Por Srinivas Krishnaswamy, Fundación Vasudha, India
La estrategia actual de energía del Banco Mundial y la revisión de su estrategia energética de los préstamos al sector, en el contexto de las cuestiones actuales del cambio climático, muestran una concepción sesgada que debe ser abordada respecto al acceso a la energía.
El término "acceso a la energía" tiene una amplia gama de interpretaciones, que a su vez incide en la "ejecución del acceso a la energía". A menudo, el "acceso a la energía" y el "suministro de electricidad" son tratados como sinónimos, y por tanto una simple conexión eléctrica a un bombillo de la luz en el hogar a menudo es interpretada como "energizando los hogares".
India es un ejemplo perfecto donde la electricidad y el apoyo del Banco a la energía no llegan lo suficientemente lejos en la creación del acceso para los más necesitados. El 20 por ciento de la población que goza de una mejor situación económica consume un 53 por ciento de la electricidad generada, mientras que el 40 por ciento de la población en situación precaria consume sólo el 13 por ciento. Esta realidad es a menudo mencionada por quienes elaboran la política para justificar un aumento masivo y rápido de la capacidad de generación de electricidad, mediante la creación de grandes represas y de más y más rápidas plantas de energía alimentadas con carbón.
Sin embargo, todas las recientes plantas adicionales de carbón y las represas han hecho muy poco, si acaso, para facilitar el acceso equitativo de la energía, como se desprende de las cifras de consumo de electricidad. En las últimas dos décadas, India ha hecho más que duplicar su capacidad eléctrica. De los 90.000 MW de capacidad adicional, cerca de 50.000 MW han sido financiados directamente por el Banco o en parte por las instituciones financieras internacionales, dinero canalizado a través de las instituciones financieras hindúes. En el mismo período, sólo alrededor de 12.000 pueblos fueron cubiertos por la red eléctrica, beneficiando aproximadamente a unos dos millones de familias rurales. No obstante, aproximadamente 100.000 pueblos todavía no están cubiertos por la red eléctrica, o sea más de 44 millones de hogares a los que se les está negando el acceso a la energía. En comparación, ahora el 95 por ciento de los hogares urbanos tiene acceso.
Incluso en las áreas consideradas como "electrificadas", la cantidad y calidad del abastecimiento eléctrico son patéticas, ya que los pueblos llamados electrificados solo tienen energía por no más de 4 a 5 horas al día. El acceso a la energía tiene que ir más allá de la electricidad y los bombillos de luz para abordar tanto el desarrollo social (acceso al agua potable, al saneamiento y la educación moderna), como al desarrollo económico (las opciones de subsistencia y el acceso a los mercados). En términos generales, los suministros de energía deben garantizar el acceso universal, confiable y equitativo – que en el caso de India, consiste en cerrar la brecha entre el consumo de energía urbana y rural, y el fundamental aspecto del acceso asequible y adecuado.
Una revisión reciente de 26 proyectos de combustibles fósiles por Oil Change International, financiados por el Banco Mundial, demuestra que ninguno de ellos identifica claramente el acceso de las personas pobres como un objetivo directo. El informe también dice que ninguno de los proyectos petrolíferos o de carbón mejoró el acceso a la energía para estas personas. Por ejemplo, la Corporación Financiera Internacional (CFI), miembro del Grupo del Banco Mundial, aportó casi US$450 millones en 2008 para construir el proyecto de energía Mundra en Gujarat de 4.000 MW, con plantas de carbón, el cual es una de las mayores fuentes mundiales de emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el Banco no calificó el proyecto como uno de "acceso a la energía" y no existe un plan para rastrear el volumen de electricidad que llegará a las regiones y hogares insuficientemente atendidos.
Uno de los principales obstáculos para el acceso a la energía, sobre todo en los pueblos remotos de India, es el alto costo de las opciones de energía renovable descentralizada. El Banco debería liderar el camino en la financiación de tecnologías con generación de bajas emisiones de carbono, aunque las tecnologías implicadas sean más costosas que las opciones tradicionales. El objetivo fundamental debe ser el acceso equitativo a la energía. El Banco también debería contribuir a armonizar las políticas de préstamo de todas las instituciones financieras internacionales para el desarrollo, en forma que apoyen las inversiones en energía de bajo carbono.
La revisión del Banco de su estrategia de préstamos para la energía se produce en un momento en que muy poco progreso se ha hecho en el régimen futuro de cambio climático bajo los auspicios de la CMNUCC. Los países en desarrollo se preocupan sobre la recepción de las inversiones sostenibles requeridas para las tecnologías de bajas emisiones de carbono, al tiempo que se esfuerzan por no transmitir la carga de los altos costos incrementales a sus consumidores. Por lo tanto, el Banco tiene un papel crucial que cumplir en la mitigación de los temores iniciales de los inversionistas internacionales y nacionales, en materia de energía renovable y eficiencia energética en los países en desarrollo.