Al tiempo que el FMI da luz verde a nuevas formas de préstamos para la crisis, los críticos argumentan que debería centrarse más bien en otras formas de prevención de las crisis.
El G20 pidió al FMI que revisara su caja de herramientas de préstamos para las crisis en noviembre de 2009. En agosto de 2010, la Junta del Fondo finalmente aceptó la propuesta al lanzar la Línea de Crédito Preventivo (PCL – Precautionary Credit Line). La nueva PCL encaja entre la Línea Flexible de Crédito (FCL – Flexible Credit Line), una facilidad libre de condicionalidad lanzada durante la crisis financiera (ver Boletín 65 65), y la modalidad de préstamo normal del Fondo para los países de medianos ingresos, el Préstamo ‘Standby’ por Acuerdo (SBA – Stand-by Arrangement).
Al tiempo que el FCL permitía a los países elegibles tener acceso a recursos sin compromisos de reforma específicos, sólo estaba disponible para los miembros que el Fondo ya consideraba tenían buenas políticas y por lo tanto que no necesitaban reformas significativas. La PCL, por el contrario, estará disponible para los países “con políticas sólidas, pero que aún pueden no cumplir con los altos estándares de calificación de la FCL, y que no requieren de un gran ajuste de política normalmente asociado con los mecanismos tradicionales del FMI.”
Los prestatarios pueden acceder a grandes cantidades de dinero a través de la PCL, hasta el 1.000 por ciento de la cuota durante dos años, pero tendrán que acatar las condiciones del FMI. Esas condiciones no serán tan extensas como las de un SBA, pero van estar enfocadas en las áreas de política, donde el FMI considere que los países son más débiles. La PCL está diseñada para ser un acuerdo preventivo que impide a los mercados retirar capitales de los países, en vez de ser un préstamo cuando un país tiene urgente necesidad de dinero en efectivo. Este tipo de facilidad no había podido atraer el interés de los prestatarios antes de la llegada de la FCL (ver Boletín 54).
Al mismo tiempo la Junta también modificó la FCL, duplicando la posible duración de acceso a dos años y eliminando el límite de acceso implícito de un 1.000 por ciento de la cuota.
Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, hizo mofa de estos nuevos mecanismos, diciendo que para los países europeos frente a las crisis de la deuda soberana (ver Boletín 72) sólo aumentarían la probabilidad de insolvencia, mientras que rescatan a los bancos privados que habían prestado dinero a esos países. Johnson dice que “los países insolventes en verdad necesitan la reestructuración de la deuda.’”
Redes globales (in)seguras
La PCL es sólo la primera etapa de la reforma, ya que el FMI ha estado trabajando con Corea, el presidente del G20, buscando un consenso sobre una nueva red global de seguridad diseñada para prevenir las crisis financieras, en el caso de que haya otra recesión económica global. Las propuestas son la pieza final de la revisión del mandato del FMI (ver Boletín 70) y se espera que finalmente sean acordadas en la Cumbre del G20 en Corea en noviembre. El grupo de expertos de las redes globales de seguridad financiera del G20, presidido conjuntamente por el Reino Unido y Corea, ha estado trabajando en las propuestas, que se espera sean un seguimiento de las ideas del intercambio internacional y el apoyo financiero para los fondos monetarios regionales (ver Boletines 71, 70).
El ex economista jefe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, Yilmaz Akyuz, tiene una objeción fundamental: “después de casi todas las crisis financieras graves el FMI busca un nuevo rol. Esto sucede casi siempre en forma de expansión de su capacidad de préstamo de crisis. Sin embargo, la actividad principal del FMI es la prevención de la inestabilidad y de las crisis, no la financiación de las crisis. Hasta el momento ha fallado no sólo en enfrentar sino también en prevenir todas las crisis mayores durante su existencia.”
Akyuz continuó diciendo que en aquellos casos cuando ocurren las crisis “sería mejor responder a ellas combinando los mecanismos obligatorios de la deuda, en particular las moratorias de la deuda temporal e intercambiar los controles, con préstamos de emergencia en lugar de mantenerse rescatando a los acreedores e inversionistas internacionales, con las consiguientes consecuencias de compartir la carga, el riesgo moral y la estabilidad financiera.”