El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial cumplieron 70 años en julio de 2014. A diferencia de los anteriores aniversarios de su creación en la Conferencia de Bretton Woods en 1944, este hito pasó desapercibido recibiendo poca atención o crítica. Muchos comentaristas a favor o en contra piensan que la falta de atención refleja la disminución del liderazgo y hegemonía de las instituciones de Bretton Woods (IBWs). Esta percepción fue demostrada cuando Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICs) lanzaron su Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) en julio de 2014, considerado por muchos como un rival a las IBWs (ver Boletín Feb 2014). El grupo BRICs también anunció un Fondo de Estabilización Monetaria (CRA – Contingent Reserve Arrangement) diseñado explícitamente para asegurar que van a depender menos del Banco y del FMI. El NBD y el CRA fueron anunciados unos días antes del 70º aniversario de la Conferencia de Bretton Woods en1944.
La revista Inversionista Financiero hizo eco a la opinión general en un artículo de junio de 2014, donde sugirió que el Banco «estaba en segundo plano en relación con el FMI, el cual orquestó la respuesta a la crisis financiera mundial y a la crisis de la deuda europea… Además, el Banco se enfrenta a nuevos rivales en el mundo en desarrollo». El cambio en la actividad económica hacia la «dinámica de las economías emergentes» y lejos de las naciones industrializadas (especialmente en Europa) cambió el contexto en el que operan las IBWs. Aun así, el FMI y el Banco Mundial parecen estar enfrentando el futuro revitalizados y todavía influyentes.
Nuevo contexto con el mismo gobierno
Las funciones de las instituciones de Bretton Woods y el sistema económico en el que operan han sido cuestionados incluso dentro de los foros más ortodoxos. En un discurso de Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, éste argumentó que «la existencia de un sistema monetario oficial sin normas y gestionado en forma no cooperativa no ha tenido gran éxito… las crisis financieras internacionales parecen ser tan frecuentes y además son más destructivas pues obstaculizan la estabilidad y el crecimiento económico».
El FMI y el Banco Mundial han hecho hincapié en su compromiso al cambio de gobierno que busca responder a la crítica de larga data de que sus políticas siguen siendo dependientes de los imperativos políticos de las principales partes interesadas (ver Boletín 83), en lugar de cumplir con sus mandatos económicos y de desarrollo económico. Aunque el Banco ha añadido un tercer director ejecutivo para representar a los grupos de los países africanos y el FMI ha instado a sus miembros a presionar a través de las reformas acordadas en 2010 (ver Boletín 85), continúa siendo motivo de preocupación la medida en que las estructuras de un gobierno no representativo puedan generar instituciones que sean «eficaces y legítimas» (ver Boletín Mayo 2014).
Los países BRICs esperaban ansiosamente la constitución del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), comúnmente conocido como el «Banco BRICs», el cual está destinado a financiar «proyectos de infraestructura y proyectos de desarrollo sostenible». En marcado contraste con la política económica de las condicionalidades asociadas con el Banco Mundial y el FMI, los funcionarios de BRICs afirmaron reiteradamente que los US$50 mil millones del capital del NBD no financiarán un «banco de políticas». El gobierno del NBD también fue estructurado para contrastar favorablemente con el Banco Mundial, donde los miembros de BRICs han estado pidiendo infructuosamente más voz y voto para sí mismos y para los otros países en desarrollo. Ningún miembro tendrá derecho de veto sobre las decisiones del NBD, a diferencia del veto efectivo que Estados Unidos goza gracias a la magnitud de su participación en el Banco Mundial y el FMI. De igual modo, el CRA fue descrito como una «alternativa» al FMI.
A pesar de la retórica, tanto el NBD como el CRA esperan trabajar con el FMI y el Banco Mundial. Se espera que el NDB recibirá financiación de otros países e instituciones financieras internacionales del desarrollo, incluido el Banco Mundial. El fondo CRA requerirá que los países que necesiten más del 30 por ciento de su límite de endeudamiento se sometan a un programa de vigilancia del FMI. Se considera que la capacidad y los recursos del FMI serán esenciales para el funcionamiento y la credibilidad del fondo CRA. Adhemar Mineiro, de las redes de ONGs brasileras DIEES y REBRIP, argumenta que los impactos del NBD y del fondo CRA serán más equilibrados: «Las nuevas instituciones del grupo BRICs, aunque no representa una ruptura con las instituciones de Bretton Woods, permitirán una mayor autonomía para sus miembros. Sin embargo, es también importante verlas en el contexto de otras iniciativas regionales que progresivamente irán llevando a un cambio efectivo del sistema establecido hace setenta años».
