A mediados de noviembre, los líderes mundiales se reunieron en Berlín para anunciar sus aportaciones al nuevo Fondo Verde para el Clima (FVC), creado en 2010 bajo la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) como el principal vehículo para canalizar el financiamiento climático cada vez más necesario. Actualmente, los compromisos financieros alcanzan unos 9,300 millones de USD, distribuidos en un período de cuatro años. Sin duda, un impulso muy relevante para el FVC, pero sigue habiendo complicaciones de diversa índole. Para poder operar plenamente, el FVC tiene que resolver una serie de cuestiones. Mientras tanto, representantes de la sociedad civil acogieron con satisfacción los compromisos financieros, pero expresaron su preocupación de que la cantidad se encuentre en el extremo inferior del espectro que permita catalizar un impacto real en la lucha de los países en desarrollo contra el cambio climático.
A medida que nace esta nueva estrella para financiar la acción climática, otro mecanismo de financiamiento está destinado al ocaso. Los Fondos de Inversión en el Clima (FIC), anclados en el Banco Mundial, se establecieron en 2008 a la sombra del proceso de la CMNUCC. De hecho, se trata de una medida provisional para proporcionar financiamiento nuevo y adicional a pilotos «transformacionales» en los países en desarrollo seleccionados. Bajo el liderazgo de los países desarrollados y puestos en práctica por los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD), se crearon cuatro fondos: el Fondo para una Tecnología Limpia (FTL), el Programa Piloto sobre la Capacidad de Adaptación al Cambio Climático (PPACC), el Programa de Inversión Forestal (PIF) y el Programa de Aumento del Aprovechamiento de Fuentes Renovables de Energía (SREP).
De forma prácticamente inmediata, los FIC recibieron críticas por los grupos de la sociedad civil que los denunciaron como antidemocráticos e irresponsables, además de estar potencialmente socavando el proceso oficial de la ONU. El poderoso papel del Banco Mundial, institución de reputación manchada en muchos frentes – incluyendo por su financiación de los combustibles fósiles -, también creó una desconfianza generalizada hacia los FIC. Tras unos años de funcionamiento, la sociedad civil ha denunciado la falta de consultas, la mala calidad de los proyectos, y la priorización del sector privado. En Indonesia, por ejemplo, grupos de la sociedad civil han expresado reiteradamente, pero con poco impacto, su preocupación acerca de los FIC, con respecto a la falta de consulta sobre el plan de inversiones FIP del país y el riesgo de deforestación a causa de proyectos geotérmicos del FTL. Dado que los proyectos financiados por la FIC abarcan desde ventiladores de uso eficiente de la energía en la India hasta la construcción de un aeropuerto en el Caribe, los donantes de los FIC también han planteado dudas sobre la legitimidad de los proyectos para su financiación con estos instrumentos. Pero la realidad es que pocos proyectos dudosos han sido rediseñados, por no hablar que se hayan desechado por completo.
Por lo tanto, muchos observadores han estado esperando para la activación de la «cláusula de extinción» de los FIC, que significa que estos instrumentos estarían disueltos una vez que una nueva arquitectura financiera entre en vigor. Con el FVC a punto de ser operativo, este momento casi ha llegado, y resulta clave que el FVC no repita los errores cometidos por otros fondos tales como los FIC. Por tanto, es oportuno que la evaluación de los FIC, muy retrasada, finalmente fue lanzada en junio pasado.
Tras dos años de elaboración, la versión final de esta evaluación es menos crítica que las versiones anteriores, pero aun así contiene una serie de observaciones de gran calibre. A modo de ejemplo, la evaluación criticó el marketing de los FIC en torno a su capacidad de apalancamiento. De hecho, lo llama engañoso y pido que los FIC tengan una «estimación realista» de los fondos adicionales que se ha movilizado a raíz de sus inversiones. En última instancia, pidió a los FIC que «dejen de utilizar la palabra apalancamiento.» La evaluación también cuestionó las referencias al impacto «transformador», concluyendo que la teoría del cambio suele ser difusa.
Algunos fondos salieron peor que otros. Con respecto al PIF, la evaluación reveló que la mitad de los planes de inversión «no abordan las causas de la deforestación y degradación de los bosques que son más relevantes para los objetivos del PIF de generar un impacto transformador.» El SREP se considera débil a la hora de asegurar la participación de las mujeres en las consultas iniciales a nivel de los países. Más importante aún, la evaluación reveló que los FIC «no han ideado una forma de gestionar de manera explícita las sinergias entre los beneficios específicos del clima y los más amplios del desarrollo.» De hecho, en los casos de FTL y SREP, en un esfuerzo por «simplificar» el marco de resultados, se habían eliminado los indicadores de desarrollo de la batería de indicadores que se utiliza para medir el rendimiento nacional y de programas. Por otra parte, de acuerdo con la evaluación, «sólo el 43% de los proyectos del FTL revisados identificaron explícitamente un impacto en la pobreza.» Todo esto a pesar del hecho de que la reducción de la pobreza es la esencia de los objetivos que rigen las actuaciones tanto de los BMD como de los FIC.
Es cierto que los FIC han tomado la participación de los stakeholders más en serio que el Fondo Verde para el Clima. El FVC sólo cuenta con dos representantes de la sociedad civil y no ha dado ninguna representación a los pueblos indígenas. Sin embargo, la evaluación ha criticado esta dimensión de los FIC, en particular a nivel de los países. En el lado positivo, hay que destacar que está en curso una revisión que identificará cómo mejorar esto. Menos prometedora es la respuesta de la dirección de los FIC, que indicó que debe haber las limitaciones sobre «cuánto se puede esperar … para asegurar la participación efectiva de los interesados en la toma de decisiones.»
¿Pero cómo los FIC enfrentarán los resultados de esta evaluación? Por ahora, se acordó un plan de acción, retomando algunos compromisos antiguos en materia de género y la participación de los actores interesados, pero también estableciendo algunos compromisos nuevos, por ejemplo en torno a la valoración de futuras opciones para la «cláusula de extinción». Pero quizás lo más revelador fue la «retrospectiva», un documento luciente que lanzaron los CIF en paralelo a la publicación de la evaluación. Aunque no del todo acrítica, esta retrospectiva llegó a una interpretación mucho más halagadora de los acontecimientos de los últimos cinco años. Además, al cierre de las reuniones de junio, se anunció que se unieron 15 nuevos países a los FIC, lo que no precisamente constituye una señal clara de que los fondos estén a punto de disolverse.
En un mundo que se dirige rápidamente hacia el cambio climático imparable, es crucial que lo que llamamos financiamiento climático sea eficaz, transparente, y dé prioridad a las personas más pobres. Como la evaluación demuestra, además de su arranque con problemas, los FIC han fracasado en muchos de estos aspectos. A medida que el FVC ultime los detalles y planes para operar, debe estar a la altura y aprender de los errores de los FIC. Mientras tanto, los FIC deben enviar una fuerte señal de que el tiempo para retirarse por fin ha llegado.
The Spanish translation is courtesy of the MultiPolar network