La caída de Grecia en una crisis de deuda soberana marca la primera vez en que un país europeo, con la divisa del euro, recurre al FMI. El temor de una reacción adversa del mercado animó una mejor coordinación europea y al G20 a argumentar en contra del estímulo fiscal continuo.
La Junta del FMI aprobó un préstamo a Grecia de €30.000 millones (US$35.000 millones), pagadero en tres años, a comienzos de mayo de 2010, el cual complementa los €80.000 millones prestados a Grecia por los países de la Eurozona. Esta cifra de €110.000 millones es el triple de la cifra propuesta a comienzos de abril lo cual refleja la pérdida de confianza del mercado. Grecia no pudo conseguir dinero de los mercados con una tasa de interés aceptable por el temor de incurrir en una deuda insostenible y una carga deficitaria. Los primeros desembolsos fueron hechos a tiempo para el pago de bonos a mediados de mayo de 2010 por parte de Grecia.
El préstamo fue diseñado para mantener Grecia a flote por 18 meses, antes de que el país tenga que vender bonos de nuevo para cubrir su déficit fiscal. Con el préstamo UE-FMI, la deuda de Grecia está proyectada para ser casi el 150 por ciento del BID para esa época. El préstamo del FMI fue equivalente al 4.200 por ciento de la cuota de Grecia al FMI, o sea la mayor proporción de préstamo hasta el momento en relación con el tamaño de la cuota. Los préstamos del FMI típicamente son del 300 por ciento de la cuota.
Los préstamos están condicionados a un paquete de austeridad devastador en Grecia (ver Boletín 71). Esta condicionalidad produjo protestas masivas debidas al gran descontento público durante mayo de 2010. Yiannis Panagopoulos, presidente de la unión de sindicatos GSEE, afirmó que las huelgas enviaban “un fuerte mensaje de protesta al triunvirato del FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea de que sus experimentos neoliberales a costa de Grecia eran criminales.”
¿Grecia como la nueva Argentina?
La crisis griega produjo comparaciones con el colapso argentino en el 2001 (ver Boletines 26 y 24). A comienzos de mayo de 2010, la presidenta argentina Cristina Fernández dijo, “La receta detrás de estos eventos es casi idéntica. Supresión municipal, reducción de los salarios y programa de austeridad, ésta es la eterna receta de las instituciones financieras internacionales.”
Los altos niveles de deuda han llevado a comentaristas centrales a decir que Grecia, como Argentina no puede evitar la restructuración de la deuda (ver Boletín 71). Viendo la falta de control de Grecia sobre el Banco Central Europeo (el emisor de euros), algunos han comparado la situación de Grecia con la de los países en desarrollo que se ven forzados a prestar en divisas extranjeras.
En marzo de 2010, un informe del grupo de Investigadores sobre Dinero y Finanzas de la Universidad de Londres, afirma que las dificultades griegas se vieron exacerbadas por la Eurozona. “La unión monetaria ha quitado o reducido la libertad de fijar la política fiscal y monetaria, forzando con ello las presiones del ajuste económico en los mercados laborales.” El informe recomienda que Grecia se salga del euro, reestructure su deuda y reoriente sus políticas sociales hacia el bienestar social.
¿Cuál modelo social europeo?
España, Portugal y otros países también están en la línea de tiro de los mercados y las agencias de marcación. Los cortes fuertes y profundos en los gastos causaron protestas masivas en España en junio de 2010. A comienzos de mayo de 2010, los ministros europeos de finanzas convinieron un Mecanismo de Estabilización Europea de €750.000 millones para ayudar a los países necesitando fondos, de los cuales €250.000 millones provendrían del FMI. Los ministros también discutieron el mayor control regional europeo sobre los presupuestos de los estados individuales.
El FMI posteriormente dijo que no existía un compromiso formal de prestar dinero, sino una mera indicación de su deseo de proveer una tercera parte de los recursos en cualquier operación, como lo había hecho con Grecia. Los países en desarrollo están preocupados por la disponibilidad de fondos del FMI, ya que en mayo de 2010, solo había unos €200.000 millones disponibles. Si el Fondo necesita dinero tendrá que conseguirlo de los acreedores activando los Nuevos Acuerdos de Préstamos (New Arrangements to Borrow) (ver Boletín 65), y con ello dando más voz a estos países sobre las decisiones del Fondo.
Otros programas del FMI continúan siendo impopulares en Europa. En mayo de 2010 en Bucarest, la capital de Rumania, se dieron protestas en contra del corte de 25 por ciento en los salarios y del desempleo en el sector público. En Ucrania, el programa del FMI necesita ponerse en forma después de las elecciones y los ministros amenazan recurrir a Rusia para conseguir dinero si el nuevo paquete no puede convenirse. En Serbia, el gobierno declaró que su pedido de descongelar los salarios y las pensiones fue rechazado por el FMI a finales de mayo de 2010, por lo que convino un anticipo único de compensación.
Los ministros del G20 convinieron en junio de 2010 que “aquellos países con serios retos fiscales necesitan acelerar el paso de la consolidación.” En una conferencia de prensa el director ejecutivo del FMI, Dominique Strauss-Kahn, dijo que una consolidación fiscal prematura podría reducir hasta un 2.5 por ciento del crecimiento global y costar unos 30 millones de empleos. Sin embargo también dijo estar “completamente cómodo” con cortes en déficits, “aun cuando tuvieran algunos malos efectos en el crecimiento.”