La agricultura ha resurgido en la última década como el centro de atención para préstamos del Grupo del Banco Mundial, con el Banco afirmando: "mejorar el rendimiento agrícola es la herramienta más poderosa que tenemos a nuestra disposición para reducir la pobreza mundial y el hambre".
La proporción de préstamos destinados a la agricultura por la Asociación Internacional de Fomento (AIF) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) [partes del Banco Mundial para países de bajos y medianos ingresos respectivamente], disminuyó del 30 por ciento al 7 por ciento entre 1980 y 2001. En 2009, el Grupo del Banco Mundial declaró que iba a aumentar sus préstamos a la agricultura y a otros sectores afines, incluidas la pesca y la silvicultura, de un promedio de US$4,1 mil millones entre 2006 y 2008, a US$6-8 mil millones en 2012. Esto representa un aumento del porcentaje de créditos agrícolas del 12 por ciento entre 2006 y 2008 al 17 por ciento para 2012 (ver Boletín 69). En 2011 los fondos para la agricultura comprometidos por el Banco ascendieron a US$5,7 mil millones, más de un tercio de los cuales fueron para apoyar la inversión privada en los sectores de la agroindustria aportados por la Corporación Financiera Internacional (CFI) – el brazo del sector privado del Banco. Los gastos de la CFI para la agroindustria se elevaron a US$2,1 mil millones en 2011, de un promedio anual de US$1,2 mil millones entre 2006 y 2008.
Asia del Sur y el África subsahariana son los más altos beneficiarios de los préstamos del BIRF y la AIF para la agricultura y otros sectores afines. Entre 2007 y 2011 recibieron en promedio alrededor del 29 por ciento y el 26 por ciento respectivamente de los préstamos del BIRF y la AIF para la financiación de la agricultura. En contraste, la CFI dirige la mayor parte de sus fondos para la agricultura hacia Latinoamérica y el Caribe, el Oriente Medio y África del Norte. Estas regiones reciben entre el 35 por ciento y el 26 por ciento de la CFI para la agricultura (desglosado de la pesca y la silvicultura) respectivamente en 2011, mientras el sur y sureste de Asia y el África subsahariana recibieron sólo el 5 por ciento y el 9 por ciento cada uno.
Las publicaciones del Banco, Llegando a los Pobres de las Zonas Rurales (2003) y Crecimiento Agrícola para los Pobres (2005), describen su enfoque "los pequeños primero", y la creencia de que los costos de transacción y las asimetrías de la información son importantes inhibidores del desarrollo agrícola. El Informe sobre el Desarrollo Mundial 2008 (IDM) sobre la Agricultura centró su atención en incorporar a los pequeños agricultores en los mercados mundiales. Algunos críticos han cuestionado el apoyo del Banco a la agroindustria, diciendo que los gigantes corporativos productores de alimentos pasan los costos y los riesgos a los pequeños agricultores, al tiempo que se apoderan de la mayor parte de las ganancias.
La visión del Banco Mundial para la seguridad alimentaria se enfoca principalmente en la ampliación de oportunidades para cubrir los riesgos de los pequeños agricultores. En 2008 estableció el Programa Respuesta a la Crisis Alimentaria Mundial "para dar alivio inmediato a los países afectados por el alto precio de los alimentos" (ver Boletines 77, 62). Además, el Banco que tiene representación en el Comité de Naciones Unidas sobre la Seguridad Alimentaria, ha sido criticado por su falta de reconocimiento del impacto de la especulación financiera sobre la seguridad alimentaria. El Banco también alberga fondos fiduciarios para el gasto en la agricultura, incluido el Programa de Agricultura Mundial y Seguridad Alimentaria (GAFSP sigla en inglés), creado en 2010 por el G8, al que prometió una contribución de US$1,5 mil millones de sus propios recursos, mientras trata de obtener más financiación de los donantes (ver Boletines 79, 69).
El IDM demostró la persistencia del Banco con la promoción de la reforma agraria, afirmando que "el buen funcionamiento de los mercados de tierras es necesario para el traspaso de tierras a los usuarios más productivos". Los críticos han relacionado estos consejos del Banco a los países sobre la reforma de los mercados de tierras, con los incrementos en las adquisiciones de tierras por parte de las grandes empresas del sector agroindustrial, llamadas "rapiñas de la tierra". El Plan de Acción para la Agricultura 2010-2012 del Banco (AAP – Agriculture Action Plan), que tiene por objeto poner en funcionamiento el IDM, sugiere que la política agrícola se llevará a cabo mediante: "(i) una expansión impulsada por la demanda de servicios de extensión, (ii) la ampliación del uso de las tecnologías de información y comunicación para proporcionar a los agricultores una mejor información, (iii) el aumento de subvenciones correspondientes para apoyar la adopción de tecnologías, y (iv) el fortalecimiento de los mercados de semillas y fertilizantes".
El Banco está preparando actualmente su Plan de Acción para la Agricultura para 2013-15 y parece que va a destacar "la agricultura climática inteligente", la cual incluye el apoyo a "cultivos más tolerantes ante la sequía y a razas de ganado más resistentes al cambio climático" tanto como "el secuestro de carbono del suelo" (ver Boletines 79, 78, 77).