Las fallidas políticas del Banco Mundial que han promovido la corporativización y privatización de nuestras fuentes de agua durante mucho tiempo amenazan el derecho humano al agua. En ninguna parte es esto más evidente que en la mega-ciudad de Lagos, Nigeria.
Hoy en día, el 90 por ciento de los 21 millones de habitantes de Lagos carece del acceso diario al agua potable. Millones de personas dependen de fuentes de agua que son costosas e insalubres, tales como los mal regulados pozos y perforaciones. Para muchos lagosianos el agua no llega a través de un sistema de tubería sino a través de tomas compartidas de agua pública, o peor aún, en bidones o bolsas plásticas de fuentes desconocidas, agua por la que pagan elevados precios puestos por quienes tienen acceso al agua de tubería. Para muchos, esto representa una elección imposible entre comprar el agua o comprar alimentos, pagar por el transporte, por las matrículas de las escuelas o por la ropa.
Los problemas del agua son causados por los fracasos del Banco Mundial
El Banco Mundial es la entidad más directamente responsable por la presente situación. Durante los últimos 30 años el Banco viene promoviendo la privatización de los sistemas del agua potable en Nigeria e interfiriendo con las políticas del agua, lo cual ha impedido el desarrollo de sistemas públicos adecuados.
En 1988 y 1999, la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo de sector privado del Banco Mundial, aconsejó al Gobierno del estado de Lagos que «reformara» el sector del agua y privatizara la Corporación de Agua del Estado de Lagos. En forma similar, el primer proyecto del Banco Mundial, Reforma Nacional del Sector del Agua Urbana, instigado en 2002, introdujo la privatización engañosamente llamada «asociación público-privada» (APP). El plan del Banco fracasó miserablemente pues se centró en la privatización. Las empresas motivadas por el lucro no tenían ningún interés en la construcción de la infraestructura necesaria para que un sistema público de agua pudiera funcionar. Sin embargo, a pesar de que los planes del Banco fracasaron, sus recomendaciones centrales fueron incorporadas en una ley de 2004. Impulsada en secreto a pesar de la oposición, la legislación corporatizó el abastecimiento de agua de Lagos, allanando el camino a la privatización al dar prioridad al cobro de facturas, la medición y la rentabilidad, más que al acceso universal.
Actualmente, el proyecto del Banco Mundial, Segunda Reforma Nacional del Agua Urbana, está siguiendo el mismo camino promocionando la privatización y dando poca consideración a las soluciones públicas efectivas que realmente puedan funcionar. Otro proyecto del Banco, la Tercer Reforma Nacional del Agua Urbana, está impulsando las mismas estrategias fallidas en otras partes de Nigeria.
A pesar de los cientos de millones de dólares invertidos, los esfuerzos del Banco Mundial en Nigeria no han tenido éxito estableciendo un sistema de agua potable local. Según un informe de 2006 por el propio grupo de evaluación independiente del Banco Mundial, el «fracaso de la asistencia del Banco al sector del abastecimiento de agua nigeriano» es evidente, según se vio comprobado por el hecho de que «siete de siete proyectos fueron clasificados como insatisfactorios, de dudosa sostenibilidad y con un impacto insignificante o modesto en el desarrollo institucional.»
Avanzar con la privatización supondría un peligro aún mayor. En junio de 2015, 23 miembros del Congreso estadounidense nos escribieron diciendo: «Compartimos sus preocupaciones sobre un aumento de la privatización del agua en Lagos, con la participación de las asociaciones público-privadas, eso podría dejar la ciudad vulnerable a los impactos negativos asociados tradicionalmente con las diversas formas de privatización del agua, incluyendo aumentos de las tarifas, despidos de trabajadores, interrupciones del servicio y la falta de inversión en la infraestructura adecuada». La corporatización de los servicios ya ha demostrado algunos de estos problemas; un movimiento hacia más privatización sólo empeoraría la situación tal como se ha visto en otras ciudades en África y en otros lugares.
La sociedad civil exige cambios
Los lagosianos estamos luchando por nuestro derecho al agua. En Nigeria, la gente ya conoce de primera mano las consecuencias devastadoras para la salud y, los daños causados al medio ambiente por parte de las empresas transnacionales en el sector del petróleo y las industrias de tabaco y, nos negamos a ceder nuestros sistemas de abastecimiento de agua a empresas con ánimo de lucro.
En octubre de 2014 logramos dar un paso importante para conseguir servicios públicos de abastecimiento de agua, cuando una coalición de nigerianos y aliados internacionales presentó una demanda exitosa a la CFI exigiendo que la CFI abandonara otra propuesta de privatización del agua de Lagos. Sin embargo, el Banco continúa presionando por la corporatización y la privatización. Los proyectos dan prioridad a la recolección de tarifas y la recuperación de costos que oprimen a los lagosianos empobrecidos, pero prometen beneficios a las corporaciones de abastecimiento del agua. Por otro lado, en agosto de 2015 dirigentes de la sociedad civil y autoridades de todo el mundo se reunirán en Lagos para compartir experiencias y estrategias, con el objeto de ayudar a Lagos y a otras ciudades en todo el mundo a lograr el acceso universal y el control democrático del agua. Para ello, el Grupo del Banco Mundial deberá renunciar a sus políticas perjudiciales y apoyar la financiación para el desarrollo de sistemas públicos de agua que funcionen bien y que sean sólidos y responsables.
El recién elegido gobernador del estado de Lagos, Akinwunmi Ambode, ha prometido trabajar para conseguir el agua potable y asequible, dando nueva vida a la esperanza de una nueva política oficial que promueva eficientes sistemas públicos de agua. Esperamos colaborar con él en los próximos años para poner fin a las políticas fallidas del Banco Mundial en Lagos y con ello cumplir con el derecho humano al agua. Juntos podremos desarrollar un sistema de abastecimiento de agua donde se rindan cuentas de manera democrática, sistema que sea públicamente manejado y que nos ofrezca a todos los lagosianos el agua limpia y económicamente asequible que necesitamos para vivir.
Akinbode Oluwafemi, Environmental Rights Action y Shayda E Naficy, Corporate Accountability International