En noviembre de 2013 Irlanda confirmó que estaría terminando su programa de préstamos y que no haría nuevos préstamos con el FMI o con otros miembros del grupo de prestamistas de la Troika. Sin embargo, cada seis meses, Irlanda seguirá bajo la vigilancia del FMI y del Fondo de Rescate de la Unión Europea, el Mecanismo para la Estabilidad Europea (ESM – European Stability Mechanism). Informes de octubre de 2013 indican que el gobierno irlandés había estudiado la posibilidad de una línea de crédito de precaución sólo con el FMI, pero que no estuvo dispuesto a aceptar la «serie de condiciones estrictas » adjuntas.
Aunque el gobierno irlandés describió el préstamo como un éxito, Ashoka Mody, el jefe de la misión 2010 del FMI en Irlanda, dijo al diario The Irish Times en diciembre de 2013 que el «enfoque agresivo y obsesivo en la austeridad al aumentar bruscamente los impuestos junto con fuertes recortes del gasto en detrimento de las medidas que podrían estimular el crecimiento económico… era analíticamente, prácticamente e institucionalmente incorrecto».
¿Está saliendo de Europa el FMI?
El papel del FMI en la Troika está cambiando a medida que se fortalece la arquitectura institucional de la Eurozona, por lo que su papel es menos importante. Sin embargo, Nuno Teles un economista portugués, sostuvo en diciembre de 2013 que las nuevas instituciones europeas «siempre buscarán la ayuda del FMI» en el diseño de sus propias condiciones de préstamo.
Una comisión de asuntos económicos y monetarios del parlamento europeo actualmente está llevando a cabo una investigación sobre la Troika, especialmente sobre la «falta de transparencia» respecto a las decisiones y acuerdos entre la Troika y los prestatarios. Sven Geigold, un eurodiputado del partido Verde Alemán y miembro de la comisión, dijo en octubre de 2013 que las suposiciones de la Troika «habían resultado ser erróneas en todos los países que rescató». La investigación producirá el borrador del informe en enero de 2014.
Una red activista europea lanzó el boletín Veeduría de la Troika en diciembre de 2013, para «ayudar a conectar las luchas… y… fortalecer la resistencia contra las políticas de austeridad».
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