Inmediatamente después de su revisión de la Estrategia Energética (ver Boletín 67) el Banco lanzó una Revisión de su Estrategia Ambiental 2001, pero aún así, continuó siendo criticado por su pobre desempeño en los asuntos ambientales.
En octubre de 2009 el Banco lanzó un proceso de consulta para su nueva estrategia ambiental, con una nota conceptual en su página web y una serie de reuniones planeadas alrededor del mundo. Los críticos del historial ambiental del Banco (ver Boletín 65), se sentirán decepcionados al saber que “el punto de partida de una nueva estrategia es que los objetivos de la estrategia de 2001 seguirán siendo vigentes (ver Boletín 24). El Banco propone seguir un acercamiento de “dos caminos.” Primero, evaluará las exigencias internas y las del cliente al igual que sus expectativas. El segundo camino mirará las ‘prioridades transversales’ incluyendo la sostenibilidad ambiental; las instituciones medioambientales y su gobierno; las salvaguardas; y el conocimiento.
La primera fase de la consulta terminará en febrero de 2010, cuando se producirá un borrador de política. Luego esto estará sujeto a una segunda fase de la consulta, antes de que se produzca la estrategia final antes de las reuniones de otoño del Banco Mundial.
Kathy Sierra, la vicepresidenta del Banco Mundial para el desarrollo sostenido enojó a los medioambientalistas al declarar que era poco probable que el acercamiento actual del Banco cambiara. “Ella dijo, “para la mayoría de los países grandes se necesita un nivel básico, incluyendo el hidropoder, los combustibles fósiles y la tecnología nuclear.”
Gšran Ek de la Sociedad Sueca para la Conservación de la Naturaleza, respondió diciendo que "la suposición básica (del Banco) es el concepto tradicional del crecimiento, en vez de que los servicios sostenibles del ecosistema son la mejor herramienta para luchar contra la pobreza, por lo que en su visión el ambiente no es una prioridad.”`
el Banco recibió un fuerte ataque de una coalición de ONGs debido a su ‘adicción por los combustibles fósiles.’
‘Débil’ la integración medioambiental
El Grupo de Evaluación Independiente del Banco Mundial (IEG – Independent Evaluation Group) publicó en octubre de 2009 su revisión Anual de la Eficacia del Desarrollo, la cual dice que “la agenda del historial del Banco en la implementación de la Estrategia Ambiental 2001 y en el avance de los resultados es mediocre." Las críticas más fuertes del IEG fueron para los ‘pobres’ esfuerzos del Banco en la integración del trabajo medioambiental en todos los sectores. En forma similar a lo que dijo el año pasado (ver Boletín 62), el IEG encontró que “los vacíos internos de conocimiento, las habilidades técnicas y operacionales inadecuadas para integrar las consideraciones ambientales en los proyectos de inversión y de reforma política, y la pobre difusión de la evidencia sobre la eficacia dentro del Banco impiden la efectividad." Una conclusión importante fue que “el personal y los incentivos de gerencia favorecen los grandes proyectos, tales como los de infraestructura o los energéticos, los cuales ponen en desventaja los proyectos ambientales generalmente más pequeños."
¿Adicción a los combustibles fósiles?
En septiembre de 2009, el Banco Mundial anunció que los compromisos para la energía renovable y eficiente en el año fiscal de 2009 llegaban a US$3.300 millones, o el 40 por ciento del total de los compromisos del sector energético, más del doble del año anterior.
Las ONGs manifestaron su preocupación sobre cómo el Banco había medido sus gastos en el sector de la energía. Al hacer los cálculos de las cifras de energía renovable, el Banco incluyó los grandes proyectos de hidropoder, y al no contar los proyectos de extracción de combustibles fósiles como proyectos energéticos, la proporción de los proyectos de energía renovable parece mayor. Janet Redman, de la organización estadounidense Instituto para Estudios Políticos, afirma que convertir en más eficiente una planta de carbón, no puede considerarse como trabajo que ayude a los países pobres en su transición de fuentes de energía ‘sucia’ hacia fuentes de energía más ‘limpias’.
En septiembre de 2009 se pusieron de manifiesto otras complejidades sobre la forma en que el Banco mide su compromiso hacia la energía renovable, cuando la CIF (la Corporación Internacional Financiera y el brazo de sector privado del Banco), aprobó un préstamo por US$1.000 millones para Powergrid Corporation de India (PGCIL), para fortalecer el sistema de transmisión eléctrica de ese país. Esto lleva el total prestado por el Banco Mundial al PGCIL a US$5.000 millones. El proyecto está intrínsecamente unido al plan del gobierno de India de dar ‘energía a todos’ para 2010, el cual se enfoca fuertemente en plantas con combustible de carbón, además hay una planeación en proceso por nueve plantas más. Esto significa que el préstamo de la CIF, en efecto, está facilitando una expansión masiva de la energía utilizando al carbón como combustible.
En la reunión anual del Banco en Estambul en octubre de 2009, el Banco recibió un fuerte ataque de una coalición de ONGs debido a su ‘adicción por los combustibles fósiles.’ Las ONGs, incluyendo a CEE Bankwatch, WWF Turquía y Greenpeace, analizaron las propias cifras del Banco Mundial encontrando que entre el 2007 y el 2009, el promedio de préstamos anuales del Banco para los proyectos de combustibles fósiles fue de US$2.200 millones, incluyendo los US$470 millones anuales para el carbón, comparados con los US$780 millones al año para las energías renovables.
El análisis de Greenpeace de las cifras del Banco Mundial muestra que su inversión en combustibles fósiles sigue siendo alta en el 2009, con US$1.900 millones.
El Banco y las CSS
Al mismo tiempo los periódicos reportaron en octubre de 2009 que Noruega y el Banco Mundial están planeando un nuevo fondo para ayudar a que los países en desarrollo elaboren la controversial tecnología para la captura y el almacenamiento del carbono (CCS – carbón capture and storage) para las plantas de combustibles fósiles. En un taller en el Banco Mundial sobre el tópico en septiembre, se dice que los funcionarios noruegos dijeron que aportarían unos US$6 millones para ese fondo. Karen Orenstein de Amigos de la Tierra dijo, "es difícil comprender por qué el Banco Mundial o Noruega estarían poniendo dinero en una tecnología no comprobada… en vez de ponerlo en las tecnologías renovables.”