Una evaluación del progreso del Banco Mundial en cuanto al género, sugiere que el Banco de hecho puede estar retrocediendo en algunas áreas. El Grupo de Evaluación Independiente (IEG – Independent Evaluation Group) del Banco Mundial realizó una revisión de los préstamos del Banco en 93 países entre 2002 y 2008, con casos de estudio en 12 de estos. Esta evaluación no cubrió a la CIF – la Corporación Internacional Financiera – el brazo del sector privado del grupo del Banco, la cual está a punto de tener su propia evaluación de género en el futuro cercano.
El IEG encontró que ‘la implementación de la política de género del Banco, que fue fuerte inicialmente, se debilitó durante la segunda parte del período evaluado’ resultando con ello ‘en una disminución en la frecuencia de la integración significativa de género en [las estrategias de asistencia de país].’
Este debilitamiento del acercamiento del Banco al género fue causado ‘debido a que no se tomaron suficientes medidas para implementar un marco de rendición de cuentas ni para fijar un sistema de monitoreo,’ a la falta de una integración apropiada del género a nivel de toma de decisiones, a la ausencia de un marco de resultados, a la financiación esporádica, y al abandono de un acercamiento que trató de integrar el género en todo el trabajo del Banco, y en vez de ello solo se adoptó un enfoque de implementación de género en programas seleccionados.
El IEG critica fuertemente este acercamiento selectivo el cual ‘tiende a disminuir la relevancia de la política de género del Banco.’ El IEG cita países tales como Bolivia y Pakistán, donde el Banco identificó solo los proyectos en la salud y la educación donde hubiera dimensiones importantes de género, con lo cual, otros sectores tales como los servicios agrícolas o municipales podían ignorar al género sin incurrir en una violación de las políticas del Banco. Este acercamiento a medias es muy preocupante ya que ‘la evaluación encontró que en un 75 por ciento de las operaciones del Banco, las mujeres’ participarán menos y se beneficiarán relativamente menos de las actividades del proyecto si el diseño no mitiga semejante impacto.’ En Benin por ejemplo, el IEG encontró que en un proyecto en el sector del algodón, donde trabajaban muchas mujeres ‘no se abordaron adecuadamente las desigualdades de género y además podía haber fortalecido las relaciones de género desiguales.’
El plan de género es limitado
El tan criticado Plan de Acción de Género 2007 (CAP – Gender Action Plan 2007, ver Boletín 57) – de acuerdo con el IEG, debe ser considerado responsable por estos problemas como ‘la introducción del GAP sin suficientes bases políticas apropiadas’ teniendo el efecto de hacer vaga e imprecisa la política general de género del Banco Mundial.’ Un documento de noviembre de 2009 del Banco muestra la limitada efectividad del GAP, el cual se suponía iba a integrar el género a los sectores ‘económicos’ del trabajo, la tierra y la agricultura, al desarrollo del sector privado y a la infraestructura. El documento dice que entre 2006 y 2008, el ‘cubrimiento del género’ en los sectores GAP continuaba siendo muy bajo, pues solo había aumentado del 33 al 41 por ciento.
Las recomendaciones del IEG incluyen poner en pie una debida rendición de cuentas, marcos de trabajo para la evaluación y el monitoreo, y ‘restaurar los requisitos generales para la integración de género a nivel de proyecto.’ La directiva del Banco en su respuesta al informe aceptó muchas de las recomendaciones IEG, por lo tanto se esperan propuestas de la Junta durante el segundo trimestre del 2010. El ‘plan de transición GAP’ también deberá ser presentado a finales del año.
Elaine Zuckerman de la ONG estadounidense Acción de Género (Gender Action) dijo, ‘Además de los problemas de una implementación débil, la política de género del Banco excluye políticas de préstamos para el desarrollo, muy famosos por sus condicionalidades que lastiman a la mayoría de los grupos vulnerables incluyendo a las mujeres, aunque estos son una parte en aumento de los préstamos totales del Banco.’