Los donantes internacionales, incluyendo USAID y DFID del Reino Unido, interrumpieron su ayuda a Afganistán después de que el FMI suspendiera el desembolso de sus fondos en febrero de 2011. La decisión del FMI se basó en denuncias de corrupción e insolvencia del Banco de Kabul, pero en febrero de 2011, el Ministerio de Hacienda afgano culpó al "ineficaz" apoyo técnico internacional por exacerbar la crisis.
En forma similar, en mayo de 2011, el Banco Mundial decidió suspender el pago de US$40 millones en préstamos a Malawi porque el país no había completado una segunda revisión de su desempeño relacionada con el paquete del FMI. La suspensión produjo el recorte de fondos de otros donantes, por lo que las contribuciones de los donantes extranjeros a su presupuesto nacional cayeron de un 30 al 13 por ciento.