En medio de crecientes discusiones globales en torno al cambio climático que habrán de culminar en Copenhague en diciembre, el Congreso de Estados Unidos votó en contra de financiar el Fondo para la Tecnología Limpia (FTL) del Banco Mundial para el 2009.
El Banco lanzó el FTL en julio de 2008 en el marco de sus fondos de inversión climática (ver Boletín 63), con fuerte apoyo de Estados Unidos y el Reino Unido. El fondo fue conformado aparentemente para financiar el desarrollo transformacional, bajo en carbono, en los países en desarrollo, especialmente en aquellos con grandes emisiones de gases de efecto invernadero. El gobierno de Bush le solicitó al Congreso que autorizara y destinara al FTL fondos estadounidenses por un monto de US$ 2000 millones en el transcurso de tres años, otorgando US$ 400 millones en 2009, el primer año.
En enero, el Comité del Fondo Fiduciario del FTL dio a conocer los criterios relativos al financiamiento, concentrándose en «reducir las emisiones mediante la adopción de las mejores tecnologías del carbón disponibles con mejoras sustanciales en materia de eficiencia energética y facilidad para la implementación de la Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS por sus siglas en inglés), un proceso que consiste en capturar las emisiones del carbono y almacenarlas bajo tierra (ver Boletín 64).
«Un punto que provoca gran preocupación es que este fondo respalde tecnologías del carbón más eficientes al tiempo que la necesidad del momento implica alejarse lo más pronto posible de las tecnologías de combustibles fósiles y no continuar con la adicción de los países a la tecnología sucia», dijo Vinuta Gopal de Greenpeace India. «Por ejemplo, el Banco Mundial está financiando una mega central térmica de carbón en India, la cual solo habrá de continuar contribuyendo con nuestras emisiones, al tiempo que esos fondos deberían estar financiando tecnologías renovables de vanguardia».
Una coalición de ONG estadounidenses, incluyendo grupos medioambientales y del desarrollo, escribió al Congreso alertando acerca de las preocupaciones en torno al FTL previo a la votación de marzo con respecto al primer año de adjudicación. Exhortaron a los miembros del Congreso a no incluir al carbón en el financiamiento climático. Destacaron que los criterios del FTL exigirían que las nuevas plantas de carbono recibieran recursos de dicho fondo para estar listas para la implementación de la CCS pero no financiarían tecnología para la CCS, haciendo que resulte muy difícil implementar efectivamente esta tecnología en el mundo en desarrollo.
Sostuvieron además que aun cuando la CCS fuera viable comercialmente, es de esperarse que solo mejore la eficiencia en un 30 por ciento como máximo. «El financiamiento al carbón del FTL de ninguna forma resulta transformacional. El escaso financiamiento público a la energía limpia debería utilizarse para bajar los precios de la energía renovable de modo de volverla más competitiva en materia de costos frente a un carbón artificialmente barato y suministrar así energía limpia», se lee en la carta.
En respuesta a las preocupaciones en torno al FTL, el Congreso votó en contra de adjudicarle US$400 millones este año y en su lugar otorgó US$100 millones a USAID para tecnologías renovables y de eficiencia energética y US$10 millones al Fondo de las Naciones Unidas para los Países Menos Desarrollados, para los países pobres, que son especialmente vulnerables a los impactos del cambio climático.
«El Congreso de Estados Unidos se negó a otorgar financiamiento al antidemocrático FTL en su proyecto de ley del gasto público para el 2009. El financiamiento al carbón permitido en el marco de dicho fondo perturbó lógicamente a los miembros del Congreso, preocupados acerca de financiar los combustibles fósiles más sucios en nombre de la lucha contra el cambio climático», indicó Karen Orenstein de Amigos de la Tierra en Washington.
La ONU financia el camino a seguir
En negociaciones climáticas de la ONU, el G77 y China caracterizaron al FTL como una iniciativa impulsada por los donantes que socava las negociaciones climáticas y compite por financiamiento con los fondos para tecnología y adaptación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC), los cuales ya fueron establecidos y habrán de implementarse este año.
Miembros del Congreso estadounidense también expresaron preocupación en torno a si el Banco resulta o no el lugar más apropiado para los fondos climáticos. Esto ha llevado a algunos a especular con que este sería el comienzo de la marcha atrás de otros países donantes en lo referente a inversiones en el FTL.
¿Será que el Reino Unido también dará marcha atrás?
El Reino Unido mantiene un fuerte apoyo al FTL y a los fondos de inversión climática más ampliamente. Esto no resulta sorprendente teniendo en cuenta que el Reino Unido desempeñó un papel crítico en su origen y diseño y, junto con Estados Unidos, ha sido uno de los principales defensores de que otros comprometan financiamiento. Los primeros £100 millones de los £600 millones que otorgaría el Reino Unido serán depositados este año fiscal, de los cuales £60 millones serán destinados al FTL.
Funcionarios del Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID) sostienen que se mantiene el apoyo al FTL y que Estados Unidos volverá a comprometer su financiamiento para el año 2010. Los funcionarios del DFID esperan que solo una pequeña proporción de los fondos sean adjudicados para proyectos relacionados con el carbón, y que los países en desarrollo persigan en gran medida otros proyectos bajos en carbono, como ser proyectos en tecnología renovable, eficiencia energética y transporte sostenible.
Los grupos medioambientales tienen esperanzas de que el Presidente estadounidense Barack Obama realice un nuevo compromiso con el tema del cambio climático y el financiamiento para abordar dicho problema. No obstante, hay rumores en Washington de que Obama solicitará US$600 millones para los polémicos fondos del Banco, incluyendo el FTL, cuando presente las solicitudes para el presupuesto del 2010 en abril.
Orenstein concluye que «tanto Obama como el Congreso han notado la importancia de la cooperación en materia de tecnología limpia para abordar el cambio climático y se hallan interesados en otorgarle financiamiento. Para hacerlo de una forma política y tecnológicamente constructiva, el financiamiento destinado a tecnologías de energía limpia puede y debe ser suministrado en el marco de la ONU».
A pesar de todo, hay informes que indican que el gobierno de Obama no será capaz de acumular suficiente apoyo en el Congreso en el tiempo necesario para firmar un acuerdo global sobre cambio climático en Copenhague, en diciembre, y tendrá que solicitar otros seis meses a medida que va ganando apoyo para políticas ambiciosas en materia de cambio climático a nivel local.