Medio ambiente

Comentario

Una decisión fácil: La CFI debe abandonar los proyectos de minería con MRL

12 julio 2012 | Guest comment

La minería en las Filipinas, al igual que en muchos otros países del mundo, ha sido motivo de muchísimas protestas y rechazos de innumerables comunidades y grupos de la sociedad civil.  A pesar de que es una industria que se ufana de inversiones multimillonarias de dólares, también ha sido acusada de minúsculas contribuciones a los esfuerzos para mejorar la vida de las personas que viven en la más abyecta pobreza. Esta sola consideración debería haber desalentado a la Corporación Financiera Internacional (CFI), brazo del sector privado del Banco Mundial, de invertir en este proyecto minero en la provincia filipina de  Agusan del Norte.

Hay otras razones más por las cuales la CFI debería suspender su inversión de casi US$10 millones con Mindoro Resources Ltd. (MRL), ya que la compañía minera violó los derechos y las leyes ancestrales de la tribu Mamanwa que vive en el área de la mina. En septiembre de 2011, los líderes de la comunidad indígena afectada presentaron una denuncia a la oficina de rendición de cuentas de la CFI, el Consejero/Defensor del Pueblo (CAO en inglés), quien encontró que esta denuncia cumplía con los requisitos para la evaluación adicional. Los reclamantes afirman que la MRL invadió sus tierras sagradas, la línea divisoria de las aguas y sus cementerios sin su conocimiento. Bajo la ley filipina de 1997, Derechos de los Pueblos Indígenas, los responsables de cualquier proyecto que afecte a los pueblos indígenas y sus terrenos ancestrales deben consultar con la comunidad para obtener su consentimiento libre, previo e informado (CLPI). El rechazo de la comunidad al proyecto tiene que tenerse en cuenta. El CLPI ahora también ahora parte de los estándares de desempeño de la CFI  (ver Boletín 77).

En la misma denuncia, los líderes Mamanwa rechazan a la MRL por causar disensión en su comunidad (entre los que están a favor o en contra de la mina) afectando las relaciones entre ellos. Para Mae Capua, de 22 años, una estudiante y miembro de la organización Dinarawan de los Pueblos Indígenas, el respeto a los ancianos y al medio ambiente fue la forma como fue educada en su comunidad. La comunidad realizaba rituales, trabajaba duro la tierra y cuidaba de los niños conjuntamente y a través de todas estas actividades los miembros mantenían relaciones armónicas en la tribu. Este ritmo silencioso de una vida satisfecha transcurría placenteramente hasta el momento en el que la MRL invadió sus tierras ancestrales y empezó sus operaciones mineras. Ahora hay discusiones acaloradas entre los miembros de la tribu y los representantes del consejo local que están a favor o en contra de la minería, aunque todos son miembros del mismo grupo familiar. Durante los últimos tres años, Mae, sus padres y sus hermanos no han hablado con algunos de sus primos u otros parientes.

La CFI  debe terminar su apoyo a la MRL

La MRL ha causado demasiado estrés a esta comunidad no sólo por el conflicto que ha causado en la tribu, sino también debido a la amenaza que representa para sus formas de vida y el medio ambiente. Ellos hubieran sido despojados de su línea divisoria de aguas y terrenos de siembra y de caza en 2008, si no hubieran hecho campaña para parar el proyecto, el cual los habría despojado de 600 hectáreas de tierra en los dos primeros años de operaciones. La MRL reclamó que habían asegurado el CLPI para el proyecto durante su primera evaluación en 2008, y que éste fue reconfirmado en mayo de 2010.  Pero Elyeterio Dakula Jr. el cacique y jefe tribal de los Mamanwas en el pueblo afectado, categóricamente afirma que la MRL no los informó o consultó con ellos de ninguna manera respecto al proyecto. De acuerdo con esto, la CFI  debe terminar su apoyo a la MRL por no haber cumplido con las directrices de la institución, y peor aún, por haber ignorado la ley filipina relativa a los pueblos indígenas.

Viendo las realidades adversas que enfrentan los Mamanwa en Agusan del Norte, si la CFI  cumple con su principio de sólo financiar los proyectos que no perjudican a las comunidades implicadas, sería muy fácil para la institución cancelar su aventura con la MRL. No tiene sentido prometer mejores vidas a la comunidad cuando de hecho, aún antes que la financiación de la CFI fuera aprobada para el proyecto en 2010, muchos ya estaban sufriendo el impacto de las actividades mineras de la MRL.

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