Medio ambiente

Antecedentes

Los Bonos Verdes del Banco Mundial

9 octubre 2014 | Al interior de las instituciones | Traducción:Maria Eugenia Arzayús

Los bonos verdes son llamados «verdes» porque financian directamente los proyectos medioambientales o relacionados con el clima. Son emitidos por corporaciones, bancos de inversión, autoridades locales y por los bancos multilaterales de desarrollo (BMDs). Los bonos verdes son una forma de inversión de deuda donde los inversionistas prestan dinero a una entidad (corporativa o gubernamental), que pide prestados los fondos por un período de tiempo definido y con un tipo de interés fijo, para financiar proyectos y actividades. Los tipos de bonos verdes incluyen: bonos verdes de infraestructura, bonos verdes para el desarrollo multilateral, bonos verdes bancarios, bonos verdes corporativos, bonos verdes sectoriales, bonos de selvas húmedas y bonos de carbón indexados. En total, para mediados de 2014 ya se habían emitido aproximadamente US$18,3 mil millones (unos £10.7 mil millones) de bonos verdes. Se proyecta duplicar esa suma para finales de 2014, lo que llevará la emisión total a unos US$40 mil millones. En 2014 hasta el momento, las compañías ya han emitido US$10,2 mil millones (55 por ciento) en comparación con US$3 mil millones (un 27 por ciento) en 2013.

No hay un estándar definido para los bonos verdes, por lo que cada organización tiene su propia definición y reglas internas para la emisión de los bonos y la guía para los préstamos. Varios emisores, incluyendo a la CFI, son guiados por agencias de investigación como la asociación noruega, el Centro para la Investigación Internacional Climática y Ambiental (CICERON – Center for International Climate and Environmental Research). Las organizaciones de la sociedad civil han preguntado si todos los tipos de energía financiados a través de los bonos verdes, son verdes (ver Resumen del Asunto: Bonos verdes de Amigos de la Tierra, Ríos de la Tierra y Bank Track). Es justo preguntarlo dadas las emisiones de gases invernadero asociadas con, por ejemplo, los grandes proyectos de represas y fuerza hidráulica y otros impactos ambientales negativos (Ver Observador primavera 2014).

El Grupo del Banco Mundial emite sus bonos verdes a través de su brazo para los países de medianos ingresos, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y su brazo del sector privado, la Corporación Financiera Internacional (CFI). El Banco ha venido emitiendo bonos en los mercados internacionales de capital por más de 60 años para financiar sus actividades. Hasta el momento ha ganado hasta US$6,7 mil millones en bonos verdes en 70 transacciones, en 17 monedas diferentes. El Banco está en una posición privilegiada para emitir bonos verdes ya que es un prestamista públicamente reconocido y con una clasificación crediticia triple-A. El Banco define los bonos verdes como «bonos de rentas fijas que son instrumentos financieros líquidos para financiar la mitigación y la adaptación del clima y otros proyectos ecológicos». El objetivo de sus bonos verdes es apoyar la transición al bajo carbono y al desarrollo de la resistencia al clima en los países clientes. Los proyectos son sometidos a un proceso de revisión y aprobación para encontrar prioridades de desarrollo de los países clientes, lo cual incluye la investigación previa para identificar potenciales impactos ambientales o sociales y para diseñar políticas y acciones concretas, con el objeto de mitigar tales impactos de acuerdo con las políticas de salvaguardias ambientales y sociales del Banco Mundial.

Los proyectos de mitigación incluyen:

  • instalaciones solares y eólicas,
  • apoyo a la expansión de tecnologías cuyo objetivo es reducir las emisiones de gas invernadero,
  • aumento de la eficiencia en el transporte y en el tratamiento de desechos,
  • construcción de edificios energéticamente eficientes, y
  • reducción del carbono a través de la reforestación y los programas para evitar la deforestación.

Los proyectos de adaptación incluyen:

  • protección contra las inundaciones,
  • mejora de la seguridad alimentaria,
  • implementación de sistemas agrícolas que sean resistentes al clima y
  • la gestión sostenible de los bosques y las selvas y los programas para evitar la deforestación.

El Banco Mundial afirma que los beneficios de los proyectos verdes pueden ser medidos tanto en función de «beneficios para la sociedad» como en «reducción del bióxido de carbono y de otros gases invernadero».

La CFI emite bonos verdes para «la inversión exclusiva en la energía renovable, la energía eficiente y otros proyectos amigables con la resistencia al clima en países en desarrollo». Los fondos verdes son utilizados para financiar proyectos que caen bajo la definición de «bajo-carbono» del Banco más que de los «renovables», una categoría que incluye proyectos energéticos cuyos impactos ambientales y climáticos hayan sido cuestionados (ver Boletín 77). Actualmente la CFI está en el proceso de lanzar un nuevo programa en Estados Unidos que permitirá a inversionistas individuales comprar bonos CFI que apoyan la energía renovable y las inversiones energéticamente eficientes en países en desarrollo.

Como se mencionó anteriormente, el Grupo de Banco Mundial apoya el crecimiento del mercado de los bonos verdes a través de las organizaciones asociadas el BIRF y la CFI, los cuales «catalizan el mercado a través de emisiones estratégicas de bonos verdes basados en sus calificaciones triple-A». Una mayoría de los proyectos de bonos verdes parece ser llevada a cabo en países de ingresos medianos.

Según el sitio web del Banco, el número más alto de proyectos financiados por sus bonos verdes fue en China, con un enfoque en áreas urbanas incluyendo el transporte urbano, el tratamiento eficiente de los desechos y la energía en unidades industriales. Parece que ha habido menos interés en promover el desarrollo en las regiones rurales y este enfoque se ve reflejado en otros países.

Según el Banco, sus proyectos de bonos verdes «son diseñados para reducir la pobreza y mejorar las economías locales» pero ellos también tienen un objetivo específico de «enfrentar asuntos del cambio climático que tienen un impacto directo en los países en desarrollo». El objetivo declarado de la promoción de proyectos energéticamente eficientes en China, por ejemplo, es «catalizar la inversión en la conservación energética en la corriente central del sector industrial de China». Aquí el objetivo es el de mejorar la eficiencia en el uso de la energía de las empresas industriales grandes y medianas en China, y con ello reducir los impactos ambientales negativos. Sin embargo, la reducción de la pobreza, el logro de los objetivos del desarrollo del milenio y la mejora de las economías locales no son mencionados como resultados deseados en el documento de proyecto del Banco Mundial, el cual tampoco menciona explícitamente los resultados beneficiosos para la población y para sus medios de subsistencia.