Se espera que los pequeños cambios en el poder del voto en el Banco Mundial sean convenidos formalmente en las Reuniones de Primavera, donde los países ricos continuarán manteniendo casi el 60 por ciento del voto, y cualquier otra reforma será para el 2015. Al mismo tiempo se espera que el Banco reciba un aumento de capital más pequeño que el buscado, lo cual podría empujar los préstamos a los niveles anteriores a la crisis.
Se espera que las Reuniones de Primavera del Banco Mundial ratifiquen un cambio en el compartir del voto de los países desarrollados a los ‘países en desarrollo y en transición’ de un 3 por ciento. Esto implementará el acuerdo del G20 de septiembre de 2010. Las afirmaciones del Banco Mundial de que esto daría a los países en desarrollo como el 47 por ciento del voto no son ciertas, según lo revela un análisis.
El Banco utilizó una metodología dudosa de clasificación de países para lograr esta cifra. Para el BIRF (Banco Internacional de Construcción y Fomento), el brazo de préstamos para los países de medianos ingresos, el Banco colocó a 16 países en el grupo de ‘países en desarrollo y transición’ los cuales realmente no clasifican ahí, al utilizar la clasificación de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI. Estos 16 países que incluyen a Arabia Saudita, Hungría y Kuwait, todos están clasificados por el Banco como economías con altos ingresos y juntos tienen más del 5 por ciento de los votos. Eso significa que los países en desarrollo de hecho terminarán con un 42 por ciento de los votos.
employed a slippery way of classifying countries to reach its figure
Con la AIF – Asociación Internacional de Fomento (IDA – International Development Association), el brazo de préstamos del Banco para los países de bajos ingresos, el Banco encontró otra forma de arreglar las cifras. Al utilizar las propias clasificaciones de la AIF, incluyeron a varios países con altos ingresos en la categoría de los países en desarrollo, incluyendo a los miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), tales como la República Checa, y Corea del Sur, tanto como a Israel y a Arabia Saudita. Estos países con elevados ingresos tienen alrededor del 7 por ciento de los votos de la AIF, por lo que los verdaderos votos de la AIF para los países en desarrollo también estarán en la base del 40 por ciento. Con estos resultados los países ricos tendrán como el 60 por ciento de los votos, o sea que estarán bastantes cortos de la paridad que el grupo G24 de los países en desarrollo había exigido, y que el G20 había convenido como objetivo (ver Boletín 62).
Las discusiones sobre la nueva fórmula para determinar la reforma futura del voto también han sido poco concluyentes. Las propuestas actuales enfatizan el peso económico y las donaciones a la AIF, o sea factores que favorecen a los países ricos. En general, estos pequeños cambios han ignorado el acercamiento más comprehensivo propuesto por la Comisión Zedillo (ver Boletín 68). La reforma del voto en la CIF – Corporación Internacional Financiera (IFC – International Finance Corporation), el brazo privado del Banco, donde la proporción del voto de los países en desarrollo es aun más pequeña, todavía está por ser convenida.
La dificultad en lograr que los países ricos muevan su posición sobre asuntos de gobierno fue señalada en marzo de 2010 por el informe de un comité del Senado de Estados Unidos. El comité pidió a la administración Obama ‘mantener la proporción de los votos de Estados Unidos y los derechos de veto en las instituciones financieras internacionales’, y cuestionó las reformas existentes para la selección de presidente del Banco Mundial (ver Boletín 68), exigiendo se preservara “el liderazgo de Estados Unidos en el Banco Mundial y en las posiciones senior de las otras IFIs.”
Roberto Bissio de la ONG Social Watch comenta: “de nuevo la gran retórica disfrazó un cambio muy pequeño. El Banco sigue estando muy lejos de ser verdaderamente representativa y una institución con rendición de cuentas.”
Aumento del capital
En el otoño del año pasado, un documento para los ministros de finanzas del G20 sugirió que el Banco aumentaría sustancialmente sus préstamos totales, de un nivel precrisis de unos US$15.000 millones por año hasta unos US$100.000 millones (ver see Boletín 66). Esto requeriría que los accionistas desembolsaran cantidades mayores para el capital que el Banco Mundial tiene como seguro contra sus préstamos. Esta idea, sin embargo, fue rechazada en ese entonces por los países accionistas desarrollados (ver Boletín 68). Se espera por lo tanto, que las negociaciones en las próximas Reuniones de Primavera tengan un aumento más modesto de unos US$60.000 millones para el BIRF, o sea como un tercio del capital existente, lo cual podría forzar al Banco Mundial a retornar a los niveles de préstamos precrisis.
Al mismo tiempo se rechazaron las ofertas de los países de medianos ingresos de pagar la mayor parte del aumento del capital a cambio de un aumento en el voto. En vez de ello, casi todo el dinero en efectivo saldrá de una forma de aumento del capital general, y con ello todos los países contribuirán en proporción a su parte del voto. Éste será el primer aumento general del capital desde 1988.
La CIF también pidió un aumento, pero se espera que éste sea rechazado, en parte debido a la oposición de Estados Unidos.
En un documento de marzo de 2010, la ONG estadounidense Centro de Información del Banco (BIC – Bank Information Center) afirmó que las reformas importantes deberían ser una precondición para cualquier aumento del capital. El documento también pidió ‘un diálogo público transparente y significativo antes de que se tomara cualquier decisión anterior al aumento del capital’. Pero el debate se dio casi todo a puerta cerrada, y los documentos detallando el proceso final solo fueron publicados unos pocos días antes de las Reuniones de Primavera.