La Troika anunció otro acuerdo griego sobre la deuda, pero las disputas entre el FMI y sus asociados de la Troika sobre la reducción de la deuda siguen sin resolverse.
El anuncio de finales de noviembre de 2012, sobre el acuerdo de la Troika (el FMI, el Banco Central Europeo [BCE] y la Comisión Europea), (ver Boletín 82,81,81), para financiar las obligaciones griegas de la deuda incluye: una nueva financiación, una recompra de bonos de la empresa privada y una extensión en los plazos de préstamos anteriores, además de un aplazamiento de los pagos de intereses sobre los préstamos, así como el traslado de las utilidades de los bonos griegos comprados por el BCE durante la crisis.
Este nuevo acuerdo fuerza a Grecia a continuar las drásticas reformas para reducir los gastos, a pesar de que el país ha venido experimentado una disminución del 25 por ciento de su PIB en los últimos cinco años. Las organizaciones de la sociedad civil siguen furiosas sobre el proceso y sus resultados. Yiorgos Vassolos de la ONG Observatorio de la Europa Corporativa dice, "Se han impuesto nuevas medidas devastadores de austeridad y el acuerdo fue realizado sin ninguna participación griega." Y añadió: "el dinero de los contribuyentes de toda la eurozona se ha comprometido a un nuevo préstamo que no puede ser pagado. Los ingresos de las privatizaciones y los excedentes del presupuesto primario serán bloqueados en una cuenta separada para el servicio de la deuda, lo que demuestra cómo se están creando situaciones coloniales dentro de la Unión Europea y cómo está siendo violada la soberanía democrática." Por otro lado, en España, Portugal, Grecia e Italia las huelgas generales de mediados de noviembre de 2012 siguen protestando contra la creciente austeridad y las contraproducentes reformas.
Tensiones en la Troika
La participación del FMI en la Troika es cada vez más difícil, con discrepancias públicas entre los socios sobre si la crisis griega puede ser resuelta si los acreedores no aceptan una reducción en el valor de sus préstamos a Grecia. El FMI cada vez hace más pública su opinión de que los acreedores de Grecia (incluidos los estados de la eurozona, tales como Alemania) tendrán que aceptar una reducción de la deuda. En septiembre de 2012, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, afirmó que "la deuda de Grecia tenía que ser abordada".
En Grecia el desempleo es casi del 23 por ciento, mientras que los sueldos han disminuido hasta en un 30 por ciento, según un estudio de Bruegel, el grupo de pensadores belga. Grecia ha tenido que aceptar presupuestos cada vez más estrictos, el último de los cuales fue aprobado por el parlamento griego con gran dificultad a mediados de noviembre. Se trata de €9,4 mil millones (US$12,2 mil millones) de recortes mientras que se eleva la edad de jubilación de 65 a 67.
Ashoka Mody, ex subdirector del departamento de investigación del FMI, escribió en noviembre que, en Grecia, "es tiempo de volver a la opción de la insolvencia ", y añadió que esto sería "económicamente eficiente, justo, y políticamente sensible."
En septiembre de 2012, Mohamed El-Erian, director ejecutivo de la empresa de inversión Pimco, escribió en el Financial Times que las reducciones de los empréstitos griegos son inevitables y "cuanto más se espere… peor será la planeación y la gestión de la reducción de la deuda".
El FMI: ¿Socio Minoritario?
La controversia entre el FMI y sus asociados de la Troika sobre la reducción de la deuda de Grecia se cristalizó en noviembre de 2012, en un desacuerdo entre Lagarde y Jean Claude Juncker, presidente del grupo de ministros de finanzas de la eurozona, en una conferencia de prensa. Cuando Juncker señaló que la reducción de los niveles de la deuda griega a un 120 por ciento del PIB debería lograrse para el año 2022, Lagarde lo contradijo diciendo: "El calendario apropiado es de 120 por ciento para el año 2020 ", y añadió "claramente tenemos puntos de vista diferentes".
Este último acuerdo de la Troika se basó en una cifra más elevada del 124 por ciento para el 2020. Aunque no hay una explícita reducción del valor nominal de la deuda griega, el conjunto de medidas constituye una relajación de las condiciones financieras de Grecia, y se prevé que reducirá la deuda griega en un 20 por ciento del PIB inmediatamente. Gavyn Davies, un gerente de fondos dijo en el Financial Times que este acuerdo era "una condonación disfrazada de la deuda griega". El movimiento social Campaña Auditoría de la Deuda Griega denunció la decisión de la Troika, alegando que "había profundizado más que resuelto la crisis fiscal", ya que abogaba por la "suspensión de los pagos de capital e intereses… sobre los términos de estados soberanos."
Las discrepancias públicas, una vez más, han planteado la duda de si la posición de socio menor del FMI en la Troika (ver Boletín 82) y la influencia desproporcionada de los estados europeos en la junta han inhibido la capacidad del FMI para llevar a cabo su función de manera objetiva. El ex funcionario del FMI, Charles Blitzer, dijo a Financial Times en noviembre que desde la perspectiva del FMI "si usted es el socio minoritario como en Grecia en este momento, su poder de hecho es limitado."