En la reunión del G20 en Rusia a principios de septiembre de 2013, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, declaró que el Banco estaba desarrollando un instrumento de infraestructura global (ver Boletín 86), el cual será examinado en las reuniones anuales del Banco Mundial a mediados de octubre de 2013. Kim dijo que el instrumento será «una gran ayuda y formará parte de nuestros negocios futuros». Éste canalizará los fondos provenientes de los estados miembros y del sector privado para los proyectos de infraestructura. Sin embargo, un director ejecutivo del Banco Mundial advirtió que el desarrollo de este instrumento estaba menos avanzado de lo que se pensaba.
El informe de rendición de cuentas del G20 lanzado en la cumbre en septiembre de 2013, tomó nota de los progresos realizados en la agenda de infraestructura, aun cuando dijo que “algunos compromisos incompletos estaban progresando muy lentamente». El compromiso del G20 en 2010 relativo a un plan de acción de varios años sobre el desarrollo está paralizado aunque se esperaba que hubiera sido terminado en noviembre de 2011. El objetivo de este plan es «evaluar la mejor manera de integrar las medidas de protección ambiental en forma costo-eficaz» (ver Boletín 77). El informe señaló que «era urgente hacer el seguimiento de estos compromisos», sin embargo, los documentos con los resultados de la reunión del G20 no reflejaron esta urgencia. En vez de ello, los compromisos relacionados con la infraestructura dieron «especial atención» a las asociaciones público-privadas (APPs). El grupo de estudio del G20 «financiación de la inversión» pidió al Banco que desarrollara un libro de referencia de las APPs.
Mientras tanto, la Corporación Financiera Internacional (CFI – el brazo del sector privado del Banco), ha aumentado sus inversiones en infraestructura que ahora representan el 12 por ciento de la cartera de la CFI. En junio de 2013, Rashad Kaldany, vice presidente y jefe de operaciones de la CFI, dijo a la Revista de Infraestructura que la CFI puede «ir a la vanguardia» de la inversión en infraestructura. Gran parte de la atención se centra en el África subsahariana, donde existe un gran impulso para las APPs. La CFI se centra en la «salida de ayuda», lo que significa que combina importantes compradores de los suministros y servicios «como las empresas mineras… y, a continuación, identifica planes para complementar los ingresos de las personas pobres para que éstas puedan comprar esos servicios esenciales».
Sunita Dubey de la ONG sudafricana Groundwork comentó: «las APPs se han puesto de moda para solucionar todos los problemas. Durante las últimas décadas hemos visto mediocres operaciones del Banco, especialmente en los proyectos de infraestructura. Sumado a esto la creciente participación del sector privado significa que hay un mayor riesgo de precios altos y de que el servicio sea de mala calidad, o ambos, debido a sus incentivos inherentes de maximizar los beneficios».
Por otra parte, en junio de 2013, la Oficina de Investigación Internacional de Servicios Públicos del Reino Unido (PSIRU – Public Services International Research Unit) afirmó que el proceso de privatización del sector de la energía había sido problemático, incluyendo el proyecto hidroeléctrico Inga 3 en la República Democrática del Congo (ver Boletines 86, 81 y 79). David Hall de la PSIRU dijo: «Las inversiones en el sector público deberían continuar, además hay un beneficio adicional ya que el endeudamiento es más barato pues el proceso es sometido a un control democrático y además tiene un enfoque en impactos sociales positivos y en la sostenibilidad ambiental».