Rendición de cuentas

Antecedentes

Autoevaluación institucional del Banco Mundial

6 diciembre 2012 | Inside the institutions

Cada seis meses el Banco Mundial publica una autoevaluación institucional la cual es presentada cada otoño en las reuniones anuales del Banco. Se supone que esta autoevaluación institucional sea "una instantánea del desempeño mundial del Banco, incluyendo la modernización de sus negocios en el contexto de los resultados de desarrollo." Es compilada por el personal del Banco para "facilitar el diálogo estratégico entre la gerencia y el directorio sobre los progresos realizados y las áreas que requieren atención."

El Banco Mundial propuso por primera vez la autoevaluación de la institución en 1998 bajo el entonces presidente del Banco, James Wolfensohn. Sin embargo, la propuesta sólo se ha ido realizando gradualmente. Un documento de 2001 por un grupo de trabajo de la OCDE, sobre la evaluación de la ayuda dice que esta autoevaluación "era poco práctica" y que los esfuerzos para desarrollarla "carecían de recursos y de responsabilidades claras y decisivas de seguimiento por parte de la directiva". La idea fue materializada durante el mandato de Robert Zoellick, cuando fue presidente del Banco. La primera autoevaluación fue publicada en septiembre de 2011.

Está compuesta de cuatro niveles. El Nivel I, comprende las medidas de desarrollo a largo plazo en el contexto global del desarrollo, utilizando el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, así como otros indicadores de las Naciones Unidas para medir el progreso. El Banco sostiene que es difícil precisar su propio impacto, por lo cual en vez de una puntuación, compara los datos con la línea de base de un año de referencia. En la actualidad hay 28 indicadores agrupados en cinco áreas: crecimiento, empleo y pobreza; las instituciones y la gobernabilidad; el desarrollo de humano y el género; el desarrollo sostenible; y el desarrollo del sector privado y del comercio. Entre ellos figuran, por ejemplo, el PIB per cápita y las tasas de mortalidad materna.

El Nivel II, tiene que ver con el apoyo del Banco a determinados países y utiliza 22 indicadores que miden el número de los países o la cantidad de apoyo en cuatro grupos: las instituciones y la gobernabilidad; el desarrollo humano y el género; el desarrollo sostenible y las finanzas; el desarrollo del sector privado y el comercio. De nuevo, el Banco utiliza el método de la línea de base para medir el progreso porque el resultado es acreditado a los distintos países. Ejemplos de estos indicadores son el número de kilómetros de las carreteras construidas y el número de países con programas respaldados por el Banco sobre la contratación pública.

El Nivel III, evalúa la eficacia del Banco en la ejecución de sus objetivos de desarrollo. El Banco tiene 21 indicadores para medir los resultados de desarrollo y la eficacia de sus operaciones. Estos indicadores están clasificados en tres grupos para medir la eficacia operativa: las operaciones de préstamo; las actividades de conocimiento; y el uso de los sistemas de los países. La mayoría de los indicadores en este tramo son medidos por la gerencia del Banco utilizando un sistema de semáforo para su clasificación. Una señal roja indica que los resultados están por fuera de la pista, es decir, por debajo de la línea o estándar de rendimiento. La luz amarilla indica que no hay un aumento o una disminución apreciable, y la luz verde muestra resultados que han aumentado o mejorado. Los indicadores incluyen el número de visitas a la base de datos en la página web del Banco, y el nivel de calificaciones satisfactorias para los proyectos financiados por el Banco al final de estos.

Por último el Tramo IV, examina el uso eficiente del personal y los recursos, así como la capacidad del Banco para modernizarse en respuesta a los cambios. Aquí hay 25 indicadores que también son medidos utilizando el sistema del semáforo y están divididos en dos grupos: recursos, capacidades y modernización de las empresas; y acciones del sector relacionadas con las direcciones posteriores a las crisis.

A través del tiempo se han ido añadiendo nuevos indicadores a la autoevaluación institucional. El Banco introdujo tres nuevos indicadores en el Nivel I, en su más reciente autoevaluación, incluyendo un indicador del crédito interno del sector privado como un porcentaje del PIB. El indicador de las emisiones de CO2 también fue modificado para incluir su costo económico. En el Nivel III, también se añadió un nuevo indicador para medir la integración de la retroalimentación de los beneficiarios en las operaciones del Banco. En el futuro también habrá un indicador para medir la percepción de las contribuciones del Banco, en la mejora del conocimiento y la investigación para alcanzar los resultados de desarrollo.

Sin embargo, el sistema de autoevaluación institucional continúa siendo limitado, ya que en los dos primeros niveles no hay indicadores para medir el desempeño del Banco. Además, sólo algunas partes de la evaluación son realizadas por organismos independientes, como el Grupo de Evaluación Independiente del Banco (IEG, sigla en inglés). El resto es realizado por el personal y gerencia del Banco, por lo que se pone en duda la independencia de las clasificaciones subjetivas del desempeño.

La autoevaluación institucional de septiembre de 2012, la tercera del Banco, identificó varias deficiencias. Por ejemplo, sólo el 63 por ciento de las estrategias de asistencia a los países (ver Boletín 70) fue calificado como satisfactorio por el IEG, lo cual está por debajo de los estándares de rendimiento del 70 por ciento. Además los clientes del Banco calificaron la eficacia del Banco con un promedio de 6,7, o sea, inferior a los 7 estándar de rendimiento, por lo que este indicador se ganó una luz amarilla. En el Nivel IV, el indicador de la descentralización, o sea, el porcentaje de tareas administradas por personal en el campo, la clasificación fue tan sólo del 44 por ciento, lo cual también recibió una luz amarilla.