Continúan influyendo
Las instituciones de Bretton Woods continúan ejerciendo un gran efecto en las vidas de las personas a través del mundo. Ambas instituciones actúan como «puertas» a los fondos adicionales de otras fuentes financieras bilaterales y multilaterales. Esto se pone de manifiesto en su participación en el norte de África, donde por ejemplo, la perspectiva de un préstamo de US$4.9 mil millones del FMI a Egipto el año pasado habría liberado hasta US$19 mil millones de inversión del Banco Mundial y de otras fuentes multilaterales y bilaterales (ver Boletín 83). Del mismo modo, el FMI y el Banco Mundial también desempeñaron un papel importante en Birmania (también conocida como Myanmar) a través de la inversión directa y la coordinación con otros» (ver Boletín Feb 2014).
El Banco Mundial mantiene el poder de establecer el programa de desarrollo mundial al presentarse como un «banco de soluciones» (ver Observador otoño 2013) y a través del establecimiento de un estándar que otras instituciones deben copiar o adaptar. En julio de 2014, el Banco publicó el primer borrador de la política de sus salvaguardias ambientales y sociales como parte de la consulta en curso. El borrador alarmó a la sociedad civil la cual teme que su reducido alcance sea un retroceso del progreso y que tenga un impacto más allá de los países en donde se efectúan las inversiones del Banco (ver Observador otoño 2014).
La crisis financiera internacional fortaleció el papel del FMI, lo que llevó al G20 en 2010 a la creación de un Nuevo Acuerdo para la Concesión de Préstamos, lo cual aumentó drásticamente los recursos del FMI y su capacidad de préstamos (ver Boletín 79). El FMI ha firmado 33 nuevos acuerdos desde 2010. A pesar de la respuesta del FMI a las demandas para que reconsidere su política de larga data sobre las recomendaciones de los controles de capital, los impuestos, la política fiscal e incluso la desigualdad (ver Boletín 86), este «ablandamiento» ha sido hasta ahora más retórico que substancial según un artículo en agosto de 2014, de Matías Vernengo y Kirsten Ford de la Universidad de Utah. El FMI más reducido de 2007 continúa siendo un actor familiar y con influencia en muchos Estados pobres a través de su papel como prestamista de última instancia y su permanente disposición para imponer condiciones de política económica (ver Observador otoño 2014).
Las IFIs del futuro
En la estrategia propuesta por Jim Kim el presidente del Banco Mundial, el papel central del Banco como pionero de los modelos de las asociaciones público-privadas (APPs) y la financiación para el desarrollo a través de intermediarios financieros, ha sido defendido por el G20 y tomado a nivel mundial (ver Observador otoño 2014 ¿Dónde está el público en las APPs?). Esto ha sucedido a pesar de las preocupaciones de la sociedad civil de que la excesiva dependencia de los intermediarios financieros reduce el impacto en el desarrollo y la rendición de cuentas. Los grupos de la sociedad civil también argumentan que las APPs a menudo han representado un alto riesgo, son costosas y no ejercen el impacto deseado (ver ver Observador otoño 2014).
Al tiempo que el G20 se ha convertido cada vez más en el foro para determinar la estrategia y el mandato de las instituciones de Bretton Woods, la influencia de estas sigue siendo importante en los foros multilaterales, incluyendo los procesos de la ONU, tales como el establecimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Conferencia Internacional Sobre Financiación para el Desarrollo. La declaración de julio de 2014 del grupo G77 de los países en desarrollo, instó a que «el proceso de reforma de la estructura de gobierno de las instituciones de Bretton Woods fuera completado… y que además fuera mucho más ambicioso». El G77 dijo que la legitimidad del FMI era «dudosa» y pidió una «reforma completa» de las IBWs, incluyendo el aumento de los poderes de voto para permitir «una mayor equidad… y para eliminar toda clase de condicionalidad ligada a la ayuda».
El Banco Mundial continúa estando en el centro de las discusiones sobre cómo deben evolucionar los modelos del desarrollo, mientras que el aumento en financiación del FMI y la proliferación de sus programas de préstamo muestra que no está para nada en apuros. Más que carecer de pertinencia, el FMI y el Banco Mundial hoy ocupan un nuevo espacio donde el Banco BRICs y los países del G77 compiten con las economías avanzadas para moldear los papeles de las instituciones de Bretton Woods. Por consiguiente, estas instituciones están recobrando influencia a pesar de la parálisis de sus reformas de gobierno y de su falta de rendición de cuentas.