Al tiempo que el presidente del Banco Mundial habla más abiertamente sobre el cambio climático, sigue siendo motivo de preocupación la participación del Banco en los combustibles fósiles, entre los que se incluyen proyectos en Mongolia y Asia Central, y se han formulado preguntas sobre su responsabilidad en los proyectos hidroeléctricos en la India y Guatemala.
Tras el informe del Banco en noviembre de 2012, Ciencia Del Cambio Climático (ver Boletín 83), en un artículo en enero de 2013 en el Times de Washington, el presidente del Banco Jim Yong Kim, pidió al mundo que "pusiera el cambio climático como una prioridad". Kim pide que se dé un "enfoque global abierto para ayudar a evitar la catástrofe del cambio climático que enfrentamos hoy", donde el Banco "está dispuesto a trabajar con otros países para hacer frente a este reto… con cada inversión que hacemos y cada una de las medidas que tomemos".
Sin embargo, y a pesar de estas alentadoras palabras, el Banco sigue comprometido con los combustibles fósiles. En una conferencia de prensa en diciembre de 2012, Kim excluye cualquier cambio importante en "los próximos cinco o diez años", afirmando: "Sabemos que los combustibles fósiles serán parte de nuestro futuro, en un futuro previsible". De acuerdo con un documento de trabajo de noviembre de 2012, la ONG con sede en Estados Unidos, el Instituto de Recursos Mundiales (World Resources Institute), el Banco, "de hecho ha venido aumentado sus préstamos para proyectos de combustibles fósiles y plantas de carbón en los últimos años". El documento estima que el Banco está financiando actualmente 29 plantas de carbón con un valor de US$5,3 mil millones, lo que lo convierte en el segundo mayor financiador público internacional de las centrales eléctricas de carbón, después del Banco Japonés para la Cooperación Internacional.
Las intenciones del Banco fueron consideradas aún más dudosas cuando se descubrió que la inversión de la Corporación Financiera Internacional – CFI (el brazo del sector privado del Banco) en la mina mongol Oyu Tolgoi (ver artículo 11, Boletines see Update 84, 83, 82), incluye una central eléctrica de 750 megavatios con quema de carbón para abastecer de combustible las operaciones mineras. Según Josef Skoldeberg de la CFI: "Las directrices del Banco Mundial no son aplicables en este proyecto, porque ésta no es una inversión en la energía por sí mismo… es un proyecto de minería que necesita obtener energía de algún sitio". Además, Skoldeberg sostuvo que "la lucha contra el cambio climático" no va a ser ganada por la "privación de opciones energéticas que dan acceso a la electricidad básica para las personas más pobres del mundo". Sin embargo, no hay ninguna indicación de que la planta de carbón vaya a proveer de energía a ningún otro sitio o persona aparte de la mina.
El Banco y la CFI también facilitan la economía basada en los combustibles fósiles por otros medios. Un informe de diciembre de 2012 por la ONG estadounidense Crude Accountability (Rendición de Cuentas del Petróleo) señala la participación de las instituciones financieras internacionales (IFIs) en la financiación de la construcción de carreteras, puertos y sistemas ferroviarios en la región del Mar Caspio en el Asia Central, para impulsar una mayor producción de petróleo y gas, y facilitar su transporte a Europa y Asia. De acuerdo con el informe, no está claro por qué las IFIs están invirtiendo en la región, la cual tradicionalmente no depende de su asistencia para la financiación de los proyectos. Por otra parte, el informe plantea una serie de preocupaciones ya que las IFIs han "concentrado aún más el poder económico y político en las manos de élites autoritarias", lo cual en última instancia, podría "socavar sus propias misiones de reducir la pobreza y facilitar la transición en Asia Central."
¿No hay rendición de cuentas por las represas?
La inclusión del Banco de proyectos hidroeléctricos de gran escala en su cartera de energía renovable también sigue siendo motivo de preocupación. En la India, el Banco ha rechazado las demandas para que abandone sus inversiones en el proyecto hidroeléctrico Vishnugad Pipalkoti (ver Boletines 82, 77), a pesar de la aprobación de una investigación por su mecanismo de rendición de cuentas, el Panel de Inspección (PI), a mediados de diciembre de 2012. Después de haber retardado varias veces la evaluación del PI, en un comunicado de prensa de enero de 2013, el Banco desafía abiertamente la integridad del PI declarando que "incluso si el Panel de Inspección considera que el Banco Mundial no ha cumplido con ninguna de sus propias políticas operativas, el Panel no tiene competencia para recomendar una cancelación del proyecto". El Banco indicó que las obras de construcción comenzarán una vez la tala de bosques haya sido concedida por el gobierno de la India, independientemente de la situación de la investigación del PI. Por otro lado, según Vimal Bhai, coordinador de la organización local Matu Jansangthan, "las voladuras que ya empezaron para la construcción del túnel de la central eléctrica, tienen al pueblo en Harsari bajo una enorme presión". Según el PI, la documentación pertinente se dará a conocer una vez la investigación comience a mediados de marzo de 2013.
Otro proyecto del Banco en la India fue criticado en enero de 2013, cuando 50 grupos nacionales y activistas, entre ellos la Alianza Nacional de los Movimientos Populares, cuestionaron la autorización ambiental del gobierno para el proyecto Luhri de energía hidroeléctrica en Himachal Pradesh financiado por el Banco (ver Monitor de la CFI5). Los grupos afirman que el proyecto afectará a 2.337 propietarios de tierras y a 9.674 personas de más de 100 pueblos, incluyendo a las 78 localidades situadas a lo largo del túnel.
Además, a finales del 2012, el Banco estuvo de nuevo bajo presión debido a nuevas preguntas sobre su responsabilidad por las atrocidades asociadas con la represa Chixoy en Guatemala, durante la guerra civil a finales de la década de 1970 y principios de la década de 1980 (ver Boletin 81,54 y Update 47, 43). Según un informe de diciembre de 2012 por la ONG británica Campaña Deuda del Jubileo (JDC – Jubilee Debt Campaign): "Es muy poco probable que la represa Chixoy hubiera sido llevada a cabo sin el apoyo del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo." Además, el Banco "no sólo no suspendió su apoyo, sino que también financió una segunda represa Chixoy". La JDC y la ONG estadounidense Ríos internacionales están haciendo campaña para que el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, hagan reparaciones financieras completas por los daños y perjuicios causados a las comunidades por la construcción de la represa. Sin embargo, hasta comienzos de febrero de 2013, las ONGs aún no habían recibido una respuesta de las IFIs.