Por Adhemar Mineiro, REBRIP y DIEESE, Brasil
El G20 se ha asegurado de que las IFIs (instituciones financieras internacionales) estén recibiendo cada vez más recursos para hacer frente a la crisis económica. Sin embargo, estas instituciones continúan resistiendo el impulso para encontrar nuevos caminos hacia el desarrollo, en particular para garantizar puestos de trabajo y empleos, y permanecen fieles a los principios liberales dogmáticos, pues continúan recomendando las mismas antiguas propuestas de liberalización que llevaron a la economía mundial a la más profunda crisis desde la década de 1930.
Es así como en la revisión de Portugal del FMI en diciembre de 2011, sobre el cumplimiento del programa de préstamos del Fondo, el personal del FMI criticó la "rigidez en los mercados de trabajo que reducen los incentivos para trabajar y es un obstáculo para la eficiente asignación de recursos." El FMI presionó al gobierno portugués y a los sindicatos, que el FMI llama "interlocutores sociales", para que convinieran una mayor liberalización del mercado laboral. Por otro lado, a principios de enero de 2012, los funcionarios del FMI recomendaron al gobierno peruano que mantuviera la flexibilidad del trabajo para que pudiera ser más competitivo. Sin embargo, y para quienes no estén familiarizados con el Perú, la flexibilidad del mercado laboral ya fue profundizada varias veces por los gobiernos anteriores. El gobierno que asumió el poder el año pasado es el primer gobierno peruano que haya tenido la presencia de ánimo necesaria para criticar los principios liberales de las últimas dos décadas.
La liberalización financiera del comercio y los mercados y la desregulación del mercado de trabajo, son los pilares del modelo que llevaron al mundo a la crisis financiera que aún estamos viviendo. La desregulación del mercado laboral está vinculada con la competitividad en el pensamiento económico neoliberal, pero la desregulación del mercado de trabajo también lo hace operar en forma procíclica en vez de funcionar como una herramienta anti-cíclica para el mantenimiento del empleo y los salarios, en un momento en que la demanda está cayendo.
El enfoque de las IFIs se concentra sólo en uno de los posibles enfoques de análisis del mercado de trabajo, dejando de lado otras perspectivas importantes como las sociales, políticas, culturales, de género y los derechos humanos. La estructura y el funcionamiento del mercado de trabajo reflejan diferentes construcciones sociales en cada situación nacional, las cuales son importantes para el funcionamiento saludable de complejos acuerdos políticos y sociales. Abogar por la misma receta para todos los países basándose generalmente en supuestos ideológicos, no solamente ignora los diversos acuerdos históricos en cada sociedad, sino que también contribuye a una mayor inestabilidad social y política y a la destrucción de la cohesión social necesaria para la recuperación económica.
Volviendo al punto de vista económico, el carácter procíclico de la desregulación de los mercados de trabajo puede contribuir a peores y más largas crisis económicas. El caso de Sudamérica en la reciente crisis ilustra este punto. Cuando estalló la crisis en 2008, los grupos empresariales especialmente los intereses financieros, abogaron por medidas de ajuste tradicionales (recortes del gasto público y subidas de tipos de interés, o sea medidas más estrictas en políticas fiscales y monetarias) y un nuevo ciclo de "reformas", comenzando con una mayor liberalización de los mercados laborales. Esto habría empujado las economías regionales hacia recesiones duraderas. Sin embargo, la decisión de utilizar estrategias alternativas (incluyendo el aumento del salario mínimo) utilizó el mercado laboral de manera anticíclica y llevó a una rápida recuperación en la mayor parte de la región.
El Informe del Banco Mundial, Desarrollo Mundial 2013 sobre el Empleo, está tratando de alejarse de la concepción tradicional del FMI sobre la desregulación de los mercados de trabajo, y ahora se concentrará en la creación del empleo. Sin embargo, el esbozo del informe todavía se refiere a "mejorar el clima de inversión" y a "la competencia global para la creación de empleo", dos pilares importantes en la defensa de más desregulación del mercado laboral. Este informe también reafirma el reclamo del Informe Haciendo Negocios (Banco Mundial en 2006) sobre la creación de empleos, diciendo que las débiles regulaciones laborales dieron como resultado un aumento del empleo.
Ahora más que nunca es muy importante ejercer presión sobre las IFIs para que no insistan en los antiguos mecanismos y políticas que impulsaron al mundo a la crítica situación económica actual. Las IFIs necesitan ayudar al mundo a encontrar nuevos caminos para recuperarse de la crisis, como el de un nuevo enfoque sobre la estructura del mercado de trabajo y de las políticas, que aunque tan sólo es uno de esos aspectos, es uno de los más importantes.