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El Banco ciego frente a la especulación de alimentos, pero activo con los instrumentos finan

28 septiembre 2011

Al tiempo que los mercados agrícolas siguen sufriendo una creciente volatilidad y los precios récord de los alimentos intensifican el hambre y la pobreza, está claro que el enfoque del Banco Mundial ante la crisis (el cual hace hincapié en el uso de los mercados y la agricultura empresarial), no cumple con su cometido, según dicen aquellos que exigen la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria.

En mayo de 2011, la Corporación Financiera Internacional (CFI), brazo del Banco para el sector privado, puso en marcha su nuevo producto Gestión de Riesgos de los Precios Agrícolas (APRM – Agriculture Price Risk Management product) en conjunto con el banco de inversión estadounidense JP Morgan. De acuerdo con una hoja de datos todavía inédita, el APRM "se enfoca en los productores e intermediarios de los mercados agrícolas emergentes que no tienen acceso a instrumentos de cobertura. Al trabajar con los intermediarios como las cooperativas (entre otros), el producto también mejorará el acceso de los pequeños productores que podrían no tener acceso a los productos de cobertura de precios por sí mismos." El Banco afirma que el APRM ayudará a impulsar el acceso al crédito para los productores, reducirá el impacto de la volatilidad de los precios, y creará un mayor acceso a alimentos asequibles a través de la estabilidad de los costos.

Sin embargo, el economista hindú Jayati Ghosh, cuestiona estas afirmaciones: "La propuesta APRM es realmente extraña, ya que equivale a utilizar los dineros públicos para subsidiar a agentes financieros que ya tienen enormes conflictos de interés en un sector caracterizado por enormes asimetrías de información. Lo que los agricultores y los consumidores en el mundo en desarrollo necesitan es el apoyo en forma de precios mínimos para los productores y precios estables para los consumidores, lo cual puede ser entregado a través de la contratación pública y los sistemas de distribución."

En junio de 2011, los ministros de agricultura del G20 se reunieron para discutir la manera de controlar la volatilidad de los precios mundiales de los alimentos. Un informe de política para los ministros, coordinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y el OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), con aportes del Banco, incluye una sección completa sobre el potencial de la utilización de los instrumentos de cobertura por parte de los productores. La similitud en el tono y la prescripción de la política en la justificación de la CFI para este mecanismo, claramente indican que el Banco tuvo que ver con la preparación de esta sección. Un "menú" de enfoques de política por los ministros del G20 incluye: "Intermediación de las coberturas de materias primas financieras de los bancos multilaterales de desarrollo e instituciones financieras internacionales, además de la distribución de riesgos de la exposición de crédito subyacente con el fin de ampliar el alcance de estas herramientas, como está previsto a través de la Gestión Global del Riesgo de Precios Agrícolas propuesta por la CFI.”

Un documento por el jefe de la Agencia Francesa de Desarrollo, presentado a la consideración de los ministros de agricultura del G20, también es ambivalente sobre el papel de la especulación de productos básicos, y además aboga por los instrumentos de cobertura liderados por los bancos multilaterales de desarrollo. Menciona el APRM específicamente, diciendo que el "G20 podría apoyar la iniciativa liderada por el Banco Mundial para desarrollar instrumentos de gestión de riesgos."

Brewster Kneen y Cathleen Kneen, miembros de la red global del Comité Internacional de Planificación sobre Soberanía Alimentaria, advierten sobre los peligros de este enfoque. "Para todos, excepto los más grandes aliados agrícolas corporativos industriales, la entrada en el mercado de futuros es un paso hacia un mundo controlado por el capital financiero y la dependencia en las entidades corporativas, cuyos intereses no son los de los agricultores de subsistencia o incluso de los agricultores pequeños o medianos, y menos aún los del público."

Un reciente artículo de Carlos Oya, de la Universidad de Londres, concluye diciendo que "el Banco ha utilizado sus evaluaciones de la crisis mundial de alimentos para mejorar la comercialización de lo que fueron algunos de sus productos preferidos antes del inicio de la crisis", como mecanismos "innovadores" de seguros privados para hacer frente a los precios… [y] para promocionar los mercados financieros rurales en el manejo de los riesgos enfrentados por los agricultores." Oya argumenta que el Banco tiende a caracterizar la crisis alimentaria como un "episodio aislado" apoyado por un conjunto de condiciones de producción y demanda de la "economía real", y al hacerlo niega el papel de "la especulación financiera en el impulso de la volatilidad de precios en los mercados de alimentos."