Una reciente estrategia del Grupo del Banco Mundial promueve las asociaciones público-privadas (APPs) y parece que intensificará su apoyo en el futuro. Sin embargo, un informe de julio de 2014 del Grupo de Evaluación Independiente del Banco (IEG – Independent Evaluation Group) ha revelado que las intervenciones del Grupo del Banco a través de las APPs muestran una preocupante falta de impacto sobre la disminución de la pobreza.
Según el IEG, el apoyo del Grupo del Banco Mundial a las APPs se triplicó de 2002 a 2012. En 2012, representó US$2.9 mil millones a través de préstamos, inversiones y garantías. Las inversiones de la Corporación Financiera Internacional (CFI, el brazo del sector privado del Banco), y las garantías del brazo de su seguro de riesgo político, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI), beneficiarán principalmente a los proyectos APPs en países de ingresos medianos y medianos altos (65 por ciento y 72 por ciento). Esto no fue una sorpresa. El informe de Eurodad en julio de 2014, Un asunto privado, reveló que la CFI favorece a los países económicamente desarrollados y llegó a la conclusión de que su adicionalidad financiera sigue siendo cuestionable.
El IEG afirmó que «las APPS tienen que ser examinadas en relación con su contribución a los principales objetivos del Banco Mundial», es decir combatir la pobreza y promover la prosperidad compartida. Aunque el IEG concluyó que las APPs apoyadas por el Grupo del Banco tenían relativo éxito en el logro de sus resultados en materia de desarrollo, hay algunos signos preocupantes en sectores específicos. El sector más pobre de desempeño de la CFI fue el sector del transporte ferroviario (sólo 50 por ciento de éxito), mientras que el desempeño más bajo del Banco fue en la distribución de la energía (sólo 33 por ciento). De todos modos los éxitos son relativos, ya que se basan en un conjunto de indicadores altamente cuestionables.
No hay pruebas de impactos sobre la pobreza
La revisión del IEG demostró que la clasificación de los resultados es actualmente insuficiente para evaluar adecuadamente los proyectos APP. Esta es una señal de alarma, ya que «son escasos los datos sobre los efectos en las personas pobres». De 173 proyectos APPs apoyados por el Grupo del Banco Mundial, solo 9 proyectos incluían datos sobre el impacto en las personas pobres. Una conclusión clara de la evaluación del IEG es que el objetivo fundamental de apoyar a las APPs se basa en una suposición muy cuestionable de que los beneficios se filtran hacia abajo. El IEG describe esa suposición de la siguiente manera: «Las APPs pueden ayudar a mejorar la infraestructura estimulando el crecimiento económico el cual alcanzará a los pobres eventualmente».
Sobre la base de la insuficiencia de los datos disponibles, el IEG dijo que «en los proyectos del Banco Mundial se encontraron pruebas de beneficios más amplios para las personas pobres en sólo un 42 por ciento de los proyectos; de las inversiones de la CFI en sólo un 39 por ciento de los proyectos y del OMGI en sólo un 20 por ciento de sus proyectos». El Comité para la Eficacia del Desarrollo de la Junta Directiva del Grupo del Banco Mundial respondió diciendo que «la CFI debería utilizar una medida para evaluar el beneficio de las APPs a favor de las personas pobres.
Una cuestión importante es si las APPs son mejores que las adquisiciones y contrataciones del sector público. La revisión del IEG concluyó diciendo que en el análisis de 45 países «no se habían encontrado muchas pruebas de que el Grupo del Banco Mundial hubiera proporcionado asesoramiento para decidir si la participación del sector privado era la mejor opción». Esto es problemático, ya que los beneficios de contratar con el sector privado deben ser considerados en relación con otras opciones de financiación. Un informe de Eurodad en abril de 2014 para el Parlamento Europeo afirmó que «las APPs sin lugar a dudas son la forma más cara de financiar proyectos».
Otro dato sorprendente es que el Grupo del Banco Mundial no ha prestado atención a las deudas ocultas de las APPs. Según el IEG, estas deudas «rara vez son suficientemente cuantificadas» a nivel de los proyectos y que «pocas veces se da asesoramiento sobre la forma de gestionar las consecuencias fiscales de las APPs». El IEG reconoce que los pasivos del sector público provocados por las APPs pueden ser «sustanciales» y que este ha sido el caso con muchas APPs. Una investigación en abril de 2014 por la ONG internacional Oxfam, reveló que un hospital APP en Lesoto asesorado por la CFI, terminó por consumir más de la mitad del presupuesto total de salud del gobierno y, por lo menos, tres veces más de lo que el viejo hospital público habría costado (ver Boletín may 2014).
En general, la evaluación del IEG plantea puntos críticos sobre los que se debe tener una profunda reflexión, incluyendo el análisis de los resultados que cuestionan la lógica de apoyar a las APPs para reducir la pobreza y apoyar a la lucha contra la desigualdad. Sin esta reflexión y un cambio consecuente, el Instrumento para la Infraestructura Mundial (GIF – Global Infrastructure Facility) [ver Observador otoño 2014], que pronto será lanzado y cuyo objetivo es facilitar complejas APPs para la infraestructura, el Grupo del Banco Mundial correrá el riesgo de repetir los errores del pasado en vez de cumplir con su mandato de responder a las necesidades apremiantes de las personas más pobres del mundo.