La nueva estrategia general del presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, sobre el fin de la pobreza absoluta y la creación de la prosperidad compartida, suscita críticas, ya que no enfrenta eficazmente la desigualdad y la sostenibilidad.
En marzo de 2013, en un borrador filtrado de un documento del Banco sobre la estrategia, se establecen los objetivos para las grandes metas de la institución de terminar con la pobreza absoluta y lograr la "prosperidad compartida", que Kim presentó por primera vez en el otoño de 2012 (ver Boletín 83). Se propone la "meta de reducir el porcentaje de personas que viven con menos de US$1,25 al día al 3 por ciento en 2030", y también "fomentar el crecimiento de los ingresos del 40 por ciento de la población más pobre de cada país." El documento sostiene que esto último "es fundamental para llegar a las personas pobres en todas partes ya que todos los países aspiran a alcanzar un aumento rápido y sostenido en los niveles de vida".
El documento fue examinado por la Junta del Banco a mediados de marzo de 2013. En respuesta a la publicación no oficial de este documento, el Banco dijo que los borradores eran solo borradores. Sin embargo, Kim dio a conocer públicamente las mismas metas en un discurso a principios de abril de 2013 en Washington. El documento final, Una visión común para el Grupo del Banco Mundial, será examinado por un comité de ministros de finanzas y de desarrollo en las reuniones de primavera del Banco Mundial a mediados de abril de 2013.
pueda legitimar su discurso sobre la sostenibilidad ambiental, primero tiene que confrontar el impacto destructivo evident
Sigue sin abordar la desigualdad
La nueva estrategia propone: "Un crecimiento económico que incluya los sectores pobres de la sociedad y a la sostenibilidad como algo esencial para lograr estos dos objetivos." También sostiene: "Un progreso sostenido de la prosperidad compartida es incompatible con un aumento constante de la desigualdad… Un aumento de la base de 40 por ciento más pobre que sea considerablemente menor que el crecimiento del ingreso promedio de un país debería ser un motivo de preocupación, ya que el aumento de la desigualdad puede eventualmente menoscabar el propio proceso de crecimiento". Kim mencionó seis veces la palabra desigualdad en su discurso de abril 2013. Sin embargo, Nuria Molina de la ONG Save the Children del Reino Unido, dijo que las metas eran "muy poco ambiciosas". Ella dijo al sitio de noticias guardian.co.uk: "Lo más importante siempre está en los detalles. Se necesita tener una forma de medir significativa, ya que el sólo mirar la base no es suficiente. También es muy importante ver los vacíos". Fijar metas explícitas sobre la desigualdad es uno de los aspectos más importantes exigidos a las organizaciones que realizan consultoría con la ONU, en las metas de desarrollo post-2015.
En la misma semana en la que el documento filtrado del Banco fue publicado, Alex Cobham del grupo de pensadores estadounidense Centro para el Desarrollo Mundial y Andy Sumner del King’s College London del Reino Unido, publicaron un documento abogando por que los encargados de formular políticas utilizaran una nueva forma para medir la desigualdad: "´la relación de Palma´ – es decir, la relación entre la proporción entre la renta nacional bruta (RNB) del 10 por ciento de la población, y el 40 por ciento de la proporción del RNB recibido por la población más pobre", argumentando que esto "puede ser particularmente pertinente para las políticas de reducción de la pobreza." Cobham posteriormente dijo a la agencia de prensa Inter Press Service: "Sería fantástico ver al Banco Mundial tomar este nuevo enfoque seriamente."
En el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2006 sobre la Equidad, el Banco argumentó que era importante nivelar los terrenos de juego ya que "los altos niveles de desigualdad política y económica tienden a… generar costos económicos" (ver Boletín 48). A pesar de eso, el Banco ha hecho muy poco para cambiar su política o práctica de acuerdo con este informe. David Woodward, un economista especializado en crecimiento y cuestiones relativas a la desigualdad y un ex asesor del FMI y el Banco Mundial, dijo que la nueva estrategia era "un escenario de negocios como todos los días, con muy poco o ningún cambio en la orientación fundamental de su estrategia de desarrollo". Continúa diciendo: "Lo que seguimos teniendo es una versión global de la economía de goteo hacia abajo. No debemos estar diseñando políticas que sólo promueven el crecimiento suponiendo que esto traerá todo lo demás."
¿Falta de sostenibilidad?
El borrador filtrado del documento de estrategia también incluye una sección sobre la sostenibilidad, indicando que los objetivos "deben ser alcanzados desde el punto de vista ambiental, social y fiscal en forma sostenible, para garantizar que el progreso sea sostenible en el tiempo y a través de las generaciones." Y compromete al Banco a "apoyar a los países para que logren crear una ruta de medio ambiente sostenible para poner fin a la pobreza en el camino hacia la prosperidad", y a "mejorar la calidad y la cobertura de los indicadores cuantitativos relacionados con la sostenibilidad ambiental".
Sin embargo, en el documento no se enuncia ninguna meta a nivel de alta gestión a este respecto, lo que motivó a Bhumika Muchhala de la ONG de Malasia, Red del Tercer Mundo a decir: "La sostenibilidad es mencionada en la estrategia del Banco Mundial como algo meramente decorativo." Ella afirma que "antes de que el Banco Mundial pueda legitimar su discurso sobre la sostenibilidad ambiental, primero tiene que confrontar el impacto destructivo evidente de la financiación de sus propios proyectos de combustibles fósiles, de los extractivos y de la infraestructura, incluyendo también a los proyectos de la Corporación Financiera Internacional [brazo del sector privado del Banco] y a sus asociaciones público-privadas y de inversión con el sector privado".
La sección de sostenibilidad en la estrategia es reminiscente del informe sobre el "crecimiento verde" producido para la cumbre Río+20 en junio de 2012 (ver Boletín 81, 80), el cual incluye una repetición de la promesa del Banco de "promover la rendición de cuentas sobre el capital de la riqueza natural, y un avance en el desarrollo de las medidas de ahorro genuino que incluyan el agotamiento del capital natural y los daños de la contaminación." Esto llevó a Diana Aguiar, de la red de la sociedad civil brasileña REBRIP, a decir: Este tipo de "lavado verde" de soluciones basadas en el mercado para la crisis del medio ambiente y el cambio climático, es exactamente la razón por la cual los movimientos están en marcha contra el paradigma de la "economía verde" promovido en la cumbre Río+20 el año pasado. Su propósito es crear mercados para las industrias de servicios ambientales sin llevar a cabo los cambios fundamentales necesarios en el modelo de desarrollo y en las pautas de producción y consumo. Además, y por supuesto, el Banco Mundial está a la vanguardia de este ‘negocio verde’."