A principios de abril de 2014, la Corporación Financiera Internacional (CFI, el brazo del sector privado del Banco) publicó un informe para la Junta Directiva del Banco Mundial, Lecciones Ambientales y Sociales Aprendidas por la CFI. El informe fue producido en respuesta a la controversia sobre la inversión de la CFI en Dinant, una compañía de aceite de palma acusada de haber patrocinado asesinatos y otras violaciones de los derechos humanos en Honduras (ver Boletín de Mayo 2014, Observador de Verano 2014 y Observador de Invierno 2014). Ésta es la más completa admisión de culpa que la CFI haya hecho públicamente. Este informe es el resultado de los numerosos fracasos y de la mala publicidad recibida por la CFI como consecuencia de los daños y perjuicios ocasionados a muchas comunidades y al medio ambiente (ver Observador de Primavera 2014 y Boletín 86), así como un resultado de las críticas a su falta de atención a la pobreza (ver Boletín 84).
El informe Lecciones Aprendidas de la CFI sostiene que a pesar de que la CFI ha tenido normas de rendimiento durante los últimos ocho años, «los clientes de la CFI y la misma CFI todavía están aprendiendo y que los resultados de su cumplimiento son ambiguos». El informe presenta seis categorías de aprendizaje junto con las respuestas aplicadas por la CFI: la importancia de la comprensión de un contexto más amplio, del compromiso de las partes interesadas, de los asuntos de la tierra y del agua, de las cadenas de suministro, la mano de obra y los intermediarios financieros. El informe pone de relieve los muchos retos para la implementación y se centra más en los obstáculos externos que en los sistemas propios de la CFI, incluyendo: «la escasa capacidad de los clientes de la CFI, combinada con la débil aplicación de las regulaciones», «el compromiso variable de los clientes» y «las consecuencias en materia de recursos» para una mayor supervisión.
En una presentación para las organizaciones de la sociedad civil durante la reunión de primavera de la CFI a principios de abril de 2014, la CFI identificó más claramente los proyectos que han dado lugar a estas lecciones. Sin embargo, ninguna de las presentaciones o informes incluyó objetivos formales, puntos de referencia o procedimientos de seguimiento de la CFI para mejorar su rendimiento.
Las ONGs critican las «graves omisiones»
Las organizaciones de la sociedad civil en general no le dieron un visto bueno a los esfuerzos de la CFI. En una carta a la CFI y la Junta Directiva del Banco Mundial en junio de 2014, firmada por 25 organizaciones incluyendo la ONG Indonesia Solidaritas Perempuan y Oxfam Internacional, las organizaciones celebran los elementos positivos de Lecciones Aprendidas, al tiempo que afirman: «este ejercicio no producirá los cambios necesarios para evitar futuros perjuicios a las comunidades y al medio ambiente resultantes de las inversiones de la CFI. Esta preocupación surge de… una serie de graves omisiones en el contenido del documento Lecciones Aprendidas y la falta de claridad sobre el futuro proceso de cómo estas lecciones serán seguidas a través de la aplicación, así como sobre la supervisión y a la evaluación».
La carta de las ONGs afirma que en el documento Lecciones Aprendidas no se abordan la cultura institucional o los incentivos de la CFI, los errores en la clasificación de los riesgos y la necesidad de dar prioridad a los derechos humanos, entre otros temas. Los firmantes encuentran que hay «un grado de amnesia institucional cada vez que las cosas van mal», y por lo tanto, pidieron «un compromiso público dentro de un período determinado de tiempo para el análisis de las lecciones aprendidas», análisis que deberá incluir requisitos para los puntos de referencia, las consultas, las propuestas para la aplicación de sanciones y la reevaluación de los riesgos de la cartera actual. Por último, la carta de las ONGs exige «propuestas sobre la forma como los nuevos requisitos serán incorporados en las evaluaciones de los proyectos, a fin de garantizar que la CFI sólo invierta en proyectos y sub-proyectos que tengan un fundamento real para la reducción de la pobreza basado en las prioridades sostenibles para el desarrollo a nivel local y nacional.»