El informe del FMI al G20 sobre Una Contribución Justa y Substancial por el sector financiero fue conocido a través de una copia filtrada. El informe fue criticado por activistas por tener como base un análisis incompleto sobre el potencial del impuesto de las transacciones financieras (FTT – financial transactions tax), conocido como el impuesto Robin Hood. En vez de considerar el FTT, el FMI propone dos tipos distintos de impuestos del sector financiero para cubrir algunos de los costos de la crisis financiera y económica.
El borrador inicial de las propuestas del FMI sobre cómo el sector financiero podría contribuir a los costos de la crisis fue discutido por los ministros de finanzas del G20 en abril de 2010, y la copia revisada fue considerada a comienzos de junio de 2010. El informe final debe ser presentado a los Jefes de Estado del G20 durante su reunión el 26-27 de junio de 2010, en Toronto, Canadá. La versión filtrada del informe no se enfoca en los costos generales de la crisis, incluyendo el desempleo y la contracción económica. En vez de ello la intención de sus propuestas es simplemente “asegurarse de que el sector financiero responda al costo fiscal directo de cualquier apoyo futuro.”
El FMI propone dos impuestos. Primero, una contribución financiera de estabilidad (FSC – financial stability contribution), que impondría un impuesto a todos los balances generales de las instituciones financieras, para cubrir los costos a los gobiernos de los rescates futuros, o el costo de la reestructuración de las instituciones financieras. Esto sería similar al cargo propuesto por el Banco, por Estados Unidos y por varios países europeos. Aunque esto será cargado inicialmente en una base plana para todas las instituciones, luego podría ser ajustado “dependiendo del riesgo y de las contribuciones al riesgo sistémico.” La segunda propuesta, el impuesto a las actividades financieras (FAT – financial activities tax), será cargado a las ganancias generales de las instituciones financieras y las remuneraciones para cubrir “la variedad de costos [a la economía], asociados con la crisis financiera.”
La principal crítica es que el FMI no ha llegado lo suficientemente lejos, tanto en proponer impuestos que puedan reducir el riesgo sistémico o en cubrir el costo real de la crisis. Los activistas internacionales especialmente se sienten desilusionados de que el FMI preste tan poca atención al FTT, el cual podría potencialmente producir mayores rentas que el FSC o el FAT. El FTT impondría un pequeño cargo en las transacciones tales como las divisas o el comercio compartido, tanto para elevar las rentas como para reducir la actividad especulativa improductiva.
En un análisis detallado de las propuestas del FMI, Stephen Shulmeister del Instituto austriaco de Investigación Económica dice que, “la afirmación del documento del FMI de que la FTT “no se enfoca en las fuentes centrales de la inestabilidad financiera”, no parece tener una base sólida en la evidencia empírica.”
Aldo Caliari de la ONG estadounidense Centro de Inquietud (Center of Concern) dice, “la ingenuidad con que el FMI se acerca a su mecanismo preferido – el impuesto del Banco asociado con los riesgos sistémicos – es sorprendente para una entidad tan informada, a menos de que sea diseñado para que el sector financiero no rinda cuentas.” Él afirma que la FAT y el FSC no reducen el riesgo general del sistema, y éste puede aumentar si se anima a los bancos a pensar que los impuestos garantizan rescates futuros.
El comunicado de la reunión de los ministros del G20 a comienzos de junio de 2010, solo se refirió al informe del FMI, confirmando que el gobierno canadiense probablemente no priorice este asunto en Toronto. Es poco probable que haya algún progreso hasta la próxima reunión de los G20 en Corea en noviembre de 2010.