Un informe de febrero de 2013, confiesa que las instituciones financieras internacionales (IFIs) como el Banco Mundial, "tendrán limitado capital para el futuro previsible" lo cual significa que "los gobiernos deben considerar modelos alternativos de financiación de capital privado para la infraestructura". El informe fue escrito como un documento de trabajo respondiendo al tema del G20 sobre "financiación de la inversión". Los autores en su mayor parte fueron miembros del personal del Banco con aportaciones de otras instituciones. El informe aboga por las asociaciones público-privadas (APP) y sostiene que el G20 goza de "una posición privilegiada" para "establecer el tono y la urgencia del programa APP". Este mensaje fue reforzado por el sherpa ruso en el G20 en marzo de 2013, el cual dijo: "Estamos considerando la posibilidad de modificar los mandatos de los bancos de desarrollo nacionales e internacionales con el objeto de centrar la atención de las organizaciones del desarrollo en la meta de promover las inversiones, principalmente en la infraestructura y el apoyo a las asociaciones público-privadas en esta área". Sin embargo, Shoujun Cui de la Universidad Renmin de China expresó su preocupación por el fracaso de “articular la viabilidad y ejecución de las operaciones de infraestructura que deberían tener más en cuenta las consideraciones sociales y ambientales tanto como las salvaguardias". Cui advirtió: "En el peor de los casos, el objetivo original de resistencia de la economía será menoscabado. Este es un aspecto que no debe ser descuidado".
¿APPs para las personas pobres?
El modelo de las asociaciones público-privadas (APPs) también está siendo empujado en las negociaciones para la 17ª reposición de la Asociación Internacional de Fomento (AIF – organismo del Banco para los préstamos a países de bajos ingresos) – ver Boletines 85 – en particular en el campo de los estados frágiles y afectados por conflictos (FCSs – fragile and conflict affected states). Un informe de marzo de 2013, sobre el apoyo de la AIF a los FCSs, dijo que tanto la AIF como los brazos del sector privado del Banco Mundial "se centrarán en eliminar los principales obstáculos al crecimiento del sector privado, en particular, al acceso a la infraestructura (incluyendo la energía), el acceso a la financiación y el acceso a los mercados". A mediados de mayo de 2013, Makhtar Diop, el vicepresidente del Banco Mundial para África, "encarecidamente animó a los inversores institucionales en Europa y Estados Unidos, actualmente ofreciendo modestas aportaciones de sus carteras domésticas, a mirar hacia África especialmente a los estados frágiles para ayudar a triplicar y cuadruplicar sus ingresos anuales." Como ejemplo, el Banco apoyó "proyectos regionales con capacidad de transformar la vida de las personas", y se refirió al controvertido proyecto hidroeléctrico Inga 3, en la República Democrática del Congo (verBoletines 81, 79, 70, 67, 56).
A finales de mayo de 2013, el presidente del Banco, Jim Yong Kim, se unió al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un viaje a la región de los Grandes Lagos en África, anunciando una financiación de US$1 mil millones en fondos de la AIF, incluyendo los proyectos de las centrales hidroeléctricas, con un enfoque particular en la República Democrática del Congo. Según Kim "éstos proyectos pueden ser unas de las principales contribuciones para una paz duradera". Sin embargo, Pascal Kambale, del Proyecto de Vigilancia e Incidencia de África dijo a la central de noticias Deutsche Welle que éste era un "supuesto falso", y que "el desarrollo sólo podrá ser logrado cuando reine la paz."
El regreso de las grandes centrales hidroeléctricas
El renovado apoyo del Banco Mundial a las grandes centrales hidroeléctricas fue enfatizado a principios de mayo de 2012 por Rachel Kyte, la vicepresidenta del Banco para el Desarrollo Sostenible: "las grandes centrales hidroeléctricas son una parte muy importante de la solución para África, Asia del Sur y el Sudeste de Asia". Ella dijo sobre Inga: "Las estrellas están alineadas. ¡Sigamos adelante!". La Asistencia Técnica (AT) para preparar este proyecto público-privado considerado como de alto riesgo por el Banco, se encuentra en el trámite de aprobación por el Banco con posible financiación de la AIF. Según los documentos del Banco, el objetivo de este proyecto es proporcionar energía a las minas y los hogares en la provincia de Katanga, así como a otras redes eléctricas en la República Democrática del Congo, con posibilidades de exportación. Sin embargo, de acuerdo con Peter Bosshard, de la ONG Ríos Internacionales: "Sudáfrica ya firmó un acuerdo con la República Democrática del Congo para importar 2500 MW de la capacidad de 4800 MW del proyecto". Los documentos del Banco revelan que la represa Inga 3 también llamada "Gran Inga fase A", iniciará el proyecto futuro de desarrollo de la Grand Inga". En mayo de 2013, la República Democrática Del Congo anunció que la construcción de la Grand Inga, la cual se convertirá en el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo, empezará en octubre de 2015.
En una carta de mayo de 2013 al presidente Kim, 19 ONGs, incluyendo Groundwork de Sudáfrica y Urgewald de Alemania, le urgieron que evitara "el regreso a los fallidos megaproyectos del pasado". En la carta se expresó preocupación por el hecho de que el regreso de las grandes centrales hidroeléctricas "repetirá los problemas y fracasos sociales, económicos y ambientales que los países del sur del Sahara no pueden soportar", y que en vez de estas grandes centrales hidroeléctricas escogiera soluciones de energías renovables (ver artículo 12). En una respuesta en mayo de 2013, Diop dice que "África tiene la fortuna de contar con gran poder hidroeléctrico", así como con otras fuentes de energía, y que "tendrá que utilizar todos esos recursos".