismo tiempo, la agricultura sigue sufriendo debido a los efectos adversos de la represa, tales como la degradación de los suelos y la caída de las reservas del agua subterránea.
Todavía hay lecciones para aprender
Al tiempo que una serie de nuevos y recientemente revividas empresas y proyectos de agua sugiere que la inclinación del Banco Mundial está para quedarse en la gran infraestructura, es más difícil encontrar algún tipo de evidencia que demuestre cómo estas inversiones tengan algo que ver con el mandato del Banco sobre la reducción de la pobreza.
Es más probable que los inversionistas privados sean los principales beneficiados de una represa en la República Democrática del Congo. Inga 3 formará parte de la Gran Represa Inga, una estructura superior en escala a la Represa de las Tres Gargantas en China y que posiblemente costará más de $80.000 millones. Sin embargo, como comenta la ONG Centro de Información del Banco (BIC de Washington, "los beneficios de desarrollo de estas iniciativas continúan siendo oscuros, ya que todos los resultados están marcados para la exportación y para facilitar la expansión de las grandes operaciones mineras en la región".
Con el proyecto hidroeléctrico Nam Theun 2 en Lao PDR (ver Boletines 60, 59 y 45), parece que de nuevo las personas pobres no son una prioridad. En su informe de junio de 2008, ´Represas para el desarrollo: Lecciones de Laos´, Shannon Lawrence de la ONG Ríos Internacionales, critica el proyecto por no haber tenido en cuenta a la población local en un proceso que hasta el momento ha producido el desplazamiento de más de 6.000 personas. En junio, las medidas todavía no estaban listas para asegurarse de que las necesidades de las personas reasentadas y de las comunidades al paso de la corriente de la represa se estuvieran teniendo lo suficientemente en cuenta. Además, "al tiempo que las fechas límite para el trabajo de ingeniería de Nam Theum 2 ya estaban convenidas, los programas sociales y ambientales continuaban teniendo dificultades desde que comenzaron las construcciones".
El estilo del Banco para apoyar grandes proyectos de infraestructura se extiende más allá de las represas. El 1 de septiembre de 2008, el Banco firmó un acuerdo con el gobierno de Egipto por $145 millones por cuatro años, para financiar un nuevo sistema de irrigación. Al tiempo que la irrigación previa del Nilo ha estado bajo el control público, ésta será manejada por una sociedad público-privada (PPP). Aunque dicen que el proyecto generará empleo, un informe del BIC sostiene que la introducción de nuevas tecnologías limitará el número de nuevos trabajos, y que "los principales beneficiarios serán especialmente los inversionistas con un gran capital". El trabajo está listo para empezar a principios de 2009, y todavía es incierto si el proyecto garantizará el acceso al agua para las personas pobres.