Mientras las elecciones europeas muestran un aumento del rechazo público a la austeridad, los críticos piden al FMI que se enfoque más en los desperfectos de la eurozona que en ajustes en país individuales.
Durante los últimos meses la recesión prolongada en partes de Europa ha visto niveles de desempleo sin precedentes y un paro en la producción, por lo que muchos se preguntan si la austeridad está dificultando el crecimiento y las posibilidades de lograr las metas fiscales y el pago de la deuda (ver Boletines 80 y 79). Un informe del Instituto de Política Macroeconómica en Alemania, de marzo de 2012, pronosticó que la actividad económica disminuirá este año en 1,3 por ciento en Irlanda, 4,3 por ciento en Portugal y 6,7 por ciento en Grecia, con un desempleo llegando al 14,1 por ciento en Portugal e Irlanda, y al 20,1 por ciento en Grecia.
En este contexto, las políticas de austeridad exigidas por la troica (la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI) han sido rechazadas por los votantes en las elecciones griega y francesa, y criticadas por líderes de gobierno a través del mundo, incluyendo al presidente de Estados Unidos, Barak Obama, y a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y hasta se ha visto un aumento de la oposición de los participantes en los mercados de capital, quienes ya están pidiendo una nueva estrategia para manejar la crisis.
A pesar de las críticas y los pobres resultados, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, sostuvo en abril de 2012, que “la estrategia correcta continúa igual que antes", con lo cual quiere decir que los cortes a los gastos no deben ser muy rápidos, lo cual perjudicaría el crecimiento, pero tampoco demasiado lentos, lo cual podría disminuir la credibilidad (ver Boletines 78 y 77). Christine Lagarde, directora gerente del FMI, también reafirmó la estrategia existente del Fondo alabando la devaluación interna en Letonia y haciendo comentarios polémicos sobre la necesidad de que la población griega "pague" para los errores de su país. En un artículo de junio de 2012, el ganador del premio Nobel, Paul Krugman, sostuvo que "al tiempo que la actitud de Letonia de aguantar la austeridad extrema es políticamente asombrosa, los resultados de sus datos económicos no apoyan ninguno de los reclamos formulados sobre sus lecciones económicas."
Sin embargo, después de dos años de intervención en Europa, el Fondo parece estar reconociendo lentamente que el crecimiento y la estabilidad no serán logrados a menos de que se corrijan los desperfectos en el diseño del euro. El último informe Perspectivas de la Economía Mundial del FMI, enfatizó los ‘desperfectos en el diseño’ del euro más que en los informes previos, y señaló la ‘urgente necesidad’ de la supervisión común bancaria y de compartir el riesgo. En una nota para debate del personal del FMI a mediados de junio de 2012, Fomentando el crecimiento en Europa ahora, se señala la necesidad de enfrentar la demanda desigual entre los países europeos del norte y del sur, con propuestas de acción para ambos lados. Sin embargo, también propone políticas de desregulación del trabajo para reiniciar el crecimiento (ver artículo 5).
Repetidos fracasos del FMI
Se espera que continúen la austeridad y las reformas estructurales, incluyendo la privatización de los servicios públicos a través de Europa, especialmente en Grecia. Sin embargo, es posible que se dé una suavización de las condiciones conectadas a los programas de país en Portugal e Irlanda.
La troica volverá a Grecia para renegociar con el nuevo gobierno a principios de julio de 2012, pero la relajación de las condiciones de préstamo solicitada por el país quizás sea bloqueada por Alemania, lo cual aumentaría las tensiones en la troica. Robert Zoellick, entonces presidente del Banco Mundial, advirtió en la cumbre del G20 en junio sobre las divisiones crecientes entre el FMI y los europeos a cargo de los préstamos, y predijo que en ausencia de una acción decisiva, esta división podría convertirse en un enfrentamiento a finales del verano.
Yanis Varoufakis, profesor de la Universidad de Atenas, advirtió a finales de junio que incluso unas condiciones más suaves de rescate económico prolongarán la recesión en Grecia y que “cuando en diciembre, sea evidente, de nuevo, que otro rescate más relajado griego ha fallado, esta realización añadirá a las dificultades y tensiones en Europa, acelerando aún más las fuerzas centrífugas que están derrumbando la eurozona.”
Charles Goodhart, del London School of Economics, indicó en mayo que "la presencia del FMI como parte de los programas de rescate ha dado a los líderes europeos la cobertura política para continuar vendiendo políticas mal concebidas destinadas al fracaso, y con ello siguen demorando la búsqueda de soluciones más sensatas tan necesitadas para enfrentar la crisis." Goodhart afirmó que "dado su mandato histórico en las tasas de cambio, la eurozona es la contraparte natural para el FMI, en vez de los miembros estados de la eurozona", también dijo que la condicionalidad debe aplicar "sólo para las instituciones de la Unión Europea como el Banco Central Europeo."
Al mismo tiempo, Andy Storey de la Universidad College de Dublín afirmó: "el fracaso de la intervención del FMI en Europa es debido precisamente a la falta de autonomía del Fondo en los mercados de capital, y a que la élite central europea ha venido manejando la crisis. "Agregó que "esto demuestra una vez más que esta institución necesita una reforma radical." Storey también dijo que la autoexclusión del FMI a finales de junio en el préstamo europeo a España para recapitalizar su sistema bancario muestra como "el Fondo ha perdido la confianza en los programas de país en la eurozona. Por lo tanto, es inaceptable que el FMI continúe vertiendo el dinero de los contribuyentes en programas que aún la misma institución considera como insostenibles. Lo que se necesita es sanear la deuda pública antes de que sea demasiado tarde."