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La «incompetencia» y los «fracasos» del FMI en Europa están creando gran «sufrimiento»

12 octubre 2012

El papel del FMI como miembro de la «Troika», la agrupación del Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea y el FMI en la eurozona en crisis, está atrayendo nuevas críticas. La profundización de las recesiones en la eurozona ponen en duda la eficacia y conveniencia de las reformas introducidas por la Troika.

Las críticas a la participación del FMI en Europa incluyen el reclamo de que como parte de la Troika tiene intereses creados y por lo tanto su independencia está en dudas. La carta filtrada de dimisión de Peter Doyle, veterano de 20 años con el FMI, quien renunció en julio de 2012 como asesor en el departamento de Europa, respalda este punto de vista. Doyle acusó al FMI de «fracasar» en su función de vigilancia por haber «reprimido» la publicación de problemas en Europa que habían sido identificados con mucha antelación, tanto así que el Fondo estaba por lo tanto «jugando a atrapar y reactivar papeles en los últimos esfuerzos desesperados por salvar a Grecia», lo cual había causado «el sufrimiento de muchos». Él  culpa al FMI de estos fracasos debido a su «aversión de analizar riesgos, sus prioridades bilaterales y sus predisposiciones europeas», problemas estos que se han «enraizado aún más» y que se derivaban del proceso de nombramiento «evidentemente desastroso» para el cargo de director gerente (ver Boletines 77, 76).

Arvind Subramanian, ex subdirector del FMI, escribió en The Financial Times que la conducta del FMI durante la crisis europea demuestra «la medida de su fracaso». Él sostuvo que la posición del Fondo como miembro «joven» de la «Troika significa que no puede criticar las políticas públicamente, sino que más bien debe «seguir la línea» una vez se deciden las opciones políticas. Por lo tanto, el Fondo está fracasando «al no impugnar la ortodoxia, perdiendo así su papel como un valioso árbitro en los debates políticos».

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo,  propuso en septiembre de 2012 una solución a la crisis de la eurozona, comprometiendo al BCE para realizar nuevos programas de compra de bonos.  Jorg Asmussen, miembro de la junta del BCE, durante las discusiones sobre las posibilidades de estos programas a finales de agosto de 2012, abogó por que el FMI «participara en el establecimiento de los programas de ajuste económico» debido a que el FMI «tiene conocimiento especializado e importantes contactos externos como supervisor de estos casos». La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, declaró que «el FMI estaba dispuesto a cooperar» con el BCE en el nuevo marco de intervención.

Impugnadas las reformas de la Troika

Los préstamos de la Troika a Grecia, con un valor de €164 mil millones (US$211 mil millones) a €173 mil millones (ver Boletín 80), han atraído más críticas. El comentario de Panagiotis Roumeliotis, ex ministro de finanzas y  representante de Grecia en el directorio ejecutivo del FMI fue citado en el New York Times: «En el FMI sabíamos desde el principio que este programa era imposible de poner en práctica porque no teníamos ningún – ningún – ejemplo similar que hubiera sido exitoso». Roumeliotis también señaló que la Troika subestima el efecto negativo de sus medidas, argumentando que es falsa la afirmación de que la «profunda recesión de Grecia se debe a la falta de aplicación de las reformas estructurales, ya que fueron los severos recortes los que produjeron los malos resultados de la economía griega».

Una carta de agosto de 2012 de la Troika a Grecia expuso algunas de sus expectativas de reformas del mercado laboral, por ejemplo, una semana laboral de seis días en todos los sectores, eliminar las limitaciones a las horas extraordinarias y las restricciones a los niveles de los salarios mínimos. En julio de 2012, una encuesta nacional reveló que la mayoría de los griegos abogó por renegociar los términos del rescate económico. Elena Papadopoulou, del Instituto Nicos Poulantzas en Grecia, dijo «desde la firma del primer Memorando de Entendimiento en marzo de 2010, todos los programas de ajuste han fallado pues no han generado los resultados prometidos. La recesión aumentó dramáticamente, el desempleo aumentó  vertiginosamente, el estado de bienestar se está desmoronando y el «objetivo final» de contención de la deuda pública encalló desde que su restructuración el pasado mes de marzo fue incapaz de hacerlo sostenible.»

En Portugal, la quinta revisión trimestral de progreso de la Troika sobre la aplicación de las condiciones acordadas en 2011, a cambio del préstamo de «€78 mil millones, indicó que era poco probable que los objetivos originales de austeridad fueran alcanzados. Debido a ello las metas del déficit de Portugal fueron disminuidas considerablemente hasta un 5 por ciento en PIB en 2012 y un 4,5 por ciento en 2013 (de un objetivo del 3 por ciento), aunque la «Troika» advirtió que «llegar a los nuevos objetivos de déficit requerirá nuevos esfuerzos de consolidación». Las huelgas masivas a finales de septiembre de 2012 en protesta del acuerdo laboral lograron suspender el proceso, y el primer ministro prometió tener consultas con los sindicatos y otros grupos involucrados en la protesta.

«Contraproducentes» los recortes

Un documento de trabajo del FMI en julio de 2012, elaborado por miembros del personal y autores externos, el cual no representa la opinión del Fondo, estudió la eficacia de las políticas de consolidación fiscal en las economías desarrolladas, comparando casos procedentes de Europa, Japón y Estados Unidos. Sus hallazgos sugieren que el enfoque de consolidación fiscal, con énfasis en recortes grandes y tempranos a los gastos, ha resultado ser «contraproducente». Por lo tanto se alegó que, «la clave para el éxito de la consolidación fiscal» en el contexto europeo, era la protección del crecimiento».

El informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, afirma que la desigualdad debe ser abordada para que las reformas tengan éxito. El informe de septiembre de 2012 sostiene que «la experiencia de las últimas décadas ha demostrado que el aumento de la desigualdad no crea economías más resistentes a las crisis, las cuales producen un aumento en el desempleo»… por el contrario [la desigualdad] «ha hecho que las economías sean más vulnerables».