Infraestructura

Análisis

Dirección energética del Banco Mundial: Se decide por el gas

10 octubre 2013

Camisea gas project, Peru photo: Villa de omas

El documento de orientación sobre la dirección energética del Banco Mundial en julio de 2013 parece anunciar un importante cambio, ya que el Banco dijo que sólo financiaría la generación de energía a partir del carbón «en circunstancias excepcionales» (ver Boletín 86). El objetivo es lograr el acceso universal a la energía a través de la eficacia energética, los proyectos de energía hidroeléctrica y la energía renovable.

También promueve  más gas natural, lo que según el documento: «produce la mitad de la huella de carbono en el punto de combustión» y «puede ser el medio más económico para un suministro flexible de energía eléctrica cuando existen fluctuaciones de la oferta y la demanda.

En junio de 2013 el Banco prometió US$585 millones a Helwan South en Egipto para un proyecto energético de gas natural, el cual incluye tres plantas de 650 MW, con un presupuesto total de US$2.4 mil millones y US$60 millones para ampliar la explotación del gas en la Costa de Marfil. Entre julio y septiembre de 2013, la Corporación Financiera Internacional (CFI – brazo del sector privado del Banco), anunció nuevos préstamos para nuevas plantas de gas: Nigeria (US$125 millones para una planta de 450-500 MW), Costa de Marfil (US$132 millones para añadir 111 MW de capacidad) y Turquía (US$100 millones para una planta verde de 543 MW).

La ONG estadounidense Centro de Derecho Ambiental Internacional en julio de 2013 comentando sobre esta dirección energética, dijo que si el Banco intensifica sus inversiones en gas natural esto sería «nocivo para el clima y nocivo para el medio ambiente»… «Una y otra vez hemos visto proyectos de energía sucia que justifican su existencia diciendo que dan más acceso a la energía, cuando la verdad es que muy poca de esa energía llega a las comunidades que se supone deben beneficiar».

Polémicos proyectos de gas

En 2008, la CFI invirtió US$300 millones en un gasoducto del proyecto de gas de Camisea en el Perú (ver Boletines 60 y 58). En agosto de 2013, los grupos de la sociedad civil peruana criticaron los planes de expansión de esta planta de gas en Camisea porque estos violarían los derechos de los grupos indígenas que viven en la zona. La declaración de la sociedad civil afirmó que casi la mitad del grupo indígena nahua murió de enfermedades contraídas durante la exploración petrolera en la misma zona durante el decenio de 1980.

En Kazajstán, la CFI prestó US$150 millones en 2003 para el proyecto de petróleo y gas de Karachaganak, el cual fue condenado porque los residentes locales contrajeron graves enfermedades producidas por la exposición a las emisiones de las plantas. En 2008, el mecanismo de rendición de cuentas de la CFI, el Defensor del Pueblo (Compliance Advisor/Ombudsman – CAO), descubrió que la CFI no estaba cumpliendo con sus propias normas de seguridad relacionadas con las emisiones tóxicas (ver Boletines 64,61 y 45).

El Banco también fue criticado por la financiación del gasoducto de África Occidental, que lleva gas natural de Nigeria a Ghana, Togo y Benín, porque no había mejorado el acceso a la energía de las comunidades locales, o reducido de manera significativa la quema de gas y además había degradado el medio ambiente (ver Boletines 62, 60 y 57). Mike Karikpo de la ONG Acción por los Derechos Ambientales/Amigos de la Tierra Nigeria dijo: «Me temo que la prisa por construir más plantas de energía a gas bloqueará el país en una economía basada en los combustibles fósiles, al tiempo que el mundo gradualmente va cambiando su enfoque hacia las energías renovables. Actualmente hay alrededor de 20 proyectos de gas en Nigeria pero el suministro todavía es muy errático y los precios de la energía se han disparado astronómicamente. Por lo tanto, muchas de las comunidades en las cercanías de estos proyectos todavía no están conectadas a la red eléctrica.»

¿Cambio en la cartera energética?

Todavía es muy temprano para evaluar el impacto de la nueva dirección energética del Banco en sus actividades futuras, sin embargo, las inversiones pasadas y las existentes muestran su preferencia por los combustibles fósiles y no por las energías renovables (ver Boletines 69, 68 y 67). Según los datos de la ONG estadounidense Oil Change International entre 2008 y 2012, el Banco Mundial invirtió alrededor de US$18 mil millones en combustibles fósiles en comparación con aproximadamente US$8 mil millones en el sector de la energía renovable (eficiencia energética, energía geotérmica, pequeñas centrales hidroeléctricas, energía solar y eólica). En una reunión con ONGs en julio de 2013, James Stewart, el entonces director ejecutivo suplente del Banco afirmó que no se esperaba que el documento de orientación «cambiara la cartera del Banco en esta etapa». Otro indicador clave de cambio será ver si el Banco rechaza la propuesta de inversión en una central eléctrica a carbón en Kosovo (ver Boletines 86 y 83).

En reacción al documento de orientación energética del Banco, Elizabeth Bast de Oil Change International, dijo que el Banco debería financiar proyectos de energía renovable fuera de la red y que los proyectos «de combustibles fósiles a gran escala no eran la solución para la pobreza energética».