Después del rechazo inicial del FMI de un impuesto a las transacciones financieras mundiales (FTT – financial transactions tax, ver Boletín 71), su oposición parece haberse suavizado últimamente. El borrador de un documento de trabajo en agosto de 2010, por un miembro del personal del Fondo fue bien recibido por defensores de la campaña por su visión positiva del FTT.
El borrador del documento, Impuesto a las transacciones financieras: Asuntos y pruebas, contradice las reclamaciones anteriores de que el FTT no es viable o que sea difícil de implementar, encontrando pruebas de que los impuestos a las transacciones de valores (STTs – securities transactions taxes) sobre la compraventa secundaria en recursos compartidos de equidades, es la forma más común de FTT, el cual ha sido y sigue siendo utilizado por numerosos países desarrollados y en desarrollo. El documento encontró muy poca evidencia de que los FTTs distorsionen los mercados y comenta que los principales centros financieros, como el Reino Unido, Suiza, Hong Kong, Singapur y Sudáfrica, todos imponen algún tipo de STT. Añade diciendo que el STT podría ayudar a contener el “comportamiento de manada” a través de “la disminución del comercio a corto plazo.” El informe también dice que “debido al gran tamaño de la base, una baja tasa STT sobre acciones, bonos, divisas y sus derivados podría producir considerables rentas.”
En lugar de un impuesto sobre las transacciones financieras, el informe de junio del FMI para el G20, Contribución sustancial y justa por el sector financiero, propuso sólo el gravamen de los balances de banco (una contribución de estabilidad financiera), y de la remuneración y ganancias excesivas generadas a partir del comercio financiero (impuesto de las actividades financieras, ver Boletín 71).
El subsecuente documento de trabajo del FMI, en cambio, se hace eco de los resultados de un informe de septiembre de 2010, Recaudando la renta, por las ONGs británicas Just Economics, Health Poverty Action, y Stamp Out Poverty. El informe muestra que los FTTs han sido aplicados con éxito en forma permanente o temporal en por lo menos 40 países en los últimos decenios, “bien para aumentar los ingresos, o como una forma de regulación de mercados, o para mejorar la estabilidad.” También se han encontrado resultados sociales positivos y promotores de riqueza de los FTTs, en países en desarrollo y de medianos ingresos, donde “las rentas pueden ser recaudadas de sus propios sectores financieros pudiendo aportar una contribución importante tanto para salvaguardar como para ampliar los gastos públicos, en por ejemplo, la salud y la educación.”
Una reunión de Ministros de Finanzas europeos a principios de septiembre no pudo alcanzar un acuerdo sobre la fiscalidad del sector financiero de toda la Unión Europea. Mientras que Alemania, Francia, Austria y Bélgica generalmente han apoyado el FTT, Suecia, los Países Bajos y el Reino Unido se mostraron menos convencidos por la idea. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también pidió un FTT para pagar por el desarrollo mundial, en la Cumbre de la ONU sobre los Objetivos el Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, a mediados de septiembre.
No se sabe si la evidencia del impacto del FTT informará o no la posición del FMI sobre la fiscalidad del sector financiero. El informe de una conferencia a mediados de septiembre sobre la fiscalidad del sector financiero en la Oficina de París del FMI, todavía no ha sido mencionado o publicado, y también se espera un documento anterior para el G20, el cual favorece el impuesto de actividades financieras, lo cual constituye la referencia para el debate.