El FMI responde a los llamados de los líderes europeos a involucrarse más en la crisis de la deuda de la región a través de un mayor financiamiento, mientras que las políticas de austeridad exigidas avivan aún más la crítica de las organizaciones de la sociedad civil.
A comienzos de diciembre de 2011, los países de la Unión Europea (UE) se reunieron de nuevo para discutir nuevos esfuerzos para finalizar la crisis financiera en la región. Con excepción del Reino Unido y de la República Checa, el resto de la UE acordó dar prioridad al trabajo sobre un nuevo "pacto fiscal" para fijar firmes límites a la política fiscal en las constituciones de los países europeos. El FMI estuvo presente en las negociaciones y los países de la eurozona buscaron su apoyo, tanto en forma retórica como monetaria, como un medio de restaurar la credibilidad de sus políticas fiscales (ver Boletínes 78, 77).
En lugar de utilizar el Banco Central Europeo, o sea el Banco central de la eurozona, para prestar dinero directamente a los gobiernos en apuros, los principales bancos centrales europeos nacionales preferirían dar más recursos al FMI. Estos bancos confían que el FMI, a su vez, preste el dinero a los gobiernos de la eurozona que están teniendo dificultades tomando préstamos en los mercados de capital. (Ver recuadro). Si se acepta este plan esto pondría al FMI más en el centro de las reñidas discusiones internas de la región acerca de la crisis.
Wolfgang Münchau del Financial Times sostuvo que "la eurozona debe cambiar sus reglas antes de mendigar a otros, gorra en la mano”. Münchau continúa diciendo:
"Considerando que la eurozona económicamente carece de restricciones, y que es una de las regiones más ricas del mundo, la solicitud de participación del FMI en las operaciones de un futuro rescate hipotético es moralmente reprobable".
Aunque la jefe de IMF, Christine Lagarde, continúa advirtiendo sobre los riesgos de ejecutar demasiado rápido los recortes de gastos, el FMI continúa exigiendo drásticos recortes en los países donde ha concedido préstamos. A finales de enero Lagarde esbozó su receta para la eurozona: "Hay tres imperativos: un crecimiento más fuerte, protecciones más amplias y una integración más profunda". Una declaración conjunta a mediados de enero de 2012 de Lagarde y de los jefes de otras instituciones multilaterales y regionales, hizo un llamado a los países para que "gestionaran la consolidación fiscal hacia la promoción, en vez de la reducción de las perspectivas del crecimiento y del empleo, y además aplicaran lo anterior en forma socialmente responsable."
Programas en dificultades
Sin embargo, los programas de consolidación fiscal han demostrado ser polémicos en los países europeos que reciben préstamos del FMI, precisamente a causa de los impactos sociales negativos. En Rumania estallaron protestas masivas a mediados de enero de 2012 sobre los intentos del gobierno de privatizar parcialmente el servicio de salud. Finalmente el gobierno dio marcha atrás, pero las protestas nocturnas instando la renuncia del gobierno continuaron durante todo el mes.
En enero de 2012, el movimiento del pueblo griego volvió a ocupar las plazas en todo el país para protestar contra las políticas gubernamentales. El programa griego del FMI y la UE continúa estancado en la ciénaga de las nuevas medidas de austeridad y la imposibilidad de concluir las negociaciones de un intercambio "voluntario" de bonos soberanos griegos que impondrían pérdidas para los acreedores privados. A principios de febrero los negociadores del Gobierno de Grecia rechazaron demandas del IMF-UE de reducir el salario mínimo del país, diciendo que no tenían ningún respaldo político. Poul Thomsen, el principal negociador del FMI, admitió que las tensiones sociales creadas por el programa de austeridad estaban minando la economía, y dijo que el FMI deseaba "ir un poco más despacio en lo relacionado con la consolidación fiscal".
Como la deuda soberana griega ha estado realizando transacciones comerciales en los mercados financieros a precios muy por debajo de las amortizaciones esperadas en el acuerdo de intercambio de la deuda, el profesor de la Universidad de Atenas, Yanis Varoufakis, ha calificado el intercambio de la deuda como "un error en la búsqueda de un fundamento, que ha dado al sistema bancario ‘en la sombra’ una nueva gran oportunidad para especular a expensas de Grecia y del resto de Europa, lo cual ha intensificado la crisis en la región en vez de ayudar a reducirla."
En Portugal, una huelga general cerró el país a finales de noviembre de 2012, después de que el mandato del programa de austeridad IMF-UE profundizó la recesión del país. A comienzos de septiembre de 2011 el FMI esperaba un descenso del PIB del 1,2 por ciento en 2012, pero a mediados de noviembre de 2011 proyectó un descenso del 3 por ciento. Jorge Bateira de la Universidad de Porto dijo que la recesión y el déficit de ingresos, "están convergiendo en una espiral deflacionista que devastará al país y lo convertirá en uno aún más endeudado, pobre y desesperado".
Irlanda enfrenta el mismo dilema. Michael Taft, del Congreso Irlandés de Sindicatos encontró que el crecimiento proyectado del PIB para los próximos cinco años había sido revisado y reducido del 10.75 por ciento a un 7.7 por ciento, y el empleo del 4,35 por ciento al -0,1 por ciento. Taft dice: ¿"Así que la UE y el FMI se equivocaron? No hay duda de que eso fue lo que pasó."
¿Aumentan los recursos del FMI?
En una Cumbre anterior de la Unión Europea (UE) a comienzos de diciembre de 2011, los líderes europeos acordaron "la provisión de recursos adicionales para el FMI de hasta €200 mil millones (US$ 270 mil millones), en forma de préstamos bilaterales para garantizar que el FMI tuviera recursos suficientes para hacer frente a la crisis". Los medios de comunicación informaron que los países de la eurozona aportarían €150 mil millones, y el resto sería aportado por otros Estados miembros de la UE.
Con estos compromisos en mano, la jefe del IMF, Christine Lagarde, buscaba un mandato para tratar de recaudar más dinero para el FMI en una discusión de la Junta Ejecutiva a mediados de enero de 2012, sobre la adecuación de los recursos del Fondo. Lagarde dijo "el personal y la directiva del Fondo explorarán opciones para aumentar el potencial monetario del Fondo" e informó a la prensa que ella quería otros US$ 500 mil millones disponibles, incluyendo el dinero de Europa. La Tesorería de Estados Unidos, el mayor proveedor de fondos para el FMI (ver Boletín79) aclaró: "Ya habíamos dicho a nuestros socios internacionales que no teníamos la intención de buscar recursos adicionales para el FMI." Europa y Estados Unidos ya habían bloqueado más recursos para el FMI durante la reforma de la cuota de 2010, cuando los mayores países en desarrollo quisieron aportar más dinero a cambio de mayores derechos de voto (ver Boletín 73).
A finales de 2011, el 61 por ciento de los créditos pendientes del FMI estaban destinados para los países de la UE, con un 15 por ciento más para los países fuera de la eurozona.