Al tiempo que la atención del Banco Mundial se mueve de la fijación de objetivos hacia la implementación de una nueva estrategia, es evidente que el Banco desea continuar dando prioridad al papel del sector privado.
Las dos metas principales propuestas por el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim: la reducción de la pobreza extrema a un 3 por ciento para 2030, y la promoción del crecimiento de los ingresos del 40 ciento de la base de la población (ver Boletín 85), fueron aprobadas por el Comité para el Desarrollo, un órgano de dirección de los ministros de gobierno, durante las reuniones de primavera del Banco en abril de 2013.
El Banco ya empezó a desarrollar su plan de ejecución, combinando el trabajo sobre los objetivos con el trabajo de la reestructuración interna (ver Boletín 84). El Banco estableció diez grupos de trabajo y equipos de cambio para elaborar las propuestas que fueron analizadas internamente con el Directorio Ejecutivo a principios de junio de 2013. Las recomendaciones finales de los grupos de trabajo serán entregadas a finales de junio de 2013, cuando de nuevo serán estudiadas en dos reuniones informales con el Directorio en julio de 2013. La estrategia será finalizada y aprobada por el Directorio Ejecutivo a principios de Septiembre de 2013, para ser enviada a los ministros de finanzas para su aprobación en las reuniones anuales de mediados de octubre de 2013.
the Bank has already lost its grounding in reality
El Sector Privado en primer plano
Según un informe interno de la primera consulta del Directorio Ejecutivo, Kim considera que la reforma más importante es la de conseguir una mejor integración del Grupo del Banco Mundial. Un borrador filtrado de las recomendaciones de uno de los grupos de trabajo incluye adoptar para todo el Grupo, algunas de las prácticas de la Corporación Financiera Internacional (CFI, el brazo del sector privado del Banco). Esto incluiría «la movilización o integración de las políticas sociales y ambientales para el Grupo del Banco Mundial con base en los estándares de desempeño de la CFI». También incluiría «la introducción de metas y formas de medición para la movilización del Grupo del Banco Mundial, incluyendo los incentivos para el personal. El enfoque particular de varios de los grupos de trabajo es prestar atención al modelo de la CFI de construir sistemas para los clientes, en vez de mantener en casa la responsabilidad sobre factores como las salvaguardias. Uno de los grupos de trabajo ha presentado la propuesta polémica «de mover la Asociación Internacional de Fomento (AIF) hacia una dirección donde estaría más directamente involucrada con las actividades del sector privado», incluyendo: «el aprovechamiento de los recursos de la AIF para obtener la financiación adicional de los mercados de capital». La AIF es el organismo del Banco Mundial encargado de dar préstamos a los países con más bajos ingresos.
Los términos más mencionados en el debate sobre la forma de aplicar esta nueva dirección a nivel de los países son: «selectividad» y «transformación», con un enfoque en intervenciones que den ventajas comparativas al Banco, y que presenten «altos beneficios para los clientes» y que además, sean pertinentes con los dos objetivos principales. Aparentemente, Kim quiere que los presidentes y primeros ministros de los países clientes consideren al Banco como «su más importante socio».
En un comentario sobre los borradores de las recomendaciones de los grupos de trabajo, Titi Soentoro, de Aksi, la ONG de Indonesia, dijo: «El Banco ha perdido su contacto con la realidad. Este es el momento en el que el Banco debería revisar su Carta Constitutiva para ponerse al servicio del desarrollo, y no para continuar su dedicación sirviendo a los mercados de capital y a las corporaciones. El Banco no debe seguir utilizando «el desarrollo y la reducción de la pobreza’ como la justificación de su existencia, más bien debe admitir su incapacidad para reducir la pobreza».
Entre los asuntos flotando alrededor de la revisión de la estrategia está «la ciencia de la entrega» (‘deliverology’ en inglés). Kim invitó a Michael Barber, un ex asesor del primer ministro del Reino Unido Tony Blair sobre la reforma de la función pública, para asesorar al Banco Mundial en «la ciencia de la entrega», que el personal del Banco describe como un sistema para concentrarse en objetivos concretos en materia de prestación de servicios, en el seguimiento del logro de los objetivos en tiempo real y en la ejecución de correcciones a mitad de curso. La influencia de Barber estaría en incluir en la estrategia del Banco un mayor y más rápido empuje hacia la recolección de datos, y el cambio de orientación del diseño intensivo de proyectos hacia la promoción de la retroalimentación de los beneficiarios, para hacer los ajustes necesarios cuando los proyectos están en curso.
Los objetivos principales reciben todavía más críticas
A mediados de abril de 2013, diez ONGs internacionales, entre ellas CIVICUS y Vigilancia de los Derechos Humanos, publicaron una declaración en la que decían que la estrategia del Banco, «se verá socavada si no reconoce la importancia de los derechos humanos». La mayoría de las críticas a la estrategia se centran en el fracaso del Banco al no enfocarse explícitamente en la desigualdad, a pesar de las frecuentes referencias al respecto en la explicación sobre los objetivos del Banco (ver Boletín 85). A mediados de mayo de 2013, Roberto Bissio de la secretaría uruguaya de la red mundial de Vigilancia Social (Social Watch) comentó que a pesar de la visión del Banco de poner fin a la pobreza, «la gente en el mundo no se está regocijando». Él dice que la pobreza extrema en la que el Banco se enfoca «no es la pobreza que el público percibe». Laurence Chandy del grupo de pensadores en Washington, el Instituto Brookings, escribió: «Es necesario que simultáneamente haya un fuerte crecimiento y que cambie la distribución para que favorezca a las personas pobres y así podrá lograrse el objetivo.»
Incluso aquellos que apoyan el objetivo de la pobreza extrema piensan que el Banco es poco ambicioso. Charles Kenny del grupo de pensadores de Washington, el Centro para el Desarrollo Mundial, comentó: «El ingreso medio mundial es de unos US$3 a US$4 al día. A pesar de que el 50 por ciento de la población del planeta vive con menos de eso hoy en día, esos ingresos continúan siendo insuficientes como línea de base.